Por Gabriel Zárate
Después de cuatro años Juan Sasturain volvió al Perú, a la FIL 2012 de Lima, como parte de la comitiva de escritores e intelectuales argentinos donde el país invitado era Argentina. Juan Sasturain participó del “Homenaje a Caloi” y la “Presentación de la revista “Fierro” de Juan Sasturain”. Tuvimos el honor de que se nos conceda una segunda entrevista, el sábado 21 de julio, después de cuatro años con la amabilidad de siempre. Nuestra gratitud al novelista, conductor de documentales televisivos, guionista, crítico, ensayista, director de la revista Fierro y el mayor difusor en Argentina del maravilloso arte que es la historieta, toda una emblemática personalidad de la cultura argentina. Solo nos disculpamos con los lectores por la demora en publicar la entrevista.
¿Cuál es el papel más importante que la revista Fierro ha desempeñado en la historieta argentina en los últimos cinco años? ¿Cuánto ha contribuido la revista en otorgarles un espacio a los jóvenes creadores argentinos y recuperar al público lector? ¿Que distingue a Fierro de otras publicaciones, como sello de marca, pasadas o actuales?
Previo a cualquier consideración hay que tener en cuenta que Fierro es en este momento, la única revista de historietas que circula conservando el viejo estilo, la vieja estructura de ser una revista periódica, con entregas regulares todos los meses, formada por distintas historietas y con diversos personajes al estilo clásico, como eran las revistas que todavía salían en los años ochentas: La nuestra, las publicaciones de editorial Record y editorial Columba. Entonces Fierro es la única que queda de todas aquellas revistas masivas de quiosco. Además lo que circula son publicaciones cercanas al fanzine, prolongaciones profesionalizadas de los fanzines y después, a diferencia de lo que no había entonces, comic book, novela gráfica, publicaciones tipo libro que van al quiosco y a la librería, todo ello como contexto.
Fierro ocupa un lugar equivalente en gran medida al que ocupan los blogs como espacio de exposición. Cuando empezamos a salir el 2006, muchas de las historietas que recogimos ya aparecían en los blogs, que es donde muchísima gente se mueve y publica. A ello le agregamos algunas cosas nuevas que aparecieron, rescatamos autores perdidos que ya no publicaban. Fierro aparece como una alternativa, por eso remarque el contexto primero, la única opción de publicación que hay para la inmensa cantidad de jóvenes que hacen historieta y es más alternativa para los jóvenes que para los profesionales consolidados, quienes no tienen demasiado estimulo en Fierro hoy en día, porque el precio que se paga es prácticamente amateur, se pagan menos de 200 pesos la página, son menos de 40 dólares, con lo devaluada que está la moneda.
La revista paulatinamente se ha ido convirtiendo, en estos cinco años, en el lugar donde van publicando, sobre todo, los jóvenes que tienen ganas de consolidarse. Tanto es así, que si bien en un principio hubo algunos de los consagrados que venían de la etapa anterior como Enrique Breccia, Muñoz y Sampayo, finalmente los que le dieron el perfil y la pauta en estos años, fueron los nuevos dibujantes que se consolidaron, por ejemplo la historieta de Juan Sáenz Valiente, (“El Hipnotizador”) la de Lucas Varela con Trillo (“El síndrome de Guastavino”) e Ignacio Minaverry en los últimos tiempos, siempre moviéndonos en el campo de la historieta narrativa tradicional. Después otros humoristas aparecieron con historietas muy fuertes como Gustavo Sala o el afianzamiento de Lucas Nine, pero han sido sobretodo ellos, esa nueva generación de historietistas la que le fue dando una identidad a la revista. Ha sido eso y en ese sentido Fierro sigue funcionando como funcionaba en los ochentas, es uno de los espacios donde se puede mostrar las cosas nuevas de la historieta argentina, eso es lo que hay.
¿Cómo percibe la actual recomposición de la industria editora de historietas en Argentina? ¿Porque ahora es posible ver producción local que se sostiene, donde hace una década no había nada? ¿Qué condiciones han variado?
