viernes, 1 de enero de 2010

Entrevista a Alberto Breccia: “Por algún lado hay que empezar” (Parte 4)


Realizada por Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno

Saccomanno: Como ilustrador, vos trabajaste en Códex, en Abril.

Breccia: Sí, pero en Códex fue después, en el 65. En la década del 30, hice ilustraciones en mi colección policial, en Captura, y también en la revista Nocturno, en Editorial Abril.

Trillo: Háblanos un poco de la gente de Abril.

Breccia: Bueno, ahí, trabajaban el gordo es que es actor de teatro, Onofre Lovero, que creo que dirigía Nocturno, y también Nale Roxlo, cuyo cuento “La Escuela de las Hadas” yo había ilustrado en el 48.Y Leónidas Barletta, Isaaac Aisemberg. Y los tanos: Faustinelli, Ongaro, Lowenthal, Pratt. También estaba Portas, que firmaba los guiones como Julio Almada, que era una especie de supervisor de guionistas.

Trillo: Vos no hiciste historieta seria en Abril.

Breccia: No, solamente cuentos infantiles y algunas historietas para chicos, como “Perrito Doctor”, en Gatito. Y un montón de episodios de “El Diario de mi Amiga”.

Saccomanno: Vos llegaste a trabajar simultáneamente en Códex, Abril y Quinterno.

Breccia: Sí, pero en Códex muy poco. En el 57 hice Pancho López, y después con mi ayudante Ballesteros dibujábamos toda la revista Peter Pan. Pero eso duró muy poco.

Saccomanno: ¿Cuándo conociste a Pratt?

Breccia: Fue mucho antes de Hora Cero. En una cena de dibujantes. Y nos hicimos bastante amigos.

Trillo: La anécdota esa que figura en todas tus biografías europeas, y que dice que el Tano te dijo que eras una especie de mujer de la vida, dibujando mucho peor de lo que podías, es posterior.

Breccia: Sí, muy posterior. Fue en el auto de Bayón, por Palermo. Era un Chevrolet y Bayón siempre se olvidaba de sacarle los frenos, lo llevaba siempre frenado. Si habrá gastado gomas el pobre Bayón con ese auto…

Saccomanno: ¿Con Ongaro, nunca hiciste nada?

Breccia: Recién en los últimos años, dibuje un par de guiones suyos para Record. Pero en esa época, no. Me acuerdo que lo llamé para que escribiera cuentos en mi revista Captura, pero nunca pudimos concretar. Claro la revista duro tan poco…

Saccomanno: En esa época, guionistas no habían muchos, ¿no?

Breccia: Bastantes, no creas. Estaba Ongaro, estaba Héctor. Y en Patoruzito: Wadel, Dante del Palo, que era comentarista deportivo, Mariano de la Torre, y que hizo “Tucho de canillita a campeón”. También estaba el hijo del pintor Quirós, que escribía una historieta dibujada por Mottini.

Trillo: Hay una cosa que dijimos en la Historia de la Historieta en Tit-Bits, y es que algo se muere en los 50s. Como si ante el afianzamiento de Patoruzito y el crecimiento de Misterix, los editores de cosas importadas, los Tor los Láinez, todos esos que recortaban malamente historietas yanquis y las traducían como la mona, todos empezaron a aflojar, a desaparecer.

Breccia: Claro, a partir de Quinterno, sobre todo, los personajes se hacen más pensados.

Trillo: O más nuestros, como ese Vito Nervio que hacías con Wadel, que era una proyección fantástica del hombre argentino: vivía en Paris, tomaba mate en las catacumbas, luchaba, y vencía a malvados que otra que Sax Romher , y tenía rendida a sus pies a Madame Zabat, que era la mujer más hermosa del mundo. Realmente Vito era lo que todo argentino tenía ganas de ser…

Breccia: Sí. O ese Tucho que era un boxeador como tantos que uno conoció acá, en Buenos Aires.

