Por Gabriel Zárate
El interés por la figura y la vida de Chiqui Martí la despliegas en tu biografía novelada "Chiqui Martí: Piel de ángel" ¿Cómo surge tu deslumbramiento novelesco por está erótica bailarina, diosa del striptease, tan famosa de España? ¿Fue debido a la experiencia de trabajar juntos para la televisión? ¿Es parte de tu incisivo perfil provocador el reivindicar personajes irreverentes para una sociedad conservadora, como Chiqui Martí, elevándola al rango de una heroína pop mediática?
No, en realidad mi interés por Chiqui surge a raíz de que me atrae el erotismo. En España hay muy pocas figuras del erotismo conocidas. Chiqui Martí en España es la única stripper, artista de striptease realmente buena y realmente conocida. A mí me interesa demasiado el erotismo y si fuera estadounidense probablemente sería fan acérrimo