Por
Gabriel Zárate
Matías Bergara, dibujante de historietas uruguayo, nacido en Montevideo (1984), es el artista gráfico más brillante de su país y uno de los más talentosos de su generación en el comic latinoamericano. Dibujante de “Los últimos días del Graf Spee" (2006) la primera novela gráfica uruguaya, obra que marcó su flamante aparición. Matías Bergara también dibujó “Dengue” y “Las andanzas de Vlad Tepes”, hoy se encuentra realizando trabajos notables para el mercado de EEUU. Debo disculparme por demorar tanto tiempo en publicar esta entrevista, y a Matías enviarle un abrazo enorme, por habérmela concedido.
Muchos artistas gráficos fueron marcados en sus primeros años, por sus primeras lecturas que luego influyeron en una vocación de historietista. ¿Cómo descubres el comic? ¿Cuáles son tus lecturas iniciáticas que te atrapan en la historieta? ¿Cómo empezaste a dibujar? ¿En qué momento se da la idea de pasar de un dibujo aficionado a dibujar para publicar y luego verlo como una profesión?
En realidad, empecé a dibujar seriamente a los 15 o 16 años, no como un pasatiempo sino como una disciplina, ahí también comencé a ir a un taller donde lo tomé con seriedad. Mis principales lecturas fueron Tintín de Hergé y Asterix, historietas que me gustaba mucho, leí comics de aventuras más que nada y esas fueron como mis grandes primeras influencias y las que me dieron la idea que se podía trabajar como historietista. Me gustaba dibujar y sabía que necesitaba aprender de alguna manera y por ello decidí ir a un taller, ese fue el primer momento.
El Taller de Tunda y Ombú fue tu primer acercamiento al aprendizaje del comic. ¿Qué te impulso a ingresar a un Taller de dibujo? ¿Cuáles son los autores más importantes que admiras en el mundo del comic y quienes piensas que te han servido de modelo en tus primeros años de formación?
La importancia de un taller de dibujo es porque uno necesita la enseñanza de una persona experimentada, para que se pueda encauzar el talento o la tendencia a dibujar más o menos de manera disciplinada. La idea es tomar a un dibujante joven adolescente y ayudarlo mediante el ejemplo, los libros y la educación, a irle dando forma a su talento.
En un Taller difícilmente puedan enseñarte a dibujar en un sentido total, que te digan “desde ahora en adelante sabes dibujar, eres un profesional”. Eso no existe porque la formación de uno lleva toda la vida, no es una formación que empiece en un momento y se detenga en otro momento, en realidad uno siempre está aprendiendo. El taller te permite contrastar tus propias ideas con las de otra persona, poder comparar tu trabajo con los otros alumnos que están aprendiendo y recibir de los maestros instrucciones claras sobre métodos respecto al dibujo.
¿Entonces el autor ya llega con un talento y hay personas que te orientan y dirigen?
Si, te enseñan cosas técnicas. Hay cosas reales y enseñanzas reales que se pueden transmitir en un taller, pero el aprendizaje en sí toma toda la vida. No hay un solo maestro que pueda enseñarte todo, ni una sola escuela que pueda hacerlo, por eso la importancia de la formación a largo plazo, pero un taller siempre es importante.
Incursionaste en el mundo del video juego, donde llegaste incluso a constituir una empresa. ¿Cómo se dio este precoz interés por los videojuegos? Relátanos esta experiencia y porque decidiste alejarte de ellos. ¿Qué tan rentable lo percibes como negocio?
La empresa no cerró, yo me fui de ella, pero sigue funcionando con otros socios distintos. La abrimos en el año 2006 solo con dos socios que además eran amigos míos, como una manera de trabajar, es decir en vez de laburar para otros decidimos formalizar una empresa, armarla entre los tres siendo nuestros propios jefes, producir nuestros juegos y venderlos, lo cual estuvimos haciendo unos tres o cuatro años aproximadamente, hasta que yo me fui.
