sábado, 2 de enero de 2010

Conferencia de Ariel Olivetti en la 30ª Feria del Libro Ricardo Palma en Lima-Perú (Parte 4)


Grabado por Carlos Tovar
Transcrito y editado por Gabriel Zárate

Si un trabajo es rechazado por el editor: El castigo es que te empiezan a llamar cada vez menos. A mí me ha pasado. Yo he cometido un error, un error en mi carrera que lo pague, y después me dieron la oportunidad para resarcirme, por suerte, que era que empecé a tomar muchos ayudantes. Cuando yo no hacia color hacia blanco y negro, hacia lápiz y tinta y eso te posibilita tener muchos ayudantes: Uno que te haga el plantado de la figura, el otro los fondos, el otro la tinta. Yo llegaba a mi oficina y tenía cinco personas trabajando, abría una cerveza y me cagaba de risa contando chistes. A las seis de la tarde decía: “Me voy a casa, trabaje todo el día”. Me iba fenómeno y así estuve dos años trabajando para Marvel antes de pasarme a DC. Y yo, la verdad, fueron los dos años mejores de mi vida. No hice nada, hice muchos amigos, me cague de risa, le conseguí trabajo a un montón de gente. Pero las cosas que se publicaron esos dos años míos fueron horribles, pero no porque los ayudantes sean malos, que todos eran dibujante buenos, sino porque era un Frankestein: El bracito lo hacia uno, la carita la hacia otro, faltaba pasión porque nadie estaba haciendo algo con su firma sino que firmaba yo. Ahí perdió absolutamente estilo el trabajo mío. Decía Olivetti, pero un número salía de una forma y otro de otra, hasta que me empezaron a llamar cada vez menos los editores, cada vez menos. Yo estaba trabajando para Marvel y de repente un editor de DC me llama y dije: !Bueno, la oportunidad que me están dando¡ Yo lo agarre como eso, como una oportunidad. Lo de Marvel lo deje, agarre DC, le dije a todos los ayudantes: ¡Bueno gente, les voy a presentar a todos los editores, empiecen a dibujar por su cuenta, no tomo más ayudantes y voy a empezar a dibujar por mi cuenta yo! Y empecé a trabajar ¡horrible!

Los guionistas escogen a los dibujantes: Si son muy buenos y muy conocidos pueden pedir y si no pueden sugerir. Un guionista como Peter David o Bill Morrison pueden decir: “Para este número lo quiero a Simon Bisley o lo quiero a este otro”. Y un dibujante también puede sugerir guionistas.

La relación con el guionista.: Yo con el ingles escaso que tengo, tengo una traba con el tema de estudiar ingles, porque hace como dieciséis años que trabajo para eso y como que no quiero. No es que no puedo. A mí no me mueven de Buenos Aires ni loco. Me cuesta. No tengo un trato muy día a día con el guionista. Me manda el guion, me manda algunas sugerencias. La mayoría de los dibujantes sí. Va, come, va y para en la casa del guionista y tiene una relación más intima. Intima de poder decir: “Bueno a mí lo que me gusta es hacer una historia de coches que explotan”. “A bueno, te voy a hacer una historia de coches que explotan”, que sería lo ideal en realidad. En mi caso no se da, por eso, tengo una especie de falla a terminar de integrarme por completo en el mundo americano. Pero no es porque no los quiera, que se yo, es una cosa…

Autores que admira: Bueno, dibujantes que me gustan a mí, que sigo: Richard Corben, Simon Bisley, Mike Mignola, Alex Ross. En el mercado europeo Vicente Segrelles, en el argentino Alberto Breccia, Domingo Mandrafina, Horacio Lalia, que acá estuvo este año. Hay muchísimos. Todos tienen una cuota de influencia en el trabajo personal, porque todo lo que a uno le gusta y mira con agrado, siempre alguna cosita se cuela y se mete ahí.

Recomendaciones a los jóvenes dibujantes: Que recomendaciones les doy, lo que decíamos antes: Estudiar. No se conformen con lo que les dice una tía, una abuela, un primo: “Que bien que dibuja el carro que fenómeno, le sale el Pato Donald igual”. Vayan a una academia, estudien. Traten de que su trabajo se lo vea alguien objetivo, que no sea la abuela, alguien objetivo. Por supuesto una vez que estudiaron, ponerse todas las pilas, si saben que eso va a ser la pasión suya y su sustento. Tratar de tomárselo como profesionales. El gran reto de todos nosotros, los que somos dibujantes, fue pasar la rayita esa que divide al dibujante pasional, y que dibuja por hobby, al oficial, el que trabaja por oficio y profesional. Es una raya que divide al dibujante que dibuja a las tres de la mañana por que le gusta terminar la carita, al dibujante que se pone el despertador a las 6 de la mañana porque tiene que dibujar una carita que no le gusta. Y esa raya realmente es la diferencia entre un profesional y el que no lo es. El que se va a meter en esto, tiene que saber que no va a dibujar el superhéroe que le gusta toda la vida, ni va a dibujar al personaje que le gusta toda la vida, que a veces le van a dar un osito cariñoso para dibujar y lo tiene que dibujar, pero tiene que saber que mucho más lindo es dibujar al osito cariñoso por ahí, que trabajar de otra cosa. Para el dibujante lo más importante es dibujar, pongan lo que le pongan. Eso es lo que tiene que tener en mente.

