Por Gabriel Zárate
Tú reciente novela editada “¡Quítame tus sucias manos de encima!”, ilustrada por unos 50 dibujantes de prestigio internacional, es una fusión de tus más diversas referencias culturales: el cine de serie B, los comics alternativos, pero quizá sea sobretodo un homenaje al pulp americano. Lo peculiar de este libro es que su origen argumental surgió de tu inicial experiencia peruana, pero transformándola radicalmente según tus propias palabras: “la he tenido que vestir de género… de novela de aventuras y de ciencia ficción”. ¿Cómo concebiste este irreverente y corrosivo libro? ¿La consideras tu obra más ambiciosa, con el grave riesgo de ser incomprendida por la crítica académica?
Bueno la crítica académica jamás se va a molestar en leer nada mío, así que tampoco es algo que me haya preocupado demasiado. Si es mi obra más ambiciosa a todos los niveles, tanto en cine, en literatura, como en comic. Si ha sido un parto difícil de cinco años. La cuestión es que el primer año que yo vine al Perú, me sentí por primera vez que estaba siendo protagonista de una aventura de verdad, pese a que he sido una persona que sin darme cuenta jamás pues no era consciente de ello, que nunca había pensado que tuviera un espíritu aventurero ni nada de eso. Pero también es cierto que a los 20 años, ya me había ido yo solo por los EEUU con una mochila a recorrer mundo, a recorrer un país que admiraba como EEUU y que he vivido bastante, por así decirlo, he vivido bastantes experiencias diversas.
Pero llegar al Perú fue realmente, como si de repente me golpearan con un bate de beisbol en la cabeza, porque fue el mayor choque cultural y vivencial que he experimentado nunca en mi vida. De repente, al viajar a la selva, al viajar a Pucallpa por tierra y ser testigo de tantas vivencias y personalidades que jamás había soñado presenciar, me di cuenta que estaba viviendo una aventura maravillosa a través de un viaje muy intenso, que todo ello podía dar para una novela de aventuras y no solo eso, sino que ciertamente percibí que la única manera de poder explicar lo que yo vivía en el Perú era a través de una novela de aventuras, porque una novela realista se quedaba muy corta y muy limitante.
Una perspectiva realista era como demasiado reduccionista con respecto a toda la riqueza de comportamientos y de sensibilidades que yo estaba confrontando. Distinguiendo una singular realidad donde se convivía de una manera absolutamente normal con una mitología fantasmagórica, donde todo el mundo cree en fantasmas, donde la vida vale muy poco, según que sitios. Donde podías encontrarte en un tiroteo sin buscarlo, donde te podían asaltar en cualquier lugar y ese tipo de vivencias, de experiencias, eran como una especie de llamada fabulosa a convertirlo en una aventura, literariamente hablando.
Entonces si me pareció que era muy reduccionista hacerlo desde un punto de vista realista y que nadie habría entendido nada y sin embargo a través de la fantasía, que básicamente es metáfora, lo lograría conseguir , pues la metáfora de una novela de aventuras de ciencia ficción aplicada al Perú lo podría explicar mucho mejor que una crónica realista y de esa manera me embarqué en una especie de proyecto loco donde incorporé todas mis influencias consientes e inconscientes, donde mezcle fantasía, acción, todas mis obsesiones eróticas, toda mi filia por la violencia ficcional, por lo escabroso, por el terror, por un montón de géneros, por diversos ingredientes muy variados.
Me di cuenta que todo lo que había vivido aquí era un envase perfecto para volcar eso y crear la novela más entregada, más pasional, más emocionante y más conmovedora que yo pudiera hacer. En ese sentido, creo que es seguramente la obra que más he disfrutado realizando y que más he sufrido, porque quería que quedara perfecta, que fuera perfecta. Me ha llevado muchos años y me ha llevado mucho tiempo, pero a la vez, me he sentido un autentico escritor pulp, un escritor visionario en el sentido de que sentía que estaba transmitiéndole al lector algo que no había vivido nunca y que iba a disfrutar muchísimo leyendo.
Curiosamente, no te hablo de la crítica académica, porque te digo que no le interesa demasiado lo que yo hago, pero la crítica que si se ha fijado en la novela, ha hablado muy bien de ella y a escrito muy bien de ella. Es la primera vez que tengo una especie de unanimidad crítica absoluta: De que es mi mejor obra, de que es una obra muy recomendable y bueno, en ese sentido estoy muy contento. Parece que por fin la crítica, al menos, me ha dejado de mirar con esa especie de paternalismo con que se mira al loco que dice tonterías, como me miraban con “Todas Putas”.
¿Cuál es tu percepción del panorama actual del comic español? ¿Cuán alentador es su avance en los últimos años? ¿Qué historietitas talentosos han aparecido últimamente y merecen tu respeto? ¿Qué opinas del éxito mundial de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido?
En cuanto al panorama actual del cómic español, creo que a nivel de dibujantes está mejor que nunca. Hay un alud de excelentes dibujantes, de muy diversos estilos, como jamás lo ha habido en España. En ese sentido, creo que estamos viviendo un momento espléndido de creatividad y me ha sorprendido constatar la llegada de tantos jóvenes con talento al campo del cómic. No lo tengo tan claro en el campo de los guionistas. Tampoco estoy pendiente de todo lo que se publica, pero creo que en España, como siempre, siguen faltando guionistas.