El vínculo con el videojuego era por mis socios, que eran los más interesados en la temática, yo trabajé como director de arte en esa empresa, hacia los gráficos, la parte visual, mientras que la programación y el diseño de los videojuegos los hacían ellos, que estaban más metidos en el tema.
A mí me gustaba, pero no era lo que más me apasionaba y al mismo tiempo eso me fue cansando y decidí irme para poder dedicarme solamente a dibujar historietas que es lo que quería hacer, solo ser dibujante en vez de ser empresario y trabajar en videojuegos que era una cosa que a mí ya no me interesaba tanto.
Tu formación es en Letras, profesión que concluiste, pero decidiste no ejercer. ¿Por qué estudiaste Literatura?
Bueno, yo estudié literatura porque en la secundaria fue la única materia en que salí bien, en las demás, en matemáticas, en biología, en química me iba mal, solo me fue bien en literatura, entonces por lógica cuando terminé la secundaria decidí estudiarla. El tema es que estudié una carrera de Letras que no tiene una aplicación real en el mundo laboral. Es una licenciatura que te provee de muchos conocimientos, de una buena formación, pero no hay un trabajo de licenciado en letras.
¿Nunca te planteaste el campo académico?
Nunca me interesó la parte académica, la investigación, no me divertían mucho, me aburrían bastante. Me gusta leer, pero no ejercer académicamente. Como toda carrera universitaria me ayudó a madurar mentalmente, a aprender respecto al trabajo intelectual, teoría de la narrativa obviamente y fue importante para mí en ese sentido. Completé la facultad el 2006 y al muy poco tiempo ya estaba trabajando en “Los últimos días del Graf Spee”.
¿De qué modo tu formación literaria, con conocimiento de técnicas narrativas, puede haberte ayudado en el momento de convertir el trabajo de un guionista en una historieta, gracias a las secuencias narrativas de tu dibujo?
En definitiva, la narrativa es toda, no solo literaria o dibujada, puede ser de cine, literatura, poesía, historieta. No es tan diferente, entonces una estructura postulada por la teoría literaria de cómo se organiza un texto, sobre como es el enunciado, la naturaleza de la narrativa ficcional. Se puede aplicar tanto en la novela como a un estudio histórico o en la historieta, es muy parecido. Siempre ayuda.
Lo
curioso es que a pesar de tener una cultura literaria optaste finalmente por el
dibujo. ¿No pensaste en que tu bagaje de lecturas podía ayudarte a imaginar y
plasmar historias, guiones?
Eso es meramente una preferencia personal. He tratado de escribir algunas veces, pero no me sale. No soy una persona que pueda escribir creativamente, me aburre, me cuesta mucho orientarme y organizarme mentalmente y me resulta mucho más fácil dibujar, entonces prefiero que el trabajo de escribir lo haga otro y yo simplemente dedicarme a dibujar y aportar a la narrativa desde el dibujo, no tanto desde las palabras. Es una elección personal por tendencia, para mi es más fácil dibujar que escribir.
La novela gráfica “Los últimos días del Graf Spee” (2008), con guion de Rodolfo Santullo, marcó un hito dentro del comic uruguayo, al punto de señalarse un antes y un después de este libro. ¿Cómo conoces a Rodolfo Santullo, y cuéntanos la concepción de esta historieta? ¿Cómo fue el trabajo en conjunto?
El libro casi enteramente fue responsabilidad de Rodolfo Santullo, desde el inicio, ya que él creó el proyecto, creó el argumento e hizo la investigación, la idea del libro, de cuantas páginas debida tener, de cómo debía de ser y tenía el guion completo. Cuando me presentó el guion que ya estaba terminado simplemente me preguntó si me interesaba dibujarlo para presentarlo a los Fondos Concursales, que son unos fondos del gobierno uruguayo que apoyan la cultura. La historia me interesó, me sumé al proyecto y asumí el compromiso.
