Por Gabriel Zárate
El Negro Blanco: Publicado como tira diaria en El Clarín entre los años 1987 y 1993 con guión de Carlos Trillo y dibujos Ernesto García Seijas, surgió como reemplazo de El Loco Chávez. La edición argentina de IVREA recopila en diez tomos la totalidad de las tiras, remontadas en formato de libro, incluyendo un final especialmente compuesto para un semanario italiano, que le da la conclusión requerida a la historieta. Contiene también un prólogo del propio Carlos Marcucci uno de los protagonistas de la historia.
Roberto Blanco, conocido como El Negro, redactor de El Clarín, es un periodista soltero viviendo en solitario. Hombre de una clase media argentina venida a menos, cuyo sueldo apenas le alcanza para lo justo. También es un infatigable mujeriego, un persistente seductor siempre enredado en románticas aventuras con preciosas féminas en una gran ciudad como Buenos Aires donde la fascinante belleza de la mujer porteña es una diaria tentación permanente (“viste que hay chicas lindas que te les tirarías encima si no existiera el código penal”) para sus múltiples e hilarantes embrollos amatorios.
Chispa, es una rubia de desbordante hermosura y fuerte personalidad. Arquitecto de exitosa trayectoria profesional y solvencia económica, es el gran amor en la vida del Negro y tras tres años de relación sentimental es la mujer que lo ha marcado definitivamente. Protagonizan una relación conflictiva y problemática, ambivalente con reconciliaciones endebles y un alejamiento atormentado y frustrante, donde ambos se separan sin borrar el angustiante recuerdo del otro.
La aparición de la bruja Agatha (1) le da un toque inverosímil de enigmático desconcierto y de lúgubre fantasía al relato, envolviéndolo en la bruma del recóndito misterio. El halo de lo oculto transforma a Buenos Aires en una urbe insólita donde se convive con el hechizo de lo increíblemente sobrenatural.
La carga erótica se intensifica produciéndose un giro explicito en la parte grafica de la historieta a partir de la aparición de la cautivante y provocativa Flopi Bach (2) una joven e ingenua veinteañera que de aspirante a periodista en El Clarín acaba convertida en una popular locutora de la televisión. Ella impacta por su dulce e inocente rostro de niña angelical, su ingenua ternura y cándida torpeza. A la vez destila una desbordante sensualidad gracias a su escultural y seductora anatomía; deslumbrantes encantos a los que El Negro no consigue librarse. La bella Flopi se termina transformando en una trepadora arribista sin escrúpulos, corrompida por un medio sensacionalista como el televisivo carente de toda ética, donde solo importa promover el escándalo para elevar el raiting y preservar el frívolo estrellato que proporciona la mediática pantalla.
El Negro Blanco aparece encasillado y sin mayores proyecciones en su labor de redactor periodístico frente a Chispa y Flopi que son competitivas y aspirantes en pos del éxito. Esto refleja la inseguridad y el desconcierto del clásico varón machista empequeñecido frente a la consolidación del ascenso y supremacía de la mujer progresista en el terreno laboral, además de la conquista de su libertad sexual plástica y todos los diversos conflictos que este desencuentro genera.
La trama también puede leerse como el fatal conflicto entre una cultura letrada del papel y la lectura en infeliz retroceso: el periodismo de investigación y destape de la corrupción enfrentado al hegemónico dominio y supremacía de la todopoderosa imagen televisiva complaciente y dedicada solo a generar un adictivo entretenimiento: “Con la televisión…el acto de ver suplanto al acto de discurrir (reflexionar)” “Con la televisión la autoridad es la visión en sí misma. Es la autoridad de la imagen” “Lo esencial es que el ojo cree lo que ve; y por tanto, la autoridad cognitiva en la que más se cree es lo que se ve. Lo que se ve parece real…parece verdadero”. (3)
Son los cotidianos relatos urbanos del Negro Blanco con su reducido círculo de amigos incondicionales (Miguel y Marcucci) donde las conversaciones de café sobre minas siempre están presentes, dándole un humorístico matiz costumbrista a esta enmarañada historia donde se libra una permanente comedia de inagotable peripecia, aventura y confusos líos sexuales, plagada de sueños farsescos, guapísimas mujeres, con constantes malentendidos, confusiones y conflictos que enfrenta el Negro Blanco, atrapado entre el amor apasionado por la blonda Chispa y la excitación carnal por la juvenil Flopi.
Desfilan una serie de estrambóticos personajes como Carlos Marcucci (en la vida real escritor y amigo de Carlos Trillo) un maduro e implacable seductor carente de todo atractivo pero al que las mujeres encuentran irresistible, Roberto Blanco padre, un veterano antropólogo erudito en sexualidad, que convive rodeado de mujeres provenientes de los rincones más exóticos del planeta, Badaracco el inescrupuloso y repulsivo productor de televisión obsesionado por la noticia amarilla a cualquier costo, Cococha Valdivia un esperpento de mujer convertida en la viperina reina de la chismografía del espectáculo.
Ernesto García Seijas, magistral dibujante realista argentino (quizá el mejor en su estilo) sorprende por los minuciosos detalles de cada viñeta, graficada con una soberbia calidad artística en su dominio del blanco y negro. Sus dibujos retratando la figura femenina son impecables pues consigue plasmar espléndidamente el erotismo del cuerpo de la mujer y fascinar embelesado a cualquier mortal lector (“lo malo de los ojos es que son independientes de la voluntad”). Su excelente trazo en la recreación visual es simplemente admirable.
Deliciosamente jocosa de principio a fin, El Negro Blanco es una historieta sencillamente inolvidable donde en la memoria del lector quedaran grabadas sus extravagantes historias, su amplia galería de pintorescos y excéntricos personajes, sus inagotables embrollos y divertidas complicaciones, con El Negro siempre seducido por la cautivadora belleza de sus ocasionales amigas, las infartantes minas que son un regalo para la mirada. Lectores: “perded toda esperanza” una vez que se hayan sumergido en sus páginas, pues de su recuerdo no hay escapatoria.
(1) Agatha dará lugar a la historieta “Brujas” siempre con guión de Carlos Trillo y dibujos Ernesto García Seijas.
(2) Debido a la popularidad de Flopi posteriormente empezó a publicarse “Flopi aventuras de una periodista argentina” para la revista Play Boy, con guión de Carlos Trillo y Eduardo Maicas y dibujos de Ernesto García Seijas.
(3) Giovanni Sartori. “Homo videns: La sociedad teledirigida”. Taurus. 1999.