viernes, 26 de febrero de 2010

Los recomendados: El Negro Blanco, de Carlos Trillo y Ernesto García Seijas



Por Gabriel Zárate

El Negro Blanco: Publicado como tira diaria en El Clarín entre los años 1987 y 1993 con guión de Carlos Trillo y dibujos Ernesto García Seijas, surgió como reemplazo de El Loco Chávez. La edición argentina de IVREA recopila en diez tomos la totalidad de las tiras, remontadas en formato de libro, incluyendo un final especialmente compuesto para un semanario italiano, que le da la conclusión requerida a la historieta. Contiene también un prólogo del propio Carlos Marcucci uno de los protagonistas de la historia.

Roberto Blanco, conocido como El Negro, redactor de El Clarín, es un periodista soltero viviendo en solitario. Hombre de una clase media argentina venida a menos, cuyo sueldo apenas le alcanza para lo justo. También es un infatigable mujeriego, un persistente seductor siempre enredado en románticas aventuras con preciosas féminas en una gran ciudad como Buenos Aires donde la fascinante belleza de la mujer porteña es una diaria tentación permanente (“viste que hay chicas lindas que te les tirarías encima si no existiera el código penal”) para sus múltiples e hilarantes embrollos amatorios.

Chispa, es una rubia de desbordante hermosura y fuerte personalidad. Arquitecto de exitosa trayectoria profesional y solvencia económica, es el gran amor en la vida del Negro y tras tres años de relación sentimental es la mujer que lo ha marcado definitivamente. Protagonizan una relación conflictiva y problemática, ambivalente con reconciliaciones endebles y un alejamiento atormentado y frustrante, donde ambos se separan sin borrar el angustiante recuerdo del otro.

La aparición de la bruja Agatha (1) le da un toque inverosímil de enigmático desconcierto y de lúgubre fantasía al relato, envolviéndolo en la bruma del recóndito misterio. El halo de lo oculto transforma a Buenos Aires en una urbe insólita donde se convive con el hechizo de lo increíblemente sobrenatural.

La carga erótica se intensifica produciéndose un giro explicito en la parte grafica de la historieta a partir de la aparición de la cautivante y provocativa Flopi Bach (2) una joven e ingenua veinteañera que de aspirante a periodista en El Clarín acaba convertida en una popular locutora de la televisión. Ella impacta por su dulce e inocente rostro de niña angelical, su ingenua ternura y cándida torpeza. A la vez destila una desbordante sensualidad gracias a su escultural y seductora anatomía; deslumbrantes encantos a los que El Negro no consigue librarse. La bella Flopi se termina transformando en una trepadora arribista sin escrúpulos, corrompida por un medio sensacionalista como el televisivo carente de toda ética, donde solo importa promover el escándalo para elevar el raiting y preservar el frívolo estrellato que proporciona la mediática pantalla.

El Negro Blanco aparece encasillado y sin mayores proyecciones en su labor de redactor periodístico frente a Chispa y Flopi que son competitivas y aspirantes en pos del éxito. Esto refleja la inseguridad y el desconcierto del clásico varón machista empequeñecido frente a la consolidación del ascenso y supremacía de la mujer progresista en el terreno laboral, además de la conquista de su libertad sexual plástica y todos los diversos conflictos que este desencuentro genera.

La trama también puede leerse como el fatal conflicto entre una cultura letrada del papel y la lectura en infeliz retroceso: el periodismo de investigación y destape de la corrupción enfrentado al hegemónico dominio y supremacía de la todopoderosa imagen televisiva complaciente y dedicada solo a generar un adictivo entretenimiento: “Con la televisión…el acto de ver suplanto al acto de discurrir (reflexionar)” “Con la televisión la autoridad es la visión en sí misma. Es la autoridad de la imagen” “Lo esencial es que el ojo cree lo que ve; y por tanto, la autoridad cognitiva en la que más se cree es lo que se ve. Lo que se ve parece real…parece verdadero”. (3)

Son los cotidianos relatos urbanos del Negro Blanco con su reducido círculo de amigos incondicionales (Miguel y Marcucci) donde las conversaciones de café sobre minas siempre están presentes, dándole un humorístico matiz costumbrista a esta enmarañada historia donde se libra una permanente comedia de inagotable peripecia, aventura y confusos líos sexuales, plagada de sueños farsescos, guapísimas mujeres, con constantes malentendidos, confusiones y conflictos que enfrenta el Negro Blanco, atrapado entre el amor apasionado por la blonda Chispa y la excitación carnal por la juvenil Flopi.

Desfilan una serie de estrambóticos personajes como Carlos Marcucci (en la vida real escritor y amigo de Carlos Trillo) un maduro e implacable seductor carente de todo atractivo pero al que las mujeres encuentran irresistible, Roberto Blanco padre, un veterano antropólogo erudito en sexualidad, que convive rodeado de mujeres provenientes de los rincones más exóticos del planeta, Badaracco el inescrupuloso y repulsivo productor de televisión obsesionado por la noticia amarilla a cualquier costo, Cococha Valdivia un esperpento de mujer convertida en la viperina reina de la chismografía del espectáculo.

Ernesto García Seijas, magistral dibujante realista argentino (quizá el mejor en su estilo) sorprende por los minuciosos detalles de cada viñeta, graficada con una soberbia calidad artística en su dominio del blanco y negro. Sus dibujos retratando la figura femenina son impecables pues consigue plasmar espléndidamente el erotismo del cuerpo de la mujer y fascinar embelesado a cualquier mortal lector (“lo malo de los ojos es que son independientes de la voluntad”). Su excelente trazo en la recreación visual es simplemente admirable.

Deliciosamente jocosa de principio a fin, El Negro Blanco es una historieta sencillamente inolvidable donde en la memoria del lector quedaran grabadas sus extravagantes historias, su amplia galería de pintorescos y excéntricos personajes, sus inagotables embrollos y divertidas complicaciones, con El Negro siempre seducido por la cautivadora belleza de sus ocasionales amigas, las infartantes minas que son un regalo para la mirada. Lectores: “perded toda esperanza” una vez que se hayan sumergido en sus páginas, pues de su recuerdo no hay escapatoria.

(1) Agatha dará lugar a la historieta “Brujas” siempre con guión de Carlos Trillo y dibujos Ernesto García Seijas.

(2) Debido a la popularidad de Flopi posteriormente empezó a publicarse “Flopi aventuras de una periodista argentina” para la revista Play Boy, con guión de Carlos Trillo y Eduardo Maicas y dibujos de Ernesto García Seijas.

(3) Giovanni Sartori. “Homo videns: La sociedad teledirigida”. Taurus. 1999.

martes, 23 de febrero de 2010

Los recomendados: Olimpita, de Hernán Migoya y Joan Marín


Por Gabriel Zárate

Olimpita: Novela Grafica de 150 páginas editada por Norma Editorial de España el 2009 con guión de Hernán Migoya y dibujos de Joan Marín. Obra producida por exclusivo encargo para Nómadas, colección de historietas con tinte social y realista.

Es el retrato costumbrista de la vida cotidiana de Olimpita, una sencilla mujer catalana que trabaja en el mercado La Abacería, en su puesto de venta de pescado, del barrio de Gràcia en Barcelona, sobrellevando una vida gris, monótona, sin mayores horizontes ni expectativa. Atrapada en una nefasta relación sadomasoquista, recibiendo frecuentes golpizas y maltratos por parte de su machista y dominante esposo Carmelo. Su respuesta es la tímida sumisión frente a la reiterada violencia física del marido. Lo más grave es el profundo daño psíquico a su destrozada autoestima. La relación de Carmelo es de un autoritarismo vertical y conservador donde el hombre somete a la mujer e impone su voluntad a golpes. No es gratuito que ellos sean de origen andaluz.