Para mí fue un reto bastante grande ya que nunca había dibujado más de diez o doce páginas de historieta hasta ese momento, muy poco realmente. Tenía 22 años cuando empecé el proyecto. En Facultad no dibujaba mucho y estaba en los videojuegos, por eso no tenía tanto comic hecho. Cuando empecé a trabajar con el Graf Spee, era un compromiso de casi ochenta páginas que demandaba investigación histórica pero me gustaba, me interesaba y lo hice. Con Rodolfo no habíamos trabajado antes.
¿Cómo te contactó Rodolfo Santullo?
Nos conocimos en una muestra de historietas, nos juntamos a conversar, me comentó sobre un par de proyectos que tenía y me ofreció este específicamente, y así fue que comenzamos. Yo tenía pocos trabajos; Rodolfo me dio el guión y yo hice un par de páginas para probar, como me salían, los personajes, el barco.
A los dos nos pareció que estaba bien, que funcionaba, ahí empezamos a trabajar. Mayormente fue mi trabajo dibujarlo, completarlo, hacer la tapa, lo hice todo en cierto tiempo y fue una buena experiencia.
¿Cuál es el mayor merito que le puedes otorgar a “Los últimos días del Graf Spee”?
En ese momento en Uruguay se estaba produciendo muy poca historieta y fue un libro bastante significativo, en el sentido que fue la primera novela gráfica uruguaya de ese formato, con esa cantidad de páginas. En cierto modo fue un antes y un después porque planteó la idea de que se podía hacer comic y ficción con esas expectativas, crear un libro que fuera sólido, bien estudiado con un buen trabajo gráfico, con una historia interesante y con una buena extensión. En Uruguay lo que había era humor gráfico no trabajo de historieta, por lo menos bajo forma de novela gráfica.
En esta obra, además, empleas un dibujo expresionista, plasmando diversas tonalidades diluidas de grises y claroscuros. ¿Reconoces la influencia de Alberto Breccia en tu primera obra?
Era un estilo que me gustaba, me resultaba atractivo y fácil de hacerlo, podía llevar una buena carga de trabajo todos los días. Se veía bien y al mismo tiempo no me era muy complicado de dibujarlo. Cumplía con esos dos requisitos, no era extremadamente difícil y daba buenos resultados. Yo ya usaba ese estilo, me acostumbré a utilizarlo para ilustraciones, no tanto para historieta, por ello para mí fue natural hacer esa transición.
Lo peculiar de “Los últimos días del Graf Spee”, pensado como acontecimiento histórico, es haber rescatado la trágica figura del capitán alemán Hans Langsdorff, un auténtico caballero por quien es difícil no sentir admiración y simpatía, justo en el inicio de una guerra total caracterizada por su despiadada crueldad. ¿No percibieron, con Rodolfo Santullo, el peligro de ser acusados de pro-nazis por los jacobinos del “correctísimo político”?
No, de hecho el capitán Langsdorff no era un nazi, ni siquiera formaba parte del Partido, no hay contenidos pro-nazis en la historieta ni tampoco pro-alemanes, no creo que haya un sesgo político y todas las veces que hemos presentado el libro y podido hablar con lectores siempre es al revés: nos encontramos con gente que es muy entusiasta del hecho histórico, de la investigación técnica del barco, de cómo se hundió, de las implicancias políticas, de las consecuencias que tuvo a nivel político, pero nunca nos encontramos con alguien que haya criticado el libro desde ese punto de vista.
Lo que rescatamos no es “políticamente incorrecto”, en general hay mucha corrección política por todos lados: como se trató a los prisioneros, como fueron los términos de la guerra, que sucedió con los personajes históricos, realmente es una historia modelo. No hay momentos incorrectos políticamente y si los hubiera habido no los hubiéramos puesto en la historieta, si provocan algún tipo de problema en la sensibilidad de la gente. Básicamente es el rescate de un hecho que es mucho más uruguayo que alemán o nazi o de la segunda guerra.
En Uruguay los hechos del Graf Spee son tomados como parte de la cultura popular, no está asociado ni a la Alemania nazi ni a la guerra está asociado a los recuerdos de la gente, a lo que vivieron las personas, a la memoria colectiva, entonces es un hecho histórico, parte del siglo XX de Uruguay, para nosotros, no es algo vinculable a la política, lo tomamos como un hecho nacional.