Han cambiado de algún modo las condiciones para producir en la Argentina, en la última década. Una cosa fueron los años noventas como decíamos durante la presentación de Fierro, donde las políticas neoliberales exterminaron las posibilidades de la mediana y la pequeña industria en Argentina. Las industrias culturales colapsaron todas y lo que hoy vivimos es parte de una incipiente recuperación, es solo eso, no hay otra cosa. Además ha habido ciertas decisiones, expectativas de un mercado que no existían en los ochentas y en los noventas, que es la opción por la novela gráfica en algunas de las editoriales principales, pero por ahora no es una producción orgánica, solo publican algo de vez en cuando, de ninguna manera lo hacen sistemáticamente.
Todos los grandes diarios argentinos en los últimos años han publicado largas series de historietas, de volúmenes de libros de historietas, por ejemplo “Clarín” hizo dos extensas series, (de cuarenta títulos) que pasó por los clásicos de la historieta universal y clásicos de la historieta argentina. “La Nación” ha sacado todo Corto Maltes en formato de libro, unos han sacado Superman, otros han sacado Batman. La historieta como publicación alternativa de los diarios, en libro y no como revista, utilizando material reciclado ya consagrado, ocupa un lugar. Hay un marco cultural que lo permite y eso ha cambiado respecto de otra época.
Pero están surgiendo pequeñas editoras argentinas en buena cantidad que posibilitan un espacio para los autores jóvenes…
Es el mismo fenómeno que sucede con la literatura, donde se ha dado la concentración editorial producto de la globalización. Hay tres o cuatro grandes conglomerados: Los grupos Planeta, Random House, Santillana, que son para literatura en general. Aparte, para todo lo que ellos no publican, porque no les dan los números y no les resulta rentable, han surgido una infinidad de pequeñas editoriales. Hay muchas pequeñas editoriales de literatura y también hay pequeñas editoriales de historieta que atienden a un público minoritario. Es también porque cambiaron las condiciones tecnológicas que posibilitan hacer las cosas más fáciles. Ahora se pueden tirar solo 300 ejemplares, antes no podías hacer esas tiradas, hoy en día haces 300 y luego 200 más, la tecnología favorece eso. Hoy se imprime mejor y las ediciones son mas lindas.
Es imposible no tocar este tema: La dolorosa partida de un genio como Carlos Trillo, ¿que representa para la historieta argentina su muerte? ¿Se puede afirmar que en Argentina, el deceso de Trillo ha marcado el final de una época? Se lo pregunto como lector, crítico y amigo.
Sí… sí, es duro pensar así, pero sí… de nuestra generación de autores de historieta, los dos más prolíficos autores de envergadura, de tantos buenos, pero de mi generación los guionistas sobrevivientes eran Carlos y Robín Wood, con sus registros y con sus diferencias. Obviamente yo me siento mucho más cerca de Carlos, por historia, por concepto de historieta, pero digamos para el nivel de representatividad ante la gente, la obra de Robín es seria. Son los últimos que han quedado, es la verdad, murió Barreiro hace unos años, Carlitos Albiac (1) no produce más y no hay revistas de historietas de aventura. Hay que tener en cuenta que Carlos Trillo se muere en un momento en que todo lo que producía era para el exterior, prácticamente producía muy poco para Argentina. Eso sí, hay toda una nueva generación de guionistas muy dotados, capaces e inteligentes, que tienen muchas cosas muy lindas para contar, pero es la generación siguiente, no es la nuestra…
¿Coméntenos su balance personal del exitoso programa “Ver para leer”? ¿Está satisfecho con lo logrado? Aparte háblenos sobre “Disparos en la Biblioteca”, su programa televisivo dedicado a la literatura policial, su temática de autor.
“Ver para leer” fue un programa que hicimos durante cuatro años, del 2007 al 2010, un total prácticamente de ochenta programas de media hora. Salía todos los domingos a la medianoche en un canal muy popular, de muchísima audiencia como es Telefe, que además, como tiene señal internacional, se ha visto en toda América Latina e incluso en EEUU. Ese programa no fue una idea mía sino de Claudio Villarroel, el director de programación de Telefe, alguien con mucho criterio, inteligencia, sensibilidad y habilidad para hacer televisión, básicamente eso. Entonces él concibió la idea de un programa de libros y pensó que yo lo podía conducir. No tenía ninguna experiencia de trabajar en la televisión, Claudio Villarroel me había visto charlando en algún programa de invitados o en alguna mesa redonda. A partir de ahí me encontré con la propuesta de hacer un programa sobre libros con total libertad para hablar de lo que yo quisiese y con ciertas cosas también, como una estructura de ficción que pensé que no iba a hacer, pero que la tuve que hacer y la hice con muchísimo gusto, con un actor al lado, Fabián Arenillas. Toda una organización de programa muy novedosa y empecé a trabajar.