El contexto es una contemporánea Barcelona nacionalista, recibiendo una nueva corriente multiétnica de numerosos y miserables migrantes. Es el mayor fenómeno social de la rica Europa occidental que genera una contundente respuesta xenófoba frente a los extranjeros, sintetizada en el comentario de doña Carmela, trabajadora también del mercado: “Hace 40 años nos invaden los españoles, hace 10 los moros y ahora los latinos y los negros”.

Olimpita en su solitaria desesperación, desprotegida y abandonada de afecto, encuentra desahogo y refugio en un marginal como Ass. Son dos infelices seres que sufren y llevan vidas difíciles por razones distintas. El destino entrecruza sus caminos en una fatídica y adultera relación clandestina.

Ass un ilegal inmigrante africano proveniente de Senegal, que llega a Europa con la ilusión de ganar algo de dinero y es constantemente marginado y rechazado en la obtención de empleo. Nadie le quiere dar trabajo y sobrevive en condiciones paupérrimas, hacinado en una pequeña habitación repleta de otros indocumentados africanos. Casi ingenuo como un niño inocente y aparentemente inofensivo, es retratado como a un hombre primitivo e instintivo que frente a la mujer desconoce la delicada seducción. Fornido y musculoso solo responde exaltado a sus incontenibles impulsos libidinosos, descritos en sus comentarios frente a Olimpita: “Te daré mas placer que nunca”, o refiriéndose a doña Carmela: “Ella me ayuda, yo debía eso”.

Hay una visión obsesivamente fálica de la sexualidad que se impone en las historias narradas: en las curiosas miradas femeninas ante un alto y atlético senegalés al que las mujeres maduras de Barcelona contemplan como a un imponente y monumental príncipe de ébano. En la humorística idea del vigoroso macho semental africano en los diálogos de los aficionados al futbol, amigos de Carmelo y todos hinchas del Barza, que admiran al camerunés Samuel Ett´o y cuyo éxito lo atribuyen a “que aquí las tías están mal folladas”. En la triste despedida de Olimpita, palpando el pene de Ass. Se plasma en la historieta un reiterado discurso falocéntrico, con la elaboración de la mirada sobre el negro con atributos de enérgica superioridad erótica por su poderosa potencia física y una univoca percepción machista de la sexualidad como exclusivamente genital. Incluso el deseo femenino es visto como un mecanismo de evasión para combatir la soledad, la falta de amor: “Esto es mejor que el amor”.

También aparece la imagen del migrante sudaca encarnada en Doris, una mestiza empleada peruana que trabaja en el mercado, mirada con temor y desprecio, por su sensual desenvoltura. Olimpita dirá de ella: “Esas busconas nos quieren quitar los hombres a las de aquí”.

Joan Marín desarrolla un mesurado dibujo expresivo en el grosor del trazo, poblado de silencios y dolor contenido, a la vez pausado en el desarrollo calmado de las acciones, con una deliberada restricción del leguaje que recarga el peso de la historia en el tratamiento visual del relato, lentificándolo para remarcar una casual atmósfera intimista en el suceder diario.

Olimpita se siente acorralada en el feroz miedo ante el inclemente castigo físico e incluso la posibilidad de la muerte. Fatalmente resignada es incapaz de rebelarse. Es una polémica heroína que inicialmente provoca dulce lastima. Imagina posibles salidas audaces a su desgraciado martirio, pero el mortal temor se acaba imponiendo y elige salvarse a cualquier costo, destapando el gélido y siniestro lado oscuro de su ser. Es un libro impresionante por el crudo desenlace de la historia y lo verosímil de los complejos personajes tratados, ajenos a cualquier visión maniquea de la vida. Sujetos deshonestos, que solo optan por sobrevivir empañados de cinismo, que reprimen sus furias, sumidos en una intensa tristeza y en una despiadada soledad. Sometidos ante el sombrío destino que les ha tocado vivir, del cual liberarse resulta desdichadamente imposible.

sábado, 20 de febrero de 2010

Los recomendados: El Peregrino de las estrellas, de Carlos Trillo y Enrique Breccia


Por Gabriel Zárate

El Peregrino de las estrellas: Publicada originalmente en la revista Skorpio de Editorial Record a partir de 1979, con guión de Carlos Trillo y dibujos de Enrique Breccia, es la segunda colaboración conjunta de este dúo de afamados historietistas. Ha sido reeditada por Javier Doeyo el 2008 en su colección Novela Gráfica.

Un bergantín inglés en el siglo XVIII, cuya tripulación está apunto de amotinarse, cegados de ambición y codicia por la preciosa carga de metal dorado de la nave, es el preámbulo de la fantástica historia. El Peregrino en su trayecto marítimo luego de atravesar un misterioso y repentino banco de niebla, se encuentra ante un gigantesco agujero en el mar y es atraído hacia él; nada pueden hacer los desesperados marineros para evitarlo. La tripulación opta por salvarse abandonando en botes el navío, sin agua ni comida pero llevándose integro el valioso cargamento de oro. Todos menos el capitán Harris Conrad, el veterano marinero Jonah y el joven grumete O’Flagherty, que deciden quedarse a bordo y morir junto con su barco.

La nave se sumerge en el agujero de horror y cae en otra dimensión, en un planetoide. Sus tripulantes sobreviven al impacto y tras salvar la vida de un extraño ser, este en compensación les proporciona una flauta con poderes, un generador de energía que le permite al bergantín, envuelto por una burbuja protectora, navegar por el espacio cósmico. Así empieza la increíble travesía del Peregrino por un infinito mar intergaláctico, visitando planetas inauditos, explorando extraños universos de seres maravillosos, presenciando sucesos insólitos y extraordinarios y afrontando peligros de fantasía, terror y ensueño.

Esta narración de ciencia ficción, implica una compleja fusión del relato decimonónico británico de heroicos viajes marinos a lejanas tierras exóticas, con tópicos del cuento mágico infantil poblado de hadas y duendes. Sumado a la atmósfera metafórica de los duros años de la represión militar argentina, que cifradamente se transmiten en la resignada tristeza y el sumiso silencio. Todo ello plasmado en un trazo poético de Enrique Breccia, de una lírica belleza expresiva que denota una subyugada melancolía y un plástico desconsuelo.

Aparte, las aventuras del Peregrino y sus tripulantes encierran una pesimista fábula de reflexión moral en las diversas descripciones de extravagantes mundos con una surrealista similitud al nuestro. Un ente que transformándose en una hermosa y cautivante mujer revive el mito de las sirenas capaces de seducir a los hombres de mar. Unos mandriles antropomorfos cuyo aprendizaje del dominio de las armas despierta el hambre por el poder conduciéndolos a la lucha fratricida. Un mundo habitado por hadas y ogros similares a los relatados a los niños antes de dormir. Un planetoide semejante a un monstruo marino que intenta devorarlos. Son los viejos e inagotables temas reelaborados una vez más, que encierran reflexivas parábolas sobre el carácter problemático, emocional e incomprensible del hombre. Como la afligida vigencia del fatídico amor del capitán Conrad por una mujer muerta diez años atrás.

En su azaroso trayecto espacial, el anciano y legendario mago Merlín, es rescatado e incorporado a la tripulación reafirmando la tradición anglosajona de la historia. Su presencia proporciona una cuota de sabiduría, misterio, hechizo y humor, como cuando incrusta un par de alas voladoras en Jonah. La acumulada sapiencia de años lo convierte en el nuevo líder de la nave, reforzando la visión mágica y fabulosa del universo encantado, donde El Peregrino surca entre las estrellas del cosmos un fantástico e inacabable viaje, sin un puerto final, con persistente rumbo hacia lo desconocido.

jueves, 18 de febrero de 2010

In Absentia Mortis llega a su fin


Novedades de Chile: Carlos Reyes nos envía esta nota del vecino país del Sur donde se anuncia la culminación de la serie “In Absentia Mortis”, reedificación del renombrado clásico “Dr. Mortis”.