La variedad y evolución de tu dibujo es una constante que puede apreciarse en cada nuevo libro tuyo publicado, ello podría responder al empleo de distintos estilos que van acorde con la temática por desarrollarse o a un deseo de experimentar y aprender nuevas técnicas en el universo gráfico comic. ¿Cuál es la verdad razón por la que Matías Bergara es un dibujante polifacético que aún no ha consolidado un estilo definido de dibujo? Aparte, ¿cómo sueles trabajar con los guionistas?, te reúnes para discutir el guión y aportar ideas propias, o recibes el guión y con libertad total empleas tus recursos para su adaptación gráfica.
Yo voy cambiando de estilo para adaptarme a la historia, más que nada, para servir a la narración. No tengo un estilo solido, definido y no me interesa tenerlo tampoco. Hay dibujantes que construyen toda su carrera en base a un solo estilo con el cual son reconocidos y está muy bien, es una buena manera de darse a conocer, de tener algo que a uno le identifique, como una marca personal registrada, con un solo estilo, de hecho, te diría que es lo más común, lo más habitual que los dibujantes se definan por un único estilo.
En mi caso como me acostumbré a trabajar como ilustrador y dibujante freelance durante mucho tiempo, antes de empezar a trabajar como historietista me era usual ir haciendo muchos trabajos distintos, un buen día tenía que hacer un trabajo de estilo infantil, otro día tenía que hacer un video juego, o la tapa de una novela policial entonces me fui acostumbrando, naturalmente, a adaptarme a la situación, a ir cambiando.
Siempre he laburado como dibujante pero no de dibujar una sola cosa sino cosas distintas, entonces me habitué a ello y es algo que me entretiene, me divierte, generalmente cada vez que veo un nuevo proyecto, un nuevo guion, una nueva propuesta de trabajo, pienso en un estilo que pueda funcionar, obviamente es un estilo que yo pueda hacer, que sea posible hacerlo en los tiempos necesarios, que sea visualmente rendidor, que se vea bien pero también, más que nada, tiene que servir a la historia.
Con algún estilo te sientes más cómodo o identificado,
No, te diría que casi exclusivamente lo que a mí me gusta hacer es dibujar sobre papel, no me gusta trabajar en digital a pesar que lo hago bastante seguido por necesidad de trabajo, pero si puedo mi manera favorita de trabajar no es tanto un estilo sino una manera: con tinta, pinceles, papel en lo posible y nada más.
Sobre el aprendizaje, la búsqueda…
Bueno, es parte de mi formación como ilustrador, naturalmente no solo miro historietas ni cosas que se parezcan únicamente a lo que yo hago, también miro pintura, fotografía una cantidad de cosas diversas y eso me ayuda luego a poder integrar a mi obra una variedad de recursos distintos y no estar siempre haciendo lo mismo. También aprovecho cada oportunidad para aprender un poco, para tratar de probar trucos nuevos en cierto modo y probar cosas diferentes de lo que hubiera hecho. También me sirve para no repetirme, para no estar haciendo siempre lo mismo.
Coméntanos sobre “la historia secreta” de la creación de “Las andanzas de Vlad Tepes”, sabiendo que el gran Silvio Galizzi debutó contigo como guionista de historietas, ¿cómo te animaste a dibujar en “Marche un Cuadrito” sabiendo que es un soporte virtual cuya colaboración no es remunerada?
Me armé un plan de trabajo, me interesaba hacerlo y era solamente una página por semana lo cual no es mucho, entonces dibujé solo digitalmente, nunca lo hice en papel, porque era algo que me aceleraba el proceso, trabajé siempre buscando los mejores resultados con la menor cantidad de tiempo posible, busqué una formula de dibujo que me permitiera hacer una página completa de historieta incluyendo los rótulos en una hora y media, de la nada, de cero, sin bosquejo previo, solamente con el guión en la mano, leía viñeta uno, viñeta dos y me ponía a trabajar.