El balance fue extraordinario, muy lindo, sobre todo porque aprendí mucho, aprendí un oficio nuevo y otra cosa, yo soy un escritor básicamente, estoy acostumbrado a trabajar en mi casa solo, escribiendo, haciendo una revista, pero no a tener un trabajo en conjunto con todas las variables que tiene la televisión. Además encontré muchísima respuesta en el público, lo vio numerosa gente, como también una respuesta positiva de los escritores. Cada programa venía un escritor de visita, que podía ser Ricardo Piglia, Alberto Laiseca, Abelardo Castillo, cualquiera, todos vinieron, podía ser Juan Villoro, cuando vino de México, Jorge Herralde. La pasamos muy bien, nos divertíamos muchísimo haciéndolo, mencionábamos quince autores, quince o veinte libros por programa, claro que era un tratamiento, si se puede decir “superficial”, no podía ser de otra manera, era un programa de divulgación, pero lo que conseguimos transmitir era el gusto por la lectura, por los libros, por leer. No era nunca una cuestión ni imperativa ni de recomendación, era hablar de libros, como podía ser un programa de futbol o de comida y transmitimos un poco el gusto por lo que estábamos haciendo, ese fue el balance.
Ahora estoy haciendo un programa que se llama “Disparos en la Biblioteca”, que es sobre policial argentino. En este momento debe estar saliendo al aire el cuarto programa, son ocho programas de media hora que hablan de literatura policial argentina y tiene un esquema más o menos parecido: Soy un detective literario, hago investigaciones de un caso cualquiera que me lleva a un autor: El primer programa giró alrededor de Borges, el segundo fue sobre Soriano, luego abordamos Walsh, Piglia, el cuento policial, los detectives en la literatura argentina, las colecciones. Cada uno de los ocho programas es un tema, también tiene un invitado, tiene un pequeño enigma que se resuelve, y es el pretexto para hablar de literatura y para hablar de esos autores. Así que bueno, ese es el laburo.
En “Continuará”, el programa documental sobre la historieta argentina. ¿Cuál es la principal prioridad?: ¿Difundir la historieta nacional en forma masiva audiovisual? ¿Dejar un testimonio de la misma a través de sus protagonistas?
Sobre todo dejar un testimonio, empezamos ahora a grabar la cuarta temporada, está en el aire la tercera, estamos grabando los programas que irán al aire el año que viene. Son secuencias de trece programas, así que andamos en más de cincuenta programas que son temáticos, no cronológicos. Al principio era un autor, un personaje y un medio o un soporte, entonces se hablaba de Fontanarrosa, de Inodoro Pereyra y de los medios en los cuales habían salido, en general así… En otros casos ha sido de corte más temático, por ejemplo el tema de la dictadura tratado por la historieta a principios de los años ochenta y en la actualidad o sobre historietas muy populares pero que están fuera del Canon, que la gente no sabe ni quien es el autor, como “Pelopincho y Cachirula” (Fola).
Eso es, todo ha funcionado muy bien, ten en cuenta que la idea sale del canal “Encuentro”, que es un gran logro de la política cultural de este gobierno. Es el mejor canal de cable de la Argentina, que si bien es del Ministerio de Educación no tiene ese perfil educativo. Es un canal de documentales, en general impecable y muy creativo, muy lindo, donde (José Pablo) Feinmann tiene un programa donde habla de filosofía, Adrián Paenza habla sobre matemáticas, pero todo muy libre, muy abierto, muy armadito, al estilo mismo que hacemos en Continuará, así que bueno, es un trabajo muy agradable y vamos a seguir, no sé por cuanto cuánto tiempo, pero para seguir hablando de historieta todavía hay cuerda para rato.
“El aventurador: una lectura de Oesterheld”, editado el 2010, es una recopilación de artículos sobre HGO ¿Que representa en su trayectoria este libro? ¿Busca sintetizar lo que HGO representó para su generación? ¿Cuán vigente esta la idea de la aventura como un dilema ético del individuo?
