(Agencia EFE). Rosalía Macías: El cómic "La saga de Grimr", del francés Jérémie Moreau, se coronó como el mejor del año tras ganar el premio "Fauve d'Or" del Festival de Angulema, que en su 45 edición volvió a reunir a miles de artistas y editores, los cuales denunciaron la creciente precariedad del sector.
El álbum ganador, publicado el pasado septiembre por la editorial Delcourt, relata las aventuras de Grimr, un joven huérfano que debe hacer frente a la miseria y al culto a la superstición que impera en la Islandia del siglo XVIII, dominada por los daneses.
El parisino Jérémie Moreau, célebre por su obra "Max Winson", es un veterano del Festival de Angulema (suroeste de Francia), donde comenzó a participar a los ocho años. En 2005, cuando tenía 16, ganó el concurso escolar del certamen, y en 2012 se hizo con el premio Jóvenes Talentos, lo que le valió el reconocimiento de otros compañeros de profesión.
Otra de las categorías esperadas en el palmarés del certamen es el Premio Patrimonio, que distingue a una obra que ya forme parte del patrimonio mundial del cómic y que esta vez se llevó Kazuo Umezu por su libro "Yo soy Shingo. Tomo I", un "monumento del manga", según los organizadores del festival.
Las críticas al sexismo que caracterizaron estos premios en los últimos años se mitigaron en esta edición, ya que cuatro mujeres estuvieron entre los diez finalistas de este importante certamen que solo ha galardonado a cinco autoras en toda su historia.
Angulema se ha ido abriendo progresivamente al mercado internacional y consagró este año un espacio importante a artistas japoneses como Hiro Mashima, Osamu Tezuka, Naoki Urasawa, además de contar con un pabellón dedicado íntegramente al manga.
Pero la cultura francesa también se palpaba en las calles de la ciudad, repletas de versiones actualizadas de los eslóganes de Mayo del 68, del que se cumplen cincuenta años, en los que se podían leer frases como "¡Abramos las fronteras!", junto a caricaturas del presidente estadounidense, Donald Trump.
El espíritu de denuncia se respiraba también en la enorme carpa en la que se juntan la mayoría de creadores y editores, que expusieron su nuevo manifiesto: "Autoras y autores en peligro".
El texto, firmado por unos 300 profesionales del sector, explica que el 53 % de los creadores de cómics ganan menos del salario mínimo, y la situación empeoró desde el pasado septiembre debido a una nueva regulación que, entre otras cosas, obliga a pagar más impuestos a los trabajadores autónomos en Francia.
"Con el título del manifiesto también queremos abordar la cuestión del género", explicó a Efe la dibujante Eloïse Rey, que insistió en que el mero hecho de hablar de "autoras" ya es un comienzo para mejorar la situación de las mujeres en el cómic sobre la que, por otra parte, "no hay muchas cifras".
El editor Julien Huber, que trabaja traduciendo cómics al francés, comentó indignado la paradoja que supone este gran festival: "Aunque no paramos de vender casi nadie consigue recuperar lo invertido" en costes de edición y de alquiler de un expositor en Angulema.
"Si conseguimos no perder dinero, ya es un logro", explicó Huber detrás de su mesa repleta de cómics, quien continúa acudiendo a la cita cada año porque es una de las mejores formas de darse a conocer al público y encontrarse con otros artistas y casas de edición.
La ciudad de Angulema, de unos 100.000 habitantes, se transforma durante los cinco días del evento, al que dedica unos 22.000 metros cuadrados que se ocupan con talleres, conferencias, espectáculos y exposiciones accesibles a los visitantes gracias al "Cómic Bus", que con su carrocería llena de dibujos recorre todos los lugares de interés.
"Es fantástico ver las calles llenas durante estos días", afirmó el estudiante de Creación Documental Clément Regnacq, que aseguró que la ciudad, normalmente muy tranquila, está "en efervescencia" gracias al cómic. (Agencia EFE).