Después de casi 3 años y 24 episodios mensuales, la serie IN ABSENTIA MORTIS, concluye. A través de sus microrelatos, en formato de web comic fuimos dando forma al nuevo Dr. Mortis que queríamos construir. Junto a un talentoso equipo de guionistas y dibujantes (Sin los cuales este sueño no habría sido posible) Durante la serie, sembramos pistas, misterios, dudas y certezas. Creamos un nuevo universo Mortis. Así fue como, por ejemplo, retomamos de las páginas del Mortis clásico a un personaje secundario del pasado de la historieta chilena, el único hombre que pudo hacer frente al mal y sobrevivir para contarlo: el padre Hans Libby. Con nuestro staff fuimos dando vida a nuevos personajes secundarios como Formoso, Cordelia Libby, Dante y Olianoff. Con ellos creamos el ambiente propicio para hacer aparecer a “La Cofradía”, un siniestro grupo secreto que ha buscado todos estos años liberar a Mortis de su prisión en una isla perdida en medio del Océano Pacífico.

Hoy, toda esta saga previa a la liberación definitiva de Mortis, se cierra con un último episodio que publicaremos en los próximos días: PROMETEO, el último de la serie. Una historia escrita por Carlos Reyes G. y Miguel Ángel Ferrada y dibujada por Ítalo Ahumada, episodio que cierra los hilos argumentales de la serie y prepara el terreno para el futuro.

Estamos orgullosos del resultado creativo de In Absentia Mortis y de todos los guionistas y dibujantes que la hicieron posible y que están debidamente acreditados en cada episodio. Este es un trabajo que se realizó con amor y mucha calma, pero acompañado por un trabajo de dirección editorial fuerte (y a veces hasta severo) a cargo del equipo de http://www.mortis.cl/.

Los invitamos a releer la serie y descubrir cómo la gran trama de liberación del mal, comienza a cerrarse limpiamente.

Los invitamos a revisitar y comentar todos los episodios publicados en las tres temporadas que componen la saga, en: http://inabsentia.mortis.cl/

Los esperamos.

martes, 16 de febrero de 2010

Viñetas del recuerdo: Perdidos en los Andes (1949), de Carl Barks


Para Carlos Reyes, en su fugaz y reciente paso por el Perú, perdido en las noches de Lima.

Por Gabriel Zárate

Lost in the Andes: Publicada en abril de 1949 en la revista Donald Duck Nº 223 por Carl Barks, el talentoso dibujante del Pato Donald, uno de los mayores genios que la historieta mundial ha producido, y realizada durante su gran periodo clásico de creatividad artística. Perdidos en los Andes es uno de sus mejores y más divertidos relatos sobre Donald Duck y de los más universalmente populares en su extensa obra.

Donald es un simple y humilde asistente de conserje en un museo de Patolandia que de manera accidental, limpiando unas pequeñas piedras cubicas, descubre que en realidad son unos desconocidos huevos cuadrados. Una junta científica maravillada por el gran hallazgo decide organizar una expedición exploradora al Perú, pues los huevos cuadrados provienen del Cuzco. Donald junto a sus sobrinos se embarcan en la travesía marítima rumbo a los Andes. Pero los científicos se enferman gravemente por intoxicación en el trayecto del viaje y es Donald con sus sobrinos quienes deben afrontar solos la arriesgada aventura de internarse en los Andes peruanos y buscar sin ninguna pista el recóndito origen de los enigmáticos huevos cuadrados.

El Perú no es un escenario novedoso para la historieta clásica norteamericana, Brick Bradford y Whas Tubbs desfilaron con anterioridad por estas singulares tierras, caracterizadas por su ancestral cultura indígena (de las más desarrolladas entre los pueblos nativos de América) y su geografía agreste e indómita. Es el autóctono mundo andino, el célebre país de los incas, el que despierta interés por lo extraño visto como algo exótico; es lo peculiar de sus hábitos y costumbres, además de ser una región enclavada a miles de metros de altura y prejuiciadamente vista como alejada de la civilización occidental.

Los indígenas andinos consultados por los peculiares huevos de inmediato estafan al ingenuo Pato que siempre está un paso detrás de sus lucidos y despiertos sobrinos que con aguda perspicacia descubren de inmediato el fraude. El panorama se presenta problemático y desolador por lo escarpado del territorio, su condición de forasteros y la ausencia de información sobre el misterio de los huevos cuadrados. Sin un plan preconcebido su trayecto está marcado por el azar e internándose en un remoto paisaje despoblado los patos se encuentran con un solitario y anciano cazador de vicuñas que les revela la historia del origen de los huevos cuadrados. Provienen de una región peligrosamente inaccesible de la cordillera andina, con elevadas cumbres envueltas en una espesa y perpetúa neblina.

Donald y sus sobrinos audazmente se internan en ella. Enceguecidos por la niebla los patos se extravían y fortuitamente llegan hasta un profundo valle aislado del exterior, donde encuentran un mundo perdido de hombres cuadrados, lugar de origen los huevos. Son recibidos cordialmente por estos extraños y simpáticos personajes de innata alegría y diáfana generosidad que viven con una gran sencillez y rinden culto a las formas cuadradas.

A su retorno, apenas saliendo de la región neblinosa, una reflexión anticonsumista será aquella que sintetice Donald sobre el mundo perdido de los hombres cuadrados en los Andes peruanos: “No tienen casi nada y son sin embargo la gente más feliz que hemos conocido”. No es necesario acumular objetos materiales (propio de la sociedad capitalista) para conseguir la felicidad del espíritu y la bondad del corazón.

Deambulando en un territorio inhóspito, atravesando escarpadas cordilleras, el riesgo de la aventura frente a lo desconocido está presente en Donald y sus sobrinos en esta célebre historia. Hay un nivel épico en los valientes personajes, que afrontan los continuos peligros carentes de miedo y con bizarra osadía.

El desenlace no pudo ser peor. Donald y sus sobrinos regresan triunfantes a Patolandia llevando dos aves adultas cuadradas de los Andes, que despiertan una desmedida expectativa científica y comercial para reproducir una nueva súper raza de gallinas, pero finalmente resultaron ser dos gallos machos, y todos los sueños de Donald terminaron en el catastrófico despeñadero.

Siempre envuelto en quiméricas empresas, buscando persistentemente la anhelada fortuna que le permita abandonar su mediocre condición de trabajador subalterno, Donald es un ser común, carente de talentos y su trayectoria de vida está señalada por constantes desaciertos y equivocaciones que terminan forjando de él una imagen de ser desafortunado, pero a la vez humanizándolo en sus derrotas y decepciones cotidianas. Donald concluirá esta empresa marcado nuevamente por el continuo fracaso y la frustración, atrapado en su situación de eterno hombre medio, postergando sus ambiciones de éxito por su inherente torpeza y por las malas jugadas que el destino le tiende en el camino.

Quizá la popularidad de Donald en el público lector se deba a la verosimilitud en su desalentador derrotero del diario vivir y en una muy secreta identificación de cualquier hombre promedio desencantado con un ser constantemente vencido y fracasado en sus vanas ilusiones de prosperidad. Total, es la vida misma.

sábado, 13 de febrero de 2010

Los recomendados: Charlie Moon, de Carlos Trillo y Horacio Altuna


Por Gabriel Zárate

Charlie Moon: Publicado originalmente en 1979 para la revista SuperHumor de Argentina, con guión de Carlos Trillo y dibujos de Horacio Altuna, acaba de ser reeditado por Planeta DeAgostini. Texto breve de apenas cinco episodios, forma parte de la Colección Horacio Altuna, e incluye una introducción escrita por el propio Altuna mas una entrevista al gran dibujante argentino.