Ahí junté todo lo que había escrito en determinado momento sobre Oesterheld a lo largo de muchos años, desde 1978 en que escribí el primer texto, cuando todavía Héctor estaba desaparecido en ese momento hasta las últimas cosas, le agregue un prólogo, y reuní prólogos, análisis de una serie de historietas, análisis de sus series de novelas y “Salvedades, pormenores y pendencias”, un texto que trata de ser la síntesis de mí relación con Oesterheld, primero de pibe como lector, después como crítico y luego como escritor. Es un poco un saludable ajuste de cuentas, fíjate que termina con una expresión de gratitud: Es dar las gracias a alguien que significó mucho para nosotros, en lo humano y como modelo de intelectual y como modelo de narrador, evidentemente es la relación que Oesterheld tuvo en vida con la historieta como medio de expresión, como medio artístico, como elección de un canal para narrar, pero eso hoy en día ha cambiado. En ese sentido supongo que Héctor si empezase a trabajar ahora, lo más probable que haría sería escribir para la televisión, trabajaría en un medio masivo que llega a todo el mundo y le daría ese contenido humanístico como bien definís vos ahí : La aventura como una disyuntiva ética.
Como Shakespeare que fue un dramaturgo por la época en que vivió, si hubiese nació el siglo XIX hubiera sido novelista.
Exactamente, como tú lo has dicho. Lo importante es que en la disciplina que abordó, la dejó diferente de lo que era, él dejó una huella. La historieta argentina de aventuras era una cosa y cuando Héctor entró en ella, no solo sino acompañado de un grupo de dibujantes, la convirtió en otra cosa distinta, marcó una huella, ese es su legado, y en muchos de nosotros, de nuestra generación, está la presencia de Héctor como modelo, obviamente de eso no cabe la menor duda.
Hace poco fue jurado del El Primer Premio Ñ de Historieta con más de 150 participantes que lo obtuvo Matías Santellán: ¿Cuál es su opinión de los trabajos de los jóvenes historietistas de Argentina y si nos pudiera mencionar algunos nombres, con presente y futuro?
Bueno, de nombres no me voy a animar a dar, no los quiero dar porque hay mucha gente que pasa por Fierro y voy a nombrar a uno y a olvidarme de otro, pero el trabajo de Matías Santellán y de su compañero Pablo Serafín es muy interesante, me ha gustado mucho. Este chico es hijo del dibujante Eduardo Santellán que murió hace poco, uno de los portadistas de Fierro, que publicó también en esta última etapa. Matías Santellán, el guionista de “Reparador de sueños” tiene un concepto de guión un poco pre-posmoderno, es casi retro su concepción, está más cerca de las pesadillas de Orwell, de una mirada apocalíptica sobre un futuro mecanizado.
Es una historieta, que en el mundo actual al que se enfrenta, enarbola valores saludablemente románticos y el dibujo es muy complejo, recargado, muy trabajado, de alguien poco publicado pero con mucho oficio, que no es un principiante, hay trabajo ahí. Me hace recordar mucho al Moebius inicial, el Moebius que comparte con Giraud, cuando dibujaba mucho Giraud y solo de vez en cuando Moebius, que no era todavía la línea pura, limpita, sino todavía un dibujo con mucha rayita, con mucho volumen, con perfil y con deformación. Después lo único que te puedo decir de los demás participantes es que eran muy heterogéneos, había de todo, estilos muy distintos y que cualquiera de ellos es el equivalente a lo que publicamos en Fierro, por esa heterogeneidad. Me gustó, me parece muy linda la iniciativa aunque no todo el mundo respondió, siendo un concurso abierto, mucha gente ni participó, ni se enteró. Fue una lástima pues era un concurso de amplia apertura para todos.
¿Hay futuro en el concurso?
No depende de nosotros, yo participé como Jurado por designación de De La Flor, ten en cuenta que lo organizó Clarín con De La Flor como editorial, se publicó como Clarín-De La Flor. Entonces Clarín puso algunos jurados, De La Flor puso otros y éramos cinco o seis. Sí, va a estar bien eso, ojalá se repita. El libro quedó muy lindo.
“Manual de perdedores”, será llevada a la historieta muy pronto ¿Cómo le propusieron la adaptación de su libro?, de la cual se encargó Rodolfo Santullo ¿Se vienen próximas novelas de Juan Sasturain transformadas en historieta?