Trillo: O las cómicas como ese Don Pascual que era ni más ni menos que el almacenero de la esquina. O Langostino, que era un botero del Riachuelo…

Breccia: Quinterno llevaba a Patoruzito, que era su revista de historietas, lo que había impuesto con Patoruzu: una filosofía que decía que todo debía de ser hecho a nuestra manera, con una visión argentina de las cosas. Y así empezó la verdadera transformación de nuestra historieta.

Saccomanno: En la otra vereda, en la otra editorial, Civita trataba de aprender cómo se hacía, también. Y como era un señor europeo, pero ve que a Quinterno le va bien con lo que hace, decide traer a sus dibujantes italianos y a su guionista para que trabajen aquí.

Trillo: También pone a trabajar a Oesterheld, que es el que en realidad termina de inventar el nuevo código: una cosa humanista, con héroes grupales, con cosas que recién se verían muchos años después en los spaguetti westerns producidos en Italia. Y por primera vez, lo que se hace aquí no tiene nada que ver con la historieta yanqui, nos hemos desprendido completamente, y comenzamos a andar por un camino propio.

Breccia: Todo eso lo impone Oesterheld.

Saccomanno: Claro, pero el espacio se lo da Civita.

Trillo: Y entonces es como el tiro de gracia para todos los editores que no comprenden el cambio.

Saccomanno: ¿Cuándo, dónde conoces a Oesterheld?

Breccia: En la casa de Pratt. Todos ellos estaban todavía en Abril. Después Héctor saca Frontera y Hora Cero y pone a Pablo Pereyra como director de arte. Héctor le dice a Pereyra que le gustaría que yo colaborara. Y Pereyra, sin consultarme, le contesta que a mí no me va a interesar.

Saccomanno: Por eso no colaboraste al principio del proyecto…

Breccia: Pasa entonces bastante tiempo, un año o algo así. Hasta que sucede el episodio de Pratt, que me insulta porque no trabajo con ganas. Y es a instancias de Hugo que Héctor me ofrece un argumento. El argumento es el primer episodio de Sherlock Time. Entonces yo, para darle pica a Pratt lo dibujo con un poco más de esmero. Y al poco tiempo, Hugo me invita a cenar en su casa de Acassuso, y en medio de la comida me dice:”Me dio tanta rabia ver tu historieta que la tengo acá escondida. Pero es muy buena”.

Saccomanno: Y así nació el Sherlock Time. Y decinos: ¿Qué impresión te produjo el primer guión de Oesterheld?

Breccia: Noté que era un gran trabajo. Que ya se podía remontar vuelo. Era el episodio de “La Gota”. En esa época yo tenía casi 40 años.

Trillo: ¿En esa época comienza entonces tu contacto más profundo con Oesterheld?

Breccia: No. Yo hice alguna cosa más para Hora Cero y después dejamos de colaborar juntos por varios años. Porque después vino el episodio de los ingleses, que en mi caso se dio así: un día estaba en casa y se me apareció Bayón con la noticia de que una editorial ingles le había pedido a Hugo Pratt que se contactara conmigo porque querían encargarme algunos trabajos. Yo a Bayón mucho no le creía, porque se la pasaba siempre fantaseando con las posibilidades maravillosas que había en Europa, y nunca pasaba nada. Me acuerdo que se quedó a comer y cuando de iba, y yo ya me había olvidado de lo que me había anunciado al llegar, me repite: Mañana te va a llamar Hugo para darte detalles”. Y así fue, nomás.

Saccomanno: ¿Quiénes trabajaron apara los ingleses en esa época?

Breccia: Casi todos, Pratt hizo la punta, y atrás de él empezaron a trabajar Roume y Jorge Moliterni, y Solano López. Algunos, Hugo, Roume se fueron incluso a Inglaterra enseguida, Yo tardé un poco mas pero, pero al final me fui también un tiempo.