Son los inicios de la década del 30, el mísero Depp South americano golpeado por la Gran Depresión, con el desempleo y la pobreza, con el racismo de los estados segregacionistas, con un fondo de música de jazz, y un atrasado mundo rural y campesino en plena era dorada de los delincuentes sureños. Este es el conflictivo universo en que Charlie Moon debe enfrentarse solo al duro oficio de crecer, deambulando continuamente en busca de eventuales trabajos para subsistir. En su trashumante camino siempre encontrará una solidaria mano amiga pero fugazmente pasajera que le dejará una nueva enseñanza de vida, marcando así el final de la tímida inocencia infantil con una resignada y melancólica tristeza frente a la repugnante realidad de la sórdida adultez. Es el desencuentro entre una percepción ingenuamente idealizada del mundo y la cruda desilusión del mismo como curtido descubrimiento en su áspero trayecto rumbo a la madurez.

El moderado dramatismo de la historia está marcado por lo cotidiano de los relatos, que abordan temas como la noble amistad en medio de la discriminación, el temor inexperto por el inicio de la sexualidad, la camaradería ocasional en la carencia y la soledad, el desengaño y decepción ante los pies de barro del ídolo, tópicos siempre descritos con un sabor amargo y frustrante y con una desvalida pesadumbre.

En un universo pueblerino plagado de una sorda violencia doméstica, desprotegido y sin un lugar estable, cada capítulo es una sufrida lección de vivencia diaria para Charlie Moon, un púber que se encuentra entre el fin de la niñez y el inicio de la adolescencia pero obligado por sus precarias circunstancias a crecer aceleradamente, sobreviviendo y observando con una candorosa y desconsoladora mirada a la áspera realidad, la rudeza de la peor crisis del siglo XX de los EEUU.

La economía del lenguaje es la razón para el virtuosismo de las silenciosas imágenes realistas de Altuna, con una abundancia de secuencias sin palabras, de ritmo cinematográfico, que inducen a la mirada introspectiva. Maestro del blanco y negro, de las luces y sombras, y de la perspectiva; Altuna explica en el prólogo del libro que para la reconstrucción de época se basó en documentación fotográfica americana que le permitió verosimilitud en la recreación mimética, logrando uno de sus trabajos más esplendidos visualmente.

Charlie Moon es una conmovedora historia de tránsito y aprendizaje de un solitario niño norteamericano en un agudo periodo crítico. Nuestro protagonista, es un púber de nobles sentimientos, cuyo desamparo y sensible corazón despierta a la compasión y a la ternura. La calidad de una obra no se mide por su extensión ni por el número de sus páginas. En este caso nos encontramos frente a una breve obra maestra de la historieta mundial.

jueves, 11 de febrero de 2010

Entrevista a Carlos Reyes: Panorama actual de la historieta chilena “Lo que está pasando hoy en mi país” (4ª parte)


Por Gabriel Zárate
Grabación y Fotografías de Carlos Tovar

En una entrevista reciente Moebius califico al manga de una plaga. ¿Cuál es tu apreciación al respecto? ¿Percibes al manga como un peligro? y ¿qué hegemonía real tiene en Chile el manga y la historieta de superhéroes en los jóvenes lectores?

Carlos Reyes: Moebius fue el autor que abrió la puerta al manga en occidente. He leído esa entrevista y allí se arrepiente. Dice: “Si yo hubiera sabido lo que pasaría después, que lo invadirían todo”. Que pase eso con el manga habla bien de sus autores, que es un producción muy notable. Lo que me preocupa del manga es solo una cosa: que sus lectores que son muy jóvenes generalmente no consumen otra cosa que no sea manga. Es como esa actitud imbécil del metalero que solo escuchaba metal, metal, metal. Creo que ahora todos somos eclécticos. Ahora puedo escuchar a The Cure y Chabuca Granda. Eso me preocupa del manga, que sus seguidores son tan fieles que no leen otra cosa y además sólo leen un único tipo de manga.

Me gusta el manga, tiene autores increíbles pero sigo viendo a los muchachos leyendo el mismo estilo de manga. Ha invadido nuestra cultura. En Francia ya editan 50% de autores europeos y 50% de autores japoneses, lo cual es malo para cualquier lugar. Es como colonizar culturalmente otro lado. Creo que el manga es un elemento más pero no puede serlo todo. Siempre invito a los que leen o cultivan manga a leer historieta local. Que no hagan sólo eso sino, que dibujen de otras maneras también. Además todos imitan a los mismos dibujantes de manga, me preocupa eso. Espero que se vaya decantando y que los lectores de manga se abran a otras producciones. Todo eso destruye a la larga, hace daño cerrar tu mundo a un elemento y perderte el resto.

El término Novela Gráfica tan usado últimamente ¿no te parece una invención marketera para supuestamente elevar el nivel artístico de la historieta, pero con claros fines comerciales?

Carlos Reyes: Por supuesto. Absolutamente de acuerdo con eso. Graphic Novel suena mejor : “Esto no es historieta, esto es una novela”, entonces eso sube el pelo. Es absurdo pero ha servido, ha sido muy útil para nosotros. En Chile se habló de Novela Gráfica y los libreros abrieron sus puertas. Con la historieta con corchete (grampa) eso no pasó. Pero a una Novela Gráfica: “Ah es que esto es otra cosa”. A los que amamos la historieta nos da lo mismo el nombre que tenga, pero parece que para otra gente si es importante. Tal vez en el futuro alguien diga: “¿Comics? yo no leo comics, yo leo Novela Gráfica”.

Los que conocemos de historieta sabemos que es lo mismo, pero ha ayudado mucho, porque le ha permitido a la historieta entrar a un público diferente y al público más culto acercarse a este lenguaje más común. La historieta es un lenguaje popular masivo. Nació en un periódico, no era una cosa de culto de pocas personas como se vive hoy, somos pocos la que la leemos y cultivamos, pero en sus orígenes era como el jazz, era muy popular, tanto que era despreciado por la alta cultura. La historieta en Chile está siendo cada vez más cool, más importante, más bien vista, porque tiene esa cuota de "artisticidad" que antes no tenía y que da lo mismo. Si el marketing de la Novela Gráfica creada por los norteamericanos funciona, bienvenido sea, porque lo importante de la historieta es que sea buena, porque si es un bodrio no va a vender nada. Yo uso el termino Novela Gráfica porque creo que ha abierto puertas, y me da lo mismo.

La labor de Ergocomics incluye un festival anual de historieta desde hace siete años. ¿Cuál es la trascendencia de este festival del comic en Chile?

Carlos Reyes: Pequeña todavía. Es un evento pequeño, lo hemos hecho siempre con socios. Hemos tenido distintos institutos de educación que han apoyado esto. El último fue el Centro Cultural de España al que le estamos muy agradecidos. Es un evento que comenzó el 2003 justamente con el Dr. Mortis. El primer festival del día de la historieta, que es en noviembre, lo hicimos con un homenaje al Dr. Mortis y cada año hemos hecho un homenaje diferente: La historieta deportiva, La historieta de aventuras, La historieta picaresca, luego las revistas de historietas en general y la última edición dedicada al trabajo de un autor que se llama Julio Berrios. Ergocomics ha perpetrado todos estos años estas publicaciones que tienen dos patas: por un lado el rescate patrimonial de historieta antigua, pero también hemos tratado que en cada número haya una mínima producción de historieta local nueva, autores jóvenes revisitando sus historietas preferidas, porque tiene que haber un pie en el pasado y otro en el presente.