En cuestión de una hora u hora y media ya tenía la pagina terminada directamente, ni siquiera escaneaba papel, estaba todo directo digital, eso lo hice básicamente porque no tenía mucho tiempo, quería ser parte del proyecto y estar todas las semanas con una página nueva, pero realmente estaba trabajando mucho y no tenía demasiado tiempo para dedicarle a “Las andanzas de Vlad Tepes”, justamente además porque no era remunerado, lo cual quiere decir que pierde relevancia en comparación con los trabajos que si son remunerados, pero tenía ganas de hacerlo entonces.
Busqué ese estilo muy rápido de alto contraste parecido al de Risso, con mucha cantidad de negro, de blanco. Luego se transformó en un libro, cuando acumulamos la suficiente cantidad de material y nos divertimos mucho haciéndolo.
Silvio ha hecho películas, pero no tenía tanta experiencia en al campo del comic…
En realidad, sí, porque ha leído tanta historieta, que no le es difícil escribir un guión. Es su primer guion de historieta, pero él antes escribía guiones para cine. Entonces el lenguaje técnico de escribir un guion, sea de cine o comic, él ya lo tenía asimilado, ya lo sabía: los planos, los ángulos de cámara, lo único que tuvo que hacer fue transformar eso en un guion de historieta que no es demasiado distinto a un guion de cine.
Además, Silvio si solo fuera un guionista de cine que no ha leído un comic quizá le hubiera costado un poco, pero ha leído tanta historieta que no le cuesta nada escribir un comic, él sabe la composición, la cantidad de contenido que puede haber en una página, lo sabe, pero por leerlo, por años de leer muchas cosas distintas.
Es lo mismo que Santullo, escriben mucho, sobre todo Rodolfo, producen, pero más que producir leen todo el tiempo, constantemente, historietas, novelas, están siempre consumiendo. Esa es la clave para poder escribir, primero leer muchísimo, hasta asimilar los códigos y contenidos y luego volcarlo a una creación propia.
“El viejo” se publicó en la revista Freeway, entre los años 2010 y 2012 y luego fue recopilado en formato de libro el 2013. ¿Cómo te contactas con Alceo y surge la posibilidad de realizar juntos esta historieta de corte costumbrista y de solo dos páginas?
Alceo se acercó a mí en el año 2006, él trabajaba en la revista Freeway de gran circulación en Montevideo, masiva, más bien orientada a un público joven. Eran contenidos de cultura popular, diseño gráfico, fotografía tendencias modernas y con una pequeña área dedicada a historietas que al comienzo fueron seis páginas y luego se redujeron solo a dos, coordinadas por Alceo, que también era columnista en la revista, escribía notas de crítica y también historieta porque es un gran fanático y le gustaba el comic.
Entonces me contactó, me pasó los guiones de “El viejo”, un personaje que él estaba empezando a crear, que era una visión cínica de la realidad, un vehículo para expresar comentarios negativos sobre la sociedad, muy críticos, muy ácidos, lo cual operaba como un contrapeso dentro de la revista, pues la revista presentaba una visión optimista de todo lo que es nuevo, de lo que está en boga entre la gente joven.
Alceo, como chiste, como broma crea esto, realizó un contraste absoluto, además esas dos últimas páginas, eran una especie de cierre de lo que había sido la revista. Me lo pasó y me causo mucha gracia, los guiones eran extraños, no se entendían mucho, eran raros, pero cerraban bien y empecé a dibujarlos por afinidad con el personaje, porque me caía bien la idea de Alceo.
¿Cuál es el balance de tu primer trabajo humorístico? ¿Es un campo donde te sientes a gusto y podrías continuar explotándolo?
Me divertí, mucho, me gustó hacerlo, creo que el libro terminó siendo bastante bueno, reuniendo todas las páginas que logramos acumular de esas historias cortitas, y de hecho hace poco ganó un premio en Brasil en el HQMIX, un festival en Sao Paulo, donde se premia el humor gráfico, las historietas, los dibujantes y este fin de semana pasado se hizo la edición 2014 y se comunicaron por mail con la organización para decirnos que habíamos ganado con “El viejo”, en la categoría Destaque Latinoamericano.