Trillo: Los ingleses en realidad, produjeron el vaciamiento de Hora Cero y Frontera.

Saccomanno: ¿Pagaba bien Hora Cero?

Breccia: Sí, pero los ingleses pagaban en libras esterlinas, que en esa época eran muy fuertes.

Saccomanno: ¿Qué fue lo último que hiciste para Editorial Frontera?

Breccia: El episodio de Sherlock Time que salió en Hora Cero Semanal. Además, a Héctor el personaje no le gustaba. El era prácticamente el único argumentista de la revista. Hablaba a un grabador y una secretaria le pasaba los guiones en limpio.También hice en Hora Cero un guión escrito por Jorge Oesterheld, que era hermano de Héctor y el director de la editorial. “Arena, sol” se llamaba la historieta. Firmaba Jorge Mora, era ingeniero agrónomo y fue funcionario importante del gobierno de Lanussse.

Trillo: Estamos llegando a la parte en que sos un tipo más formado.

Breccia: Malformado.

Saccomanno: Volvamos entonces a la pintura, que tiene tanta relación con todo lo que haces.

Breccia: Yo empecé pintar cuando era un pibe y vivía en Mataderos. Me acuerdo que agarraba una cajita, metía las témperas y un vaso de agua de esos con tapa, la ataba al manubrio de la bicicleta, y me iba pedaleando hasta San Miguel a hacer paisajes.

Saccomanno: Que pintores te gustaban.

Breccia: Siempre me gustaron Breuguel, El Bosco. También Figari.

Saccomanno: Nunca aprendiste a dibujar.

Breccia: No, no…Siempre fui un autodidacta.

Saccomanno: Casi nunca se habla de la relación de la historieta con la plástica. Se menciona siempre su vinculación con el cine. De esto se ha escrito, incluso, demasiado. Pero de historieta y pintura, se ha dicho muy poco.

Breccia: No entiendo dónde quieren llegar. Yo manejo la historieta, o la percibo a través de sentimientos, no de realidades. Admiro mucho a Salinas, a Battaglia, a Buzzelli. Pero por sobre todas las cosas admiro a Pratt, porque Pratt usa menos elementos para decir las cosas. El, cuando utiliza un elemento que no dibuja con sus manos, como el famoso trencito del Corto Maltés, se viene abajo.

Trillo: Yo creo que el agradecimiento que Pratt incluyó en su historieta al autor del trencito, era, en realidad una apertura de paraguas, como si dijera: “Ojo, ¿eh? Esos trenes no los dibuje yo”.

Breccia: Ahí deja de ser Pratt. Es un injerto.

Saccomanno: ¿Cuándo dibujas historietas, sentís lo mismo que cuando pintas?

Breccia: Es igual, siento lo mismo. Es el placer de hacer cosas.

Saccomanno: Volviendo a un tema que bocetamos hace un rato: en otros dibujantes de historietas (incluso en tu admirado Pratt), uno encuentra influencias de otros historietistas, a lo sumo de algún ilustrador. Pero en tu caso, las influencias, si las hay, deben buscarse también en las plásticas. No se puede hablar hoy de que vos tengas influencias de Caniff, precisamente.

Trillo: Los marginales se marginan hacia los costados, por alguna razón que tiene que ver con sus elementos de producción. Vos sos el único marginal que se margina hacia arriba del género llamado menor, hacia la plástica. O hacia debajo de la pintura, hacia la historieta. Esto, claro, si fuera cierta esta estupidez que dice que hay géneros que están arriba y géneros que están abajo.

Saccomanno: Pucha que sos raro, ¿no?

Trillo: Porqué a vos una historieta convencional te sale perfectamente. Y sos un maestro a la “clásica” cuando se trata de ganarte el mango, pero evidentemente, preferís ir en otra dirección, con ese producto complejo y lleno de significaciones que tanto ha dado de hablar en los últimos años.

Saccomanno: Y bueno ¿Qué vas a hacer, toman otro café?

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