La diagramación de la página: Eso depende del guionista. Hay guionistas que les gusta tener todo, todo absolutamente indicado en la página. Entonces no solamente te van a decir la cantidad de viñetas que tiene la página, sino que te van a sugerir: “Bueno, esta viñeta me gustaría que sea apaisada o que sea un close up así cortado” “Que sea en cuadritos chiquitos” Después uno tiene también la libertad de jugar con eso y decir: !Bueno, no, a mi gráficamente, me va por otro lado¡ Y hay otros guionistas, el caso de Peter David, un guionista muy conocido, que da la pagina como un cuento: “De la página uno a la tres sucede esto” Y si bien es doble el trabajo para uno, porque tiene que empezara a hacer el diseño de cero, pero es mucho más personal también. Le da la libertad a uno de manejar la narración de una forma mucho más personal. Pero es indistinto, hay guionistas que si se toman ese trabajo y hay otros que no.

El concepto del editor americano del dibujante latino: Yo creo que nosotros los latinoamericanos tenemos más prejuicios preconcebidos que lo que en realidad existe. No existe eso de que: “Porque sos latino te voy a pagar menos, te voy a dar más trabajo, te voy a ningunear”. No existe, es una empresa muy grande y lo que les interesa es ganar plata, les interesa ganar plata. Y si están tranzando por dos o tres soles, más o menos. Eso no entra en ellos. Si vos, realmente les haces ganar plata porque sos bueno y tienes un montón de fans que te siguen, no importa si naciste en Cuzco, en Buenos Aires o en México. Es lo mismo para ellos. A mí a veces que me preguntan: “Pero claro, a vos te contrataron porque te pagan menos”. No, Marvel paga lo mismo la pagina, a un argentino, a un peruano, a un chileno y a un europeo, desgraciadamente para los europeos que tienen que gastar en euros. Entonces, no existe eso desde la editorial. Si nos pasa a nosotros, porque yo tenía el mismo pensamiento que por ahí, la misma duda. Cuando yo fui a presentar mi carpeta: “Si claro, yo soy argentino no me van a dar ni pelota, y si me dan pelota seguro me van a pagar la mitad que uno que vive en Nueva York”. Y bueno, no fue así, no es así.

Lo digital y lo análogo: Tiene su pro y su contra las dos cosas. Cuando vos trabajas en un original, lápiz y tinta o color a mano con acrílicos y oleos, tienes a favor, que tienes un original en tu mano. Un original que se puede vender bien en un mercado, que lo puedes mostrar, que puedes hacer muestras con originales, donde te pueden invitar a distintos países y mostrar tu trabajo. Y eso es lo lindo, la parte linda y la parte positiva. La parte negativa es que para hacer algo en papel realmente tardas mucho más y tienes mucho menos margen de error. Donde vos te equivocaste mucho en un cuadro, para corregirlo, enmendarlo es un problema. Y a veces no solo es corregirlo si no te dicen: “Anula este cuadro” y listo, y ¿cómo haces? Te queda un hueco, tienes que rehacer todo. Ni hablemos del color, si vos pintas a mano, bueno, cambiar la capa roja por azul en acrílico es un problema. Tienes que agarrar, recortar, pegar un papel arriba. En digital son dos minutos de reloj. Entonces eso es lo positivo. Lo negativo del digital: Yo hace cinco años que no tengo un solo original. Estoy tratando ahora de generar otra vez originales para vender, para tener, para mostrar. Si bien ahora hay muy buena tecnología para imprimir cosas digitales y hacer una exposición interesante, porque incluso se puede imprimir sobre tela, se pueden hacer cosas lindas, pero no es el papel donde uno ve el rayón, el lápiz, allí donde se equivoco, el teléfono que anoto a pie de página porque lo llamaron justo en ese momento. Esas cositas están buenas. Yo cuando voy a ver una muestra, me gusta ver eso, me gusta ver donde se equivoco, como lo encaro el trabajo.

Agradecimiento a Vladimir Velásquez por las fotos

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