La labor de Ergocomics ha sido posible gracias al trabajo de Gonzalo Martínez, Mariano Ramos, Antonio Lobos, Ricardo Vega, Cristiano, Martín Cáceres, una labor de rescate por un lado y por otro lado, de acercamiento al trabajo de los nuevos autores. No sé si ha tenido un impacto mediático en nuestro país muy fuerte, pero por internet si ha tenido mucho impacto. Los periodistas nos usan habitualmente como fuente de información, los autores nos escriben para hacerles entrevistas, ustedes nos conocen por internet. Ha sido muy grato, me ha permitido viajar. Ergocomics que nació como un grupo de amigos una tarde bebiendo en una casa se convirtió después en algo muy importante, algo que quiero mucho. Ergocomics tiene para largo todavía.

A fines de 1988 nos visitaron en El Club Nazca de la Historieta una pareja de extranjeros (Pedro Bueno e Inés Bagú) que tenían bajo su conducción la revista Trauko ¿Cual fue la real influencia de Trauko en la evolución del moderno comic chileno?

Carlos Reyes: Importantísima. La aparición de la revista Trauko marcó un hito en Chile. Creada por Pedro Bueno, Inés Bagú y Antonio Arroyo que llegaron desde la movida española queriendo reproducirla en Latinoamérica, incluso pasaron por Perú, por Bolivia y encontraron que Chile era el país más adecuado para lo que ellos querían, fue notable. Los primeros libros de historieta después de la era de oro, se produjeron en los ochentas al alero de Trauko: los libros de Clamton, "Blondie" de Lautaro Parra, "Checho López" creado por Martin Ramírez. Fue toda una movida increíble. Los ochentas marcaron la revolución de la historieta chilena.

Con Trauko aparece por primera vez en los kioscos la historieta contracultural independiente después del golpe militar y fue también la primera revista en kioscos. Tuvo una larga vida, unos 36 números. Fue el único lugar en que se pudo publicar historieta independiente, un poco amateur, irregular, pero hubo autores notables ahí Clamton, Felva, Maliki, Huevo Díaz, Karto, Yo-Yo, algunos de ellos abandonaron la historieta, pero que hasta hoy siguen siendo importantes. Recién el año pasado en el Primer Festival de Viñetas del fin del Mundo que hicimos con Ricardo Vega en el Centro Cultural de España se lanzó un libro de recopilación en homenaje a la revista Trauko, con la presencia de Antonio Arroyo. Se mostró un documental, se hizo una exposición de lo mejor de Trauko. Era también saldar una cuenta con parte de nuestro pasado, porque fue una revista muy querida por muchos lectores. Trauko marcó una generación, con contenidos nuevos: drogas, sexo, irreverencia, muy fuerte. Fue como nuestro comix underground, la versión chilena de lo que había pasado en EEUU antes, en España. Fue muy importante.

Última pregunta Carlos, devélame un misterio de más de 30 años: ¿Quién era el roto Quezada?

Carlos Reyes: (Risas) No lo sabremos nunca, el roto Quezada es un personaje que Pepo creo. Hay una leyenda, sería un personaje a quien Pepo odiaba, que era el roto Quezada, entonces él dijo: “Muera el roto Quezada” y lo puso siempre. El mito es que existió ese personaje, que tuvo un problema con Pepo y Pepo toda la vida se dedicó a hostigarlo en sus historietas. Nunca lo vamos a saber. Sé que hay muchas historias pero no me atrevo a meter la mano al fuego por ninguna de ellas. Pepo se llevó muchos secretos a su tumba, entre ellos esos chistes privados que incorporaba en las páginas. Ese misterio de quien era el roto Quezada se mantendrá allí. Hay versiones, pero la más aceptada es la de este personaje que odiaba de verdad, y a quien se dedico a hostigar poniendo en la pared: “Muera el roto Quezada”

Carlos gracias por esta extensa charla.

martes, 9 de febrero de 2010

Entrevista a Carlos Reyes: Panorama actual de la historieta chilena “Lo que está pasando hoy en mi país” (3ª parte)


Por Gabriel Zárate
Grabación y Fotografías de Carlos Tovar

Te formaste como Comunicador audiovisual. Realizas guiones para cortometrajes, piezas teatrales, televisión y comics. ¿Te consideraras un guionista en esencia? ¿Un fabulador de historias más allá de cuál sea su soporte?

Carlos Reyes: Ojalá pudiera decir que me siento un guionista de tomo y lomo pero no, todavía no lo siento así. Hay que trabajar mucho más, publicar más. Lo que me ha pasado en los últimos años es que estoy tan preocupado por difundir la historieta haciendo entrevistas, escribiendo artículos, publicando libros que he dejado de lado mis propias obras. Una de las cosas que quiero retomar durante el 2010 es empezar a publicar lo mío. Hace rato que no lo hago, a pesar que en mortis.cl tengo historietas que me pertenecen en guión. Aunque están en Internet no han tenido demasiada visibilidad.

Parece que la gente necesita leerlas en papel, porque si estás en internet es como si no existieras en rigor, porque todo el mundo pide “ya y el libro cuando viene”. Por eso me encantaría decirte sí: “me siento un guionista de tomo y lomo”, pero necesito más trabajo todavía, para que me entrevisten no como editor sino como al guionista de historietas Carlos Reyes que ha publicado los siguientes libros. Yo he publicado, pero no tengo un libro de historietas completamente mío. He colaborado en muchos, me gustaría reunir todo eso en un solo volumen y publicar además una historieta que tengo escrita hace un par de años. Ha costado que cuaje, que se produzca el encuentro con el dibujante que pueda dibujar esa historieta de largo aliento.

Abordas el artículo, el ensayo, la entrevista, el programa radial, el guion de historieta, el blog de rescate. Tu desempeño en el comic es multifacético. ¿Cómo te das tiempo para dedicarte a facetas tan diversas?

Carlos Reyes: Pregúntale a mi familia (risas). Soy trabajólico, voy a la casa, me siento frente al computador y trabajo, escribo, leo. No sé, es la pasión, no hay otra respuesta, es cuando te apasionas con lo que haces. Además tengo una ventaja, soy docente, entonces hago clases y me queda mucho tiempo libre. Si yo tuviera que trabajar en una oficina de 9am a 6pm tal vez tendría menos tiempo. Aún cuando en un tiempo, tuve un trabajo así en televisión e igualmente podía hacer todo esto. No sé como lo podía hacer, pero me encanta.

¿Cómo has observado lo que sucede en Chile en estos últimos quince años, sobre el avance en la historieta, tanto en la producción, difusión y revalorización? ¿Hay un mayor crecimiento y evolución respecto a los ochentas? ¿El futuro lo percibes auspicioso?

Carlos Reyes: Estamos mucho mejor que en los ochentas donde hubo una explosión de historieta chilena pero que tenia ribetes de mucho amateurismo. Había mucha cosa contracultural, de comic europeo que pegó muy fuerte. Lo de Crumb, lo del comix underground norteamericano que cuajó en una generación que sabía poco del lenguaje narrativo pero que tenía mucha rabia y abundantes cosas que decir, porque a fines de los ochentas veníamos saliendo de las botas militares. Entonces viene una explosión creativa pero dispersa, no profesional aún, pero en cambio hoy si la hay. Los muchachos más jóvenes, de 20 años manejan el lenguaje de la historieta narrativamente hablando muy bien, dibujan mejor que antes, son más osados, hay mejores ediciones y lo que pasa acá, que tú me hagas esta entrevista hoy, quizá hace cinco años no hubiese ocurrido, porque hay más interés en el tema. No solo en los fans como tú, sino que hay un resurgimiento en el ambiente. La reciente aparición de Fierro en la Argentina a través de un periódico no es casual. Los tiempos no van a cambiar, no van a ser tiempos en que vendamos de nuevo 15 mil ejemplares, pero quizá no es necesario.