Las categorías son las típicas, mejor dibujante, mejor tira de diario, mejor sátira política y había esta, Destaque Latinoamericano y ganó el libro, la compilación de “El viejo”, así que supongo que es positivo el balance, porque nos gusta y a la gente le gustó mucho también. Si tuviera tiempo seguiría en este campo, del humor, pero ahora no puedo.
“Dengue” fue Premiada con los Fondos Concursables del MEC y publicada por Grupo Belerofonte el 2012 siendo la sensación del año, llevando un prólogo del autor británico Ian Watson. Tu primera incursión en la Ciencia Ficción, donde compones un trazado lineal muy fino, sencillo pero efectivo, alternando matices intensos y claros. ¿Como aparece esta idea de un Montevideo cercanamente futurista y atrapado en un fatalismo distopico, enlazado con la aventura policial?
Bueno, Dengue comenzó igual que Graff Speee, fue una idea que tuvo Rodolfo, la conversó conmigo, a diferencia no tenía el guión completo solo había escrito el primer capítulo, empezamos a visualizar por donde podía ir la historia, como podía funcionar, como podía ser y lo presentamos a los Fondos Concursables, con solo el primer capítulo dibujado.
El proyecto ganó, así que tuvimos dinero para poder hacerlo. Rodolfo escribió el guión rápidamente, lo que restaba del libro, yo lo fui dibujando y coloreando, un trabajo complicado porque tuve que hacer todas las partes del proceso, tuve que dibujarlo, entintarlo, coloréalo y rotularlo en tiempo record, era una página por día haciendo el trabajo de tres personas.
En ese momento tenía tiempo para hacerlo, hoy ya no. Tuve tres o cuatro meses de dedicación total para poder hacerlo y quedó bastante bien, teníamos que presentar el libro dentro de ciertos plazos para que llegara a MontevideoComics, para poder presentarlo dentro del evento, me armé una agenda de trabajo bastante extensa, ardua, y lo pude lograr, y quedó un libro bastante interesante.
A Ian Watson lo conocimos en la Semana Negra de España, un festival de género literario, luego hablamos con él por mail y por amistad le preguntamos si le interesaba leer la novela gráfica y escribir el prólogo y le gustó mucho. El prólogo fue sencillo y conciso pero muy interesante. Ese año que salió, por ser una novela gráfica a color con determinadas características, fue bastante bien recibida en Uruguay, en Argentina, nos dejó bastante satisfechos. Más que nada es una historieta de CIFI, distópica, un policial en Montevideo, futurista pero no demasiado futurista, es un futuro cercano.
Coméntanos sobre la AUCH (La Asociación Uruguaya de Creadores de Historietas) de la cual formas parte como vicepresidente ¿En qué consiste? ¿Cuál es el sentido e importancia de esta organización?
La AUCH la fundamos básicamente por recomendación del Gobierno, de nuestro país que a través del Ministerio de Educación y Cultura nos sugirió que todos los historietistas nos agremiáramos como una asociación real, con personaría jurídica, puesto que de esa manera podíamos acceder a una serie de apoyos estatales, de espacios culturales y de administración pues todos separados no podríamos acceder a la formalidad, porque hay condiciones que el Estado y sus distintas agencias culturales requieren de un grupo de gente, que al menos este legalizado.
La formalización más accesible que nosotros podíamos tener y la más lógica era una asociación que concretamente es una sociedad civil, donde hay presidente, vicepresidente, tesorero, vocal, y muchos socios, es una organización sin fines de lucro y de esa manera no solamente los esfuerzos de los historietistas están aunados, están encausados en un mismo camino, nos ayudamos mutuamente, además obtenemos más fácilmente del Estado, de organismos públicos y privados, el apoyo y el reconocimiento pues a través de convertirnos en una asociación se nos permitió ser parte de la cámara uruguaya del libro que habitualmente solo tenía a editoriales grandes, libreros, autores y así pudimos formar parte de un entorno legitimo de organización.