De todas maneras, suele ser el eslabón débil del cómic: dibujantes de calidad nunca faltan, pero guionistas interesantes es más complicado hallarlos. Supongo que eso se irá corrigiendo poco a poco, ahora que hay tantos tándems trabajando directamente para el mercado francés. Respecto del éxito mundial de BLACKSAD de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido, me alegro muchísimo.
¿Piensas que Francia y España son el último bastión europeo de “la historieta adulta” ante el avasallador e incontenible rebasamiento comercial del manga? ¿Coincides con Moebius en que “el manga es una plaga”?
No, no lo pienso. Pienso que cada época tiene su tendencia estilística y productiva, y hay que respetar eso. Igual que tuvimos que aguantar que el cómic estadounidense clásico fuera el modelo a copiar por la generación de autores españoles de los años 40, y que los superhéroes hayan dominado el cómic popular de los 90, tenemos que respetar el advenimiento del manga como principal tipo de historieta de consumo de las masas. Creo que deberíamos estar eufóricos de que exista un tipo de cómic como el manga, capaz de vender millones de ejemplares. ¿No nos quejamos siempre de que el cómic perdió su característica de ser un medio popular? Pues el manga viene a refutar eso.
Gracias al éxito del manga, millones de personas se están habituando a leer cómic, y las editoriales pueden publicar otros tipos de estilos, además de manga, que no venden tanto. Dudo que Moebius tenga una postura negativa y agresiva hacia el manga, dado que él lo ha cultivado, incluso colaborado con mangakas como Taniguchi. Viendo el asunto desde fuera, resulta ridículo: a mí nunca me gustó Tintín, por ejemplo, siempre me pareció ridículo su éxito y creo que es una porquería de cómic. Sin embargo, respeto su fenómeno y que muchísimos millones de personas sólo entiendan el cómic con los parámetros con que está hecho Tintín.
Pues con el manga es lo mismo, hay que respetar una forma distinta y en muchos sentidos apasionante de entender el cómic, como es el manga. Y no, no creo que España y Francia estén en condiciones de ser bastiones de nada. Es mucho más rico e interesante ¡y adulto! mucho de lo que está aportando en su infinita variedad el estilo manga que la mayoría de cosas que se están haciendo en España y Francia.
Mario Bellatín en una entrevista califico a Lima como “una escuela del dolor” Este año, para un medio escrito describiste a Lima de “ciudad fascinante y terrible”. Oscilas entre el embeleso y la mirada crítica. El Perú te produce sentimientos encontrados, sin embargo siempre estas retornando. ¿Qué representa el Perú para ti?
Es una especie de punto congelado en el tiempo donde se pueden observar comportamientos antropológicos que yo creía expulsados para siempre por la civilización moderna. Y al mismo tiempo es un lugar donde se puede dar rienda a los instintos de una manera automática, sin darse uno ni cuenta, porque los peruanos tienden a vivir cada día como si fuera el último: no hay un peso de preocupación por el mañana, como el que nos esclaviza en Europa.
Básicamente, mi amor y fascinación por este país se basa en ese anclaje en el vivir con los sentidos antes que cerebralmente. Eso conlleva, claro, tener que convivir también con los defectos de comportamiento social que implica tal planteamiento: un exceso de chapucería a la hora de efectuar cualquier actividad; la tendencia a improvisarlo todo a última hora; la ausencia de orden y lógica en las calles; la falta de seriedad a la hora de cumplir las promesas; etc. Pero sí, a mí me enamora ese vivir al día y al borde del desastre continuo… y llevarlo con el gran sentido del humor que rebosa este país.
Última pregunta: Tu seducción por el Perú se inicia con tu esposa. El amor fue incluso capaz que accedieras a casarte por la Iglesia ¿Qué hallaste en una mujer peruana que nunca encontraste en una mujer española?
Bueno, me casé con mi mujer porque me enamoré de ella. Que fuera peruana o caucásica es lo de menos. Sí es cierto que la belleza de las mujeres peruanas se acerca mucho a mi ideal de la femineidad. El punto de mestizaje de las mujeres peruanas es para mí el perfecto: no son tan artificiales y recauchutadas como las colombianas, por ejemplo. Son perfectas para mi gusto: la peruana es suave y agradecida, de ojos almendrados y mirada seductora, es una mujer muy femenina y con mucho respeto por su propio misterio.
Bueno, me casé con mi mujer porque me enamoré de ella. Que fuera peruana o caucásica es lo de menos. Sí es cierto que la belleza de las mujeres peruanas se acerca mucho a mi ideal de la femineidad. El punto de mestizaje de las mujeres peruanas es para mí el perfecto: no son tan artificiales y recauchutadas como las colombianas, por ejemplo. Son perfectas para mi gusto: la peruana es suave y agradecida, de ojos almendrados y mirada seductora, es una mujer muy femenina y con mucho respeto por su propio misterio.
¿Qué encontré en mi mujer que no encontré nunca en una mujer española? Bueno, las mujeres peruanas están tan acostumbradas a que las maltraten, porque los peruanos son muy machistas y elementales en las relaciones, que cualquier europeo por comparación les parece divino. Es broma… Digamos que mi mujer y yo tenemos una esencia muy parecida, hemos nacido en lugares opuestos del mundo, pero vemos la vida de igual manera, y nos pertenecemos mutuamente. El nuestro es realmente un amor inmortal.
Grabación y fotografía: José “Chiqui” Vilca.
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