Estoy feliz como están produciéndose las cosas ahora. Tengo amigos que pueden vivir de la historieta vendiendo para EEUU, para Francia y trabajando de vez en cuando en Chile, que es lo que me importa, que no solo trabajen para afuera, sino que podamos ver lo que hacen. Soy optimista, creo que todo está mejorando cada vez más y lo que he visto en el Perú, las cosas que edita Contracultura de Benjamín Corzo me parecen excelentes, yo no sabía de esto antes. Creo que lo que pasa en el Perú, en Chile, en Argentina, en Bolivia, en el Cono Sur, es muy bueno. Bolivia está produciendo cosas, gracias a su festival están visitándoles autores europeos, cosa que no pasaba antes, ellos tienen más trayectoria en esto y todo lo que sea bueno para la historieta local es bienvenido. Ayuda mucho que los autores estén viniendo. Hay varios festivales, tanto que se podría hacer un recorrido entre Bolivia, Perú, Argentina y Chile y se podría tener un panorama sudamericano de lo que está pasando. Hay festivales de historietas serios que tienen como foco de atención el autor de historietas, no el manga ni el comic de superhéroes, sino la noción de autor y eso está ayudando mucho a la producción nacional.

Has tenido la ocasión de departir, conversar y entrevistar a grandes historietistas de fama mundial como Carlos Giménez, Domingo Cacho Mandrafina, Pierre Christin, Blutch, Robín Wood, Juan Sasturain, Langer, etc. ¿Qué recuerdos guardas de estos inolvidables encuentros? y ¿a quién piensas que te falta aún entrevistar?

Carlos Reyes: Una de las cosas más gratas de esto es justamente conocer y luego incluso ser amigo de estos héroes. Cuando conocí a Pierre Christin fue en el festival de Bolivia y yo no sabía que estaba Pierre Christin y de pronto lo veo ahí. No podía creer lo que estaba pasando. Es un guionista increíble, admirado por mí, amigo de Bilal, de Moebius. Ahora nos escribimos, hemos compartido libros, para mí es un sueño. Es el mejor pago que puedo tener de esto. Conocer a Carlos Giménez, ir en un taxi con él y que me revele cómo es que se puede hacer un álbum para Europa en una clase magistral de 10 minutos, es algo que nunca voy a olvidar, nunca. Conocer a un monstruo como Carlos Giménez, codearte con ellos, reírte con ellos, es maravilloso.

Carlos Nine otro monstruo, autores que yo jamás pensé que iba a conocer como Cacho Mandrafina, anécdotas de todos ellos hay miles, pero aún me faltan muchos por entrevistar, como Bilal, Moebius, Charles Burns, Alan Moore. Me gusta hacer entrevistas porque creo que a través de la entrevista uno puede aprender también. En nuestros países estuvimos desconectados de lo que pasaba en el mundo. Hoy nos estamos integrando de alguna manera. A los europeos les interesa mucho lo que hacemos acá y nosotros siempre hemos estado interesados en lo que ellos hacen, me parece una relación cada vez más horizontal. La idea no es mirar siempre hacia Europa. Acá tenemos autores que nosotros podemos mirar perfectamente con orgullo. Lo dicho: Me falta mucho por entrevistar y la entrevista es un aprendizaje. Yo aprendo de las entrevistas más que los lectores. Justamente este año quiero hacer un libro con todas las entrevistas que he realizado. Recopilarlas todas en un solo volumen, con fotografías y entrevistas más largas.

El libro de Ariel Dorfman y Armand Mattelart “Para leer al Pato Donald” (1971) tan popular en los 70s en Latinoamérica, hoy casi 40 años después: ¿Como es recibido en la actualidad por los jóvenes lectores chilenos? ¿El texto ha envejecido o goza siempre de prestigio y de plena vigencia?

Carlos Reyes: Creo que ese texto no ha envejecido tan bien, pero hay que tener en cuenta que es un escrito absolutamente tributario de su época y en ese contexto histórico se entiende perfectamente bien. La lucha antiimperialista, el ideario de una llegada al poder de un socialismo sin armas, la utopía de la Unidad Popular, son parte de su contexto. Dorfman, no hay que olvidar, un escritor y dramaturgo notable, fue uno de los tantos intelectuales destinados por el gobierno de Allende (por quién también declaro mi pública admiración) encargados de revisar el contenido de las historietas de la época. Todos los creadores del momento, incluso proclives a Allende, han dicho que estos sociólogos y escritores fueron lo peor que pudo pasarle a la narrativa gráfica en Chile, pues en su intento por educar al pueblo a través de la historieta, la malograron, le hicieron perder frescura. Por eso creo que la relectura excesiva en torno a la historieta por parte de Mattelart y Dorfman fue un tanto desmesurada, pero es un libro que aún se edita y creo que bien merece ser leído hoy día con atención y distancia crítica.

sábado, 6 de febrero de 2010

Entrevista a Carlos Reyes: Panorama actual de la historieta chilena “Lo que está pasando hoy en mi país” (2ª parte)


Por Gabriel Zárate
Grabación y Fotografías de Carlos Tovar

En Argentina los jóvenes dibujantes al no contar con una industria editorial solida se forman pensando en acceder al mercado europeo. En el Perú los chicos no pasan del artesanal fanzine contracultural bajo la influencia de Crumb y la historieta alternativa ¿Que ocurre en Chile con sus nuevos historietistas? ¿Cuáles son las condiciones actuales para el crecimiento del comic chileno?

Carlos Reyes: Yo creo que la existencia de fanzines es fundamental. El fanzine provoca tanto en el lector como en el autor una suerte de periodo de aprendizaje, de incubación de ideas. El fanzine en nuestro país ha crecido mucho. Se publican cada vez más fanzines con autores increíbles. Es ahí donde nosotros empezamos a ver lo que se viene. El fanzine es futuro eterno para mí. Los nuestros no se comparan a los fanzines europeos. Cuando veo un fanzine francés para nosotros es un libro de lujo y para ellos es un simple fanzine. Nuestros fanzines son fotocopiados, son hechos con corchetes (grampas). El fanzine debe existir, ya sea influenciado por Crumb o por quien sea, me parece notable. Es ahí donde se foguea un nuevo autor y eso es lo que ha permitido mantener viva la historieta en Chile.

Nunca se dejaron de hacer fanzines contraculturales ni humor grafico y eso permitió que el germen de la historieta se mantuviera durante la dictadura de Pinochet y durante el advenimiento de la democracia en los noventas y hoy ha permitido que gente como yo pueda reunirse con otros amigos y crear editoriales independientes jóvenes, nuevas, de pequeños tirajes, con autores antiguos y nuevos. El futuro de la historieta está en los fanzines. Voy a ferias y vendo revistas de fanzines y el libro caro de cien páginas a color con lomo y me gusta también comprar el fanzine fotocopiado, porque es allí donde yo me entero de lo que está pasando, de lo nuevo que está surgiendo. Me encanta ir a la feria de fanzines como a la feria de libros oficiales. Soy un hombre de esos dos mundos. Ahora estoy editando libros con mis amigos de Feroces Editores y con mortis.cl. Eso no me impide seguir sintiéndome un fanzinero en el fondo. En Chile lo que ha permitido esta nueva explosión de historietas está en que muchos jóvenes producen al mismo tiempo que nosotros, abundante producción independiente en fanzines fotocopiados o serigrafiados de notable calidad.