¿Cómo te eligieron vicepresidente?
Por votación, los socios votan.
¿Consideras que podría ser un modelo de asociación imitable por historietistas de otros países?
Yo diría que sí, es más, todas las veces que he viajado por Latinoamérica y me han pedido que hable de algo yo hablo del AUCH, de la asociación más que de mi trabajo, pues me interesa hablar más de ello porque lo que veo en Latinoamérica es que hace mucha falta que los esfuerzos de grupos independientes se aúnen y se consoliden en una sola dirección para que la gente se ayude mutuamente.
Eso es algo que falta bastante y que promueve un desarrollo real, es un paso necesario que hay que dar, facilita un montón de cosas. Sé que en países más grandes como Perú es difícil, las ciudades son muy grandes, hay poca comunicación, muchas veces hay rivalidad, hay diferencias culturales, en Uruguay es fácil porque es un país chico, somos tres millones de habitantes, entonces aunar a la gente no es tan complicado.
Uruguay es un país más integrado…
Claro, es un país pequeño, las distancias son cortas, las distancias culturales son cortas, la gente se conoce, no es difícil aunar a la gente. Lograr que las personas se reúnan, pero de todos modos considero que es un camino necesario y es un buen modelo a seguir. Para nosotros ha sido sumamente positivo también, hay un antes y un después del sector historietista. Ahora mismo en este evento, en Comicopolis, tenemos un stand enorme para la AUCH donde están todos los libros de los socios que los pueden poner gratuitamente a la venta, representados por personas que pudieron viajar, pagarse su estadía gracias a la asociación. Hay un trabajo real y un resultado eficiente de la AUCH que se promueve en Uruguay y en otros países.
¿Cómo percibes la situación del comic uruguayo y su evolución en estos últimos años? ¿Qué importancia le das a los “Fondos Concursales”, al Festival “Montevideo Comics” dirigido por Matías Castro, y a la Editora Belerofonte de Rodolfo Santullo, en relación al creciente desarrollo de la historieta en Uruguay?
Es todo parte de un mismo proceso, van todos de la mano, puesto que el crecimiento de MontevideoComics, el crecimiento de Belerofonte y el desarrollo de los Fondos Concursales empezaron a suceder casi al unísono, todos juntos. MontevideoComics comenzó el 2002, pero se consolidó como un evento fuerte por el 2004-2005 que fue el mismo año en que empezó la editorial de Rodolfo y que fue el primer año donde empezaron los Fondos Concursables.
Yo te diría que el comic uruguayo tuvo su renacimiento el año 2004-2005 aproximadamente, de ahí hasta ahora diez años después es un proceso que ha ido creciendo y fortaleciéndose año a año, afortunadamente no se ha detenido que es lo que pudo haber sucedido pero nosotros ya hablábamos de un resurgimiento del comic en Uruguay el 2008-2009, ya en ese momento mirábamos para atrás y decíamos claramente todo empezó por el 2004-2005, aparecieron un montón de autores nuevos, editoriales independientes, fondos públicos y también la prensa empezó a prestarle atención a la historieta, fue como un proceso bastante sostenido y creo que tanto MontevideoComics, como los Fondos y las editoriales se fortalecieron mutuamente entre sí. A MontevideoComics le convenía fortalecer el comic uruguayo, al comic uruguayo le convenía Montevideo Comics.
A los Fondos Concursables les convenía las dos cosas, que hubiera una buena oferta de libros, nuevos creadores, que se presentaran libros todos los años y es como un mecanismo que se retroalimenta y viene funcionando desde hace unos 10 años y funciona bien en ese sentido la historieta uruguaya está en un proceso constante de crecimiento desde la última década y no se ha debilitado, está muy bien realmente.