Espero que sí, esa idea me encanta. No sé cual será el resultado, yo no me animo a hacer adaptaciones de nada ya, menos agarrar cosas mías, no tengo ni energía ni ganas, pero me parece que Rodolfo Santullo es muy bueno, trabaja muy bien, le interesó la propuesta. No lo sugerí yo, fue cuestión del editor, pero lo que vi me gustaba, vamos a ver como sale el resultado. Son cosas muy distintas las adaptaciones, pues de muy malas novelas se han hecho muy buenas historietas y en el cine, de muy buenas novelas se han hecho muy malas películas , ya sabemos que son artes y formas totalmente distintas, pero me encantaría, sobre todo por él, por Santullo, por el dibujante, que no sé finalmente con quien se van a quedar, porque vi una muestra de dos, pero no sé quién lo va a hacer todavía (2); por otro lado me pidieron adaptar en historieta “La lucha continúa”, que es una novela que tiene muchos elementos de historieta, esa creo que tiene más posibilidades gráficas.
¿Entonces hay una propuesta concreta?
Sí, sí, me propusieron hacerla, ahora no sé si la harán o no, yo dije que sí, y estoy haciendo en historieta “Zenitram”. Es un cuento que después se convirtió en película y ahora estamos haciendo la historieta, la está dibujando Juan Carlos Quattordio, con guión mío pero más que nada de Juan Carlos, quien baja la película, la cambia, arregla cosas. A partir de la película está desarrollando el guión. Así que yo ya no escribo guiones, pero las historias siguen andando.
Se han multiplicado los eventos en Argentina: Junto a ferias de cómics tenemos Congresos internacionales como “Viñetas Serias” que buscan intentar que los estudios de historieta ingresen a la academia, y la Convención “Crack Bang Boom” de Rosario, de las mejores en la región. ¿Este entusiasmo por hacer actividades a que responde?
Como vos bien has señalado, son cosas diferentes. Se puede verificar que el auge de este tipo de eventos no coincide necesariamente con un período de florecimiento del género. Siempre decía el viejo Breccia que cuando se hizo en el año 68 La Bienal de la Historieta en Buenos Aires, la que organizó Oscar Masotta, en el Instituto Di Tella, cuando vino Hogarth, uno de los grandes del cómic y se expusieron por primera vez en un museo de arte moderno las grandes historietas, ocurría que en Argentina ya había terminado la época de “Frontera” y “Hora Cero”, el viejo Breccia no dibujaba, Pratt ya no estaba. El rescate de la cultura no coincidía y casi era la condición necesaria para que la cosa estuviera medio muerta.
Toda la presencia de estos eventos coincide con un período en que la historieta no es un fenómeno popular, en la medida que lo fue en otro momento de la historia, eso no está ni mal ni bien, es por el devenir de los medios masivos, sabemos que es así, pero se ha intensificado el coleccionismo, los fans, los circuitos cerrados de los estudiosos de historieta y además la academia por primera vez sistemáticamente, demuestra interés, más allá de los trabajos que hicimos nosotros en la época en que estábamos en la universidad para introducir la historieta en la cátedra. Hay investigaciones en la Biblioteca Nacional, preocupaciones por hacer museos que empiezan a rescatar originales y “Viñetas Serias” que organiza Laura Vázquez y otra gente. Es la manifestación académica del acercamiento a la historieta.
La presencia de la académica es un fenómeno autónomo, que tiene que ver con el reconocimiento de la validez artística, de la validez cultural del fenómeno, pero no va más allá de eso. Todo me parece bárbaro, muy bueno. Todo eso es por historietistas y para historietistas, igual que las exposiciones en museos. Ahora la historieta como fenómeno popular masivo, ya no existe más, en Argentina no. Hoy en día quien hace historieta masiva en Argentina, teniendo mucha repercusión y todo el mundo lo sigue y lo conoce es Liniers, que publica en el diario “La Nación” una tira todos los días, una tira que sale en los diarios, pero como no hay revistas de historietas, ni revistas de humor ya no hay esa presencia masiva de personajes, además se murió Fontanarrosa, se murió Caloi. No es una mirada apocalíptica la mía, es objetiva, la masividad esta en otros lados, en otros soportes…
(1) Carlos Albiac murió el 1 de agosto de este año.
(2) El dibujante elegido es Lisandro Estherren.
Entrevista a Juan Sasturain en Lima el 2008: “Una nueva oportunidad, es lo que todos pedimos”.