Tú afirmaste en una entrevista: “Ni siquiera el cine de autor independiente tiene tanta libertad como la historieta de autor puede llegar a ofrecer”, eso es válido para los autores independientes, pero en la práctica los autores de historietas que asumen su labor como una profesión lucrativa, responden a las exigencias de las editoriales que les terminan imponiendo los temas y los formatos a trabajar. ¿Te reafirmas en lo dicho? ¿Crees que el historietista goza realmente de plena libertad?

Carlos Reyes: Yo espero que sí. Espero replicar experiencias que me gustaron mucho como L'Association. Siento que ellos son una gran editorial, aunque para los europeos siga siendo pequeña. Ha permitido que sus autores tengan libertad, que estén un poco en el mainstream y que lleguemos a conocerlos en Latinoamérica por las ediciones que hacen, pero siguen siendo independientes. Sí, desde el momento en que no existe una gran industria editorial en ninguno de nuestros países, no existen unas directrices tan potentes. Recuerdo el caso de Gonzalo Martínez que hizo Road Story la primera novela grafica chilena que tuvo ese nombre, adaptada de una novela de Fuguet. A Gonzalo yo le preguntaba lo mismo que tú, pero en su caso por Alfaguara, una multinacional, “seguramente te controlaron” y siempre él me dijo: “No, me dijeron que adaptara como quisiera, no se metieron en nada, no censuraron nada”. Lo dejaron ser y el libro ha funcionado y al alero de una industria editorial muy importante, no de una independiente o pequeña. Si él pudo hacer eso allí, imagínate que pasa con los independientes.

La única restricción que debe tener cualquier autor sea independiente o profesional es que su historieta sea legible para todo el público, aunque sea loquísima, que la narrativa sea limpia, que sea transparente aún cuando yo no entienda la historia, porque tiene contenidos que se me escapan, pero la transparencia narrativa es lo que manda. Si la historieta no se entiende nada de nada, ni a nivel visual ni de contenido, esa es la única restricción que aplicaría al autor. Esa sería la única restricción, por eso insisto: Ni siquiera el autor de cine independiente tiene tanta libertad como el autor independiente de historieta. Pues el autor de cine independiente contemporáneo tiene un productor, actores, un camarógrafo que interpretan su obra. El autor de historieta es su único intérprete, si tiene un guionista ya hay dos. Para hacer una película se necesita miles de dólares y un equipo mínimo de veinte personas. Un equipo editorial es pequeño, de allí que haya más libertad también.

La carencia de una industria editorial nacional que se interese por de la historieta en nuestros países es terrible. Tú apuesta personal es por fomentar la autoedición, pero eso impide la profesionalización del oficio. En tu opinión: ¿porque la industria editorial latinoamericana no le da importancia a la historieta?

Carlos Reyes: No lo sé, no sé porque no le da importancia, pero lo que sí sé es que está empezando a darle. En mi país Alfaguara y Ediciones B que son multinacionales reconocidas, están editando humor grafico e historieta, lo que para nosotros es asombroso, nunca había pasado, nunca había sucedido. Soy optimista, defiendo la autoedición, porque en Chile la autoedición no fue algo que pudimos elegir, era algo que había que hacer. Durante mucho tiempo nadie editaba nada. Si nadie puede hacerlo por ti, mi lema es “Al que se le ocurre lo hace. Hazlo tú por ti mismo”. Una suerte de punk editorial. “Nadie lo hace, lo voy a hacer yo”. Si nadie edita los libros que quiero ver en mi biblioteca lo voy a hacer yo.

Esa es la autoedición, pero estoy viendo que en mi país la industria editorial chilena está mirando a la historieta con buenos ojos. Esta editando poco, lentamente, no tiene un éxito editorial gigantesco, pero por primera vez después de cuarenta años lo está haciendo. Me parece notable y nosotros los independientes estamos creciendo, estamos haciendo una edición cada vez más profesional. Estamos haciendo ediciones baratas, accesibles, con distribución en todo el país. Todavía no vendemos lo que esperamos para hacer de esto una empresa solida, pero estamos creciendo y yo tengo paciencia. No es algo rápido, puede demorar bastantes años más.

Tú fascinación por El Dr. Mortis. ¿Cómo nace? ¿Y sobretodo cómo logra pervivir hasta ahora? a pesar de los años transcurridos. ¿Cuál es tu responsabilidad en la reedición de este clásico chileno? ¿Háblanos de quien fue Juan Marino, de su vital importancia desconocida por muchos?

Carlos Reyes: El Dr. Mortis es la historieta que más me gustaba cuando yo era pequeño, una historieta de terror dibujada por grandes autores locales, chilenos, y Juan Marino fue mi maestro. La relación con el Dr. Mortis y Juan Marino es de maestro-discípulo. Yo me siento un depositario del trabajo de Juan Marino, un hombre a quien yo admiraba mucho. Imagínate que tienes a alguien a quien admiras y de pronto un día conoces a ese ser admirado y se vuelve tu amigo, si es un héroe de tu infancia, es el sueño de cualquiera. Eso es el Dr. Mortis para mí, esa es la importancia que tiene. Mi responsabilidad en la reedición de Dr. Mortis, lo que Juan Marino llamaba la revivificación del Dr. Mortis, tiene que ver con dos personas más, con Miguel Ángel Ferrada y con X-Flint, mis amigos con quienes formamos mortis.cl y con los que reeditamos las historietas del Dr. Mortis antiguas. Estamos haciendo libros con lo mejor del Dr. Mortis de los 180 episodios y al mismo tiempo estamos haciendo nuevas historietas del Dr. Mortis. Es una deuda que teníamos, porque quizá es, junto con Condorito y Barrabases, uno de los personajes más conocidos en mi país.

Tanto así que un adulto que escuchó el radioteatro desde 1945 hasta el 77-78 también pudo leer las historietas entre el 67 y el 77. Pero la gente joven que nunca leyó ni escuchó el radioteatro lo escuchó al menos de oídas porque es un personaje tan importante que está en el vocabulario popular. En mortis.cl se pueden ver las revistas que estamos haciendo, también hay resúmenes de las historietas con portadas, artículos, ensayos, historietas nuevas y además los radioteatros que se pueden bajar gratis desde Internet. Todo eso está ahí y tenemos nuevos proyectos: seguir editando al Dr. Mortis antiguo, editar el 2010 “El retorno del Dr. Mortis”, una novela grafica nueva escrita por Miguel Ángel Ferrada y dibujada por Ítalo Ahumada que va a marcar el 2010, va a ser una historieta muy importante y también editar los nuevos episodios del Dr. Mortis en historias autoconclusivas. Para mí es mi héroe de infancia y ahora soy yo el que lo edita, es un sueño maravilloso.

Juan Marino es un nombre clave en la historieta chilena

Carlos Reyes: Juan Marino es un gran guionista que jamás se propuso hacer una obra artística. Sin pretensiones de "artisticidad" logró una obra maestra, sólo con su trabajo y con los trabajos de sus dibujantes que fueron muchos: Máximo Carvajal, Juan Francisco Jara, Ernesto López, Roberto Tapia por nombrar los más importantes.

jueves, 4 de febrero de 2010

Entrevista a Carlos Reyes: Panorama actual de la historieta chilena “Lo que está pasando hoy en mi país” (1ª parte)


Por Gabriel Zárate
Grabación y Fotografías de Carlos Tovar

Carlos Reyes de visita por el Perú: Entrevistador, crítico, guionista, editor y promotor de festivales de historieta, aparte de conductor del programa radial “Viñetas al fin del Mundo”. Con una excéntrica omnipresencia renacentista, Carlos Reyes es un apasionado animador de la historieta chilena. De visita en Lima, tuvimos el enorme agrado de conocerlo y mantener una extensa y muy amena charla sobre la actualidad de la historieta chilena y sobre su destacada labor en el mundo del comic chileno.

Carlos, te has convertido en el gran animador de la historieta chilena por tu labor en Ergocómics (a través de artículos y entrevistas) y por tu programa radial “Viñetas al fin del Mundo” ¿Cómo te iniciaste en esta aventurera labor de difusión, discusión y revalorización del comic en Chile?

Carlos Reyes: Bueno, yo no soy el gran promotor de la historieta, hay mucha más gente también, pero yo como todos me imagino, como nuestros amigos argentinos, peruanos, bolivianos, me he iniciado de la misma manera. Siendo de muy niño, lector de historietas de Zig-Zag, de Quimantú, posteriormente de Novaro y de historieta argentina cuando fui adolescente. Con los años, después de estudiar audiovisual, me fui reencantando con la historieta y no he dejado de levantar la bandera de la historieta desde ese entonces, porque me parece que necesitaba pasar de ser un lector a un creador o editor de historietas. Ese paso era necesario para mí. No solo leer, sino devolver un poco la mano a todos aquellos creadores que me dieron vueltas la cabeza cuando era niño y después cuando fui adolescente. Entonces el proceso fue natural, fui releyendo nuevamente historietas, fui reencantándome. Luego empecé a escribir historietas (yo soy guionista), después a entrevistar a autores de historietas y finalmente, me convertí en editor, por lo tanto fue un camino que ha ido evolucionando hacia esos derroteros. Si yo tuviera una tarjeta de presentación. la última frase que tendría que agregar sería la de editor.

¿Cómo surge tu programa radial? ¿Cuál ha sido el balance del primer festival “Viñetas al fin del Mundo”

Carlos Reyes: Fue creado por Ricardo Vega, un gran amigo al alero del Centro Cultural de España en Chile, que me invita a dar forma a este festival. Luego, cuando me ofrecen hacer un programa de radio de historietas en el mismo Centro Cultural de España decidí que una buena forma de mantener el espíritu de este festival durante todo el año hasta la próxima edición, sería ponerle el mismo nombre del festival al programa radial. Entonces se llama Viñetas al fin del mundo y se puede escuchar todos los miércoles al mediodía en la radio online del Centro Cultural de España en Chile. El balance del programa ha sido muy bueno, sé que lo han escuchado en Perú y es un programa muy interesante, porque me permite alcanzar a los autores de historieta al publico común, que no hablan habitualmente con ellos, porque no les hacen muchas entrevistas a los historietistas, pero que en este programa pueden tener una cercanía, pueden escucharlos, pueden oírles hablar de su trayectoria, de su carrera, de su trabajo y de alguna medida para mí sirve como un registro histórico de lo que está pasando hoy en mi país. Siempre pienso no solo en el presente, sino en las cosas que se podrán hacer con estos materiales que estamos creando, todos los que hablamos de historieta para el futuro, porque echamos de menos a veces cuando reconstruimos el pasado historietístico de nuestros países que no existan libros o buenas entrevistas a esos viejos autores. Entonces pienso en el trabajo que hacemos todos nosotros. Somos una suerte de arqueólogos del futuro, pero también es un trabajo muy contemporáneo porque permite acercar a los autores al público y eso puede ayudar a aumentar las ventas de una revista, puede ayudar a producir comunicación entre los autores y el público.

El gran ausente en tus variadas y valiosas entrevistas para Ergocómics es Alejandro Jodorowsky ¿Hay alguna razón en especial?

Carlos Reyes: Sí, yo quizá sea más cercano a ustedes y más ajeno a Jodorowsky por varias razones: Jodorowsky para mi es uno de los grandes autores de historieta mundial, es un excelente guionista. Creo que El Incal, sin duda alguna, es una obra maestra, pero cada vez que va a Chile tenemos poco contacto con Jodorowsky. Cuando llega a Chile habla de psicomagia, de cine, de sus novelas pero jamás lo he visto hablar de historieta. La última vez que se le vio en público hablando de historieta, hasta donde yo recuerdo, fue a fines de los ochentas, cuando Moebius visitó Chile junto con Jodorowsky y se hizo un encuentro con los historietistas locales, pero en rigor me siento muy lejano a él porque no habla mucho de historieta cuando visita Latinoamérica y no lo vemos en los eventos. Bueno también no lo hemos invitado, quizá haya que acercarse un poco. Tal vez no tenga porque hacerlo. Además vive en Francia, viaja a Chile por momentos muy breves. Contactarlo es difícil, pero me gustaría hacerlo pues creo que es uno de los grandes autores. Me encantaría hacerle una entrevista profunda a Jodorowsky, pero hasta ahora no ha sido posible. Hay una gran distancia por la lejanía, porque viene solo a presentar sus libros, porque las historietas de Jodorowsky no se editan en Chile, llegan a través de importaciones desde España, pero sus libros si se editan en Chile. Entonces él viaja a presentar una novela pero no sus historietas. Tal vez a eso obedezca que cada vez que llegue, solo hable de sus novelas o de sus libros de psicomagia. Es una deuda que hay que saldar en algún momento.

Revisando la calidad de las pasadas y diversas publicaciones chilenas como El Peneca, Pobre diablo, El Pingüino, Condorito y el Dr. Mortis, uno puede concluir que Chile fue el país en Latinoamérica que más cerca estuvo en un momento del gran adelanto que ostentaba la historieta argentina. En tu opinión ¿Porque en Chile se estanco de este auspicioso desarrollo?

Carlos Reyes: Creo que es algo que pasó en todos los países de Latinoamérica. No solo en Chile, en Argentina paso lo mismo. Algunos culpan al advenimiento de las dictaduras militares, otros culpan la presencia cada vez más fuerte de la televisión y yo percibo que es una mezcla de todo eso. Primero cuando llegan los militares a nuestros países, viene no solo la debacle económica, sino también la debacle moral, política, cultural, el asesinato de miles de compatriotas que fue lo más grave y también la desaparición en los kioscos de revistas de historietas. Chile, como bien dices, y Argentina, tuvieron una era de oro de historietas donde se publicaba muchísimo y se exportaba a otros países, lo que para nosotros hoy es impensable. Se vendían 15 mil, 20 mil, 30 mil ejemplares de revistas que salían a diversos países de Latinoamérica. Esa fue la época de oro de nuestra historieta. Tengo la sensación que lo que produjo esa debacle de la que tú hablas es una suma de elementos. En Latinoamérica y en el mundo entero hay seguramente mucha gente que lee cada vez menos, el advenimiento de nuevas tecnologías ha hecho que eso aumente, se habla incluso de la muerte del libro. Yo no soy tan apocalíptico, se habló que el cine mataría la radio, que la televisión mataría al cine. Siempre tenemos esos discursos apocalípticos sobre las nuevas tecnologías. Pienso que no va a ser así, el libro ha sobrevivido durante todos estos años y creo que va a sobrevivir. El contacto con el objeto (pues el dibujo es un objeto) que uno quiere tocar, no solo mirar virtualmente a través de una pantalla. Lo virtual y el impreso van a convivir ambos en el futuro y eso no va a mermar a la historieta, al contrario, en nuestros países está aumentando la producción de historietas y eso es notable. Ya han pasado cuarenta años de esta debacle editorial que no solo afectó a la historieta sino a la literatura, a la cultura en general. Yo no soy un tipo apocalíptico, más bien soy optimista. Creo que se siguen editando cada vez más historietas. Jamás vamos a volver a recuperar esa época de oro de la historieta que ni siquiera los norteamericanos han podido volver a tener porque pareciera que nosotros creemos que en los EEUU se venden millones de ejemplares de comics y no es así.