Es todo un acontecimiento tu reciente incursión en la editora Vértigo, dibujando el primer número de la nueva saga de “American Vampire”, comic con guion de Scott Snyder. ¿Cómo se produjo este gran salto rumbo al mercado de EEUU? ¿Lo concibes como un trabajo temporal o tienes en mente abocarte al comic norteamericano como una meta profesional y de crecimiento de vida?
Actualmente estoy trabajando solamente para el mercado norteamericano, por contratos voy a estar con tres editoriales que son: La editorial BOOM!, que hace franquicias y licenciamiento de series de televisión y de cine, Dark Horse para la que voy a hacer un trabajo de entintado y dibujo de una miniserie y para Vértigo empecé haciendo este número de American Vampire y probablemente haga más cosas, estoy hablando con los editores, todavía es muy reciente y no tengo un asignamiento claro, inmediato, además tengo poco tiempo para poder hacer todas estas cosas juntas.
A Vértigo ingresé, por medio de Rafael Albuquerque que le mostró mi trabajo a su editor, quien se puso en contacto conmigo preguntándome si podía colaborar con las series, si tenía tiempo, obviamente les dije que sí, ya hice todo mi trabajo que fue coloreado. La semana que viene va a salir al mercado, quedé muy satisfecho y los editores también. Me han pedido que siga colaborando con ellos, aunque saben que tengo poco tiempo por los contratos.
En lo posible estoy trabajando con el mercado norteamericano, como opción más que nada, lo decidí hace un par de años, que iba a poner esfuerzos para tratar de llegar al mercado norteamericano, más que al europeo o al latinoamericano y en este momento estoy en eso al 100%. No sé cuanto más tiempo voy a seguir haciéndolo, pero por ahora voy a continuar con EEUU.
Un proyecto en el cual estas involucrado, el de dibujar “Hijos de la anarquía” (“Sons of anarchy”) comic basado en la serie de televisión, que ya Damián Couceiro ha dibujado. Coméntanos como llegaste a ser contratado por un año para esta serie. ¿Has descartado la posibilidad de hacer novela gráfica para Europa o dibujar para Fierro? ¿Hay otros proyectos de historieta en que estés involucrado actualmente o que se vengan a un futuro próximo?
No lo he descartado, pero como te decía, por lo menos durante un año voy a estar trabajando para los norteamericanos por contrato y voy a seguir haciendo ese laburo. Ellos llegaron a mí a través de un mail de la editora de la serie que había visto mi trabajo en internet de ilustración e historieta, ya habíamos hablado antes hace un par de años, originalmente me había propuesto para una serie, la serie no salió y dejamos de hablar durante un par de años.
Ahora se volvió aponer en contacto conmigo para la adaptación de “Sons of anarchy” que es una serie mensual típica de 22 páginas, me dijo si me interesaba, si quería trabajar en ella, a mí me interesó, me gusta la serie, la temática, los personajes y le dije que sí y fue bastante sencillo el procedimiento, fue solamente una conversación donde evaluamos los tiempos y las características. Es una serie dramática que trata básicamente sobre una mafia de motociclistas de California, que son muy comunes en EEUU, son mafias que se dedican a traficar con drogas y armas. Asociados con la policía corrupta dominan pueblitos pequeños y se dedican a negocios clandestinos.
Es una historia donde se cuenta los conflictos del joven heredero de esa mafia que tiene determinados ideales, una visión contemporánea de la vida y planes para su mafia de motociclistas que no van en consonancia con los antiguos líderes que son muy mafiosos y consideran que la violencia es justificada, que los fines justifican los medios. La estructura es muy parecida a Hamlet, este chico es como un príncipe, el heredero de esa mafia y quienes la lideran son su madre que enviudo y su padrastro el cual luego se sabe que fue responsable de la muerte de su padre, el antiguo líder de la mafia.
Todo ello se va sabiendo temporada a temporada, divertida, es una serie dramática, muy intensa con buenos personajes, y tiene una estética muy motoquera, hay mucho negro, metal, violencia, armas, son cosas que a mí me gustan, me entretienen y divertida de dibujar. Es una serie dramática pero muy condimentada, con cosas interesantes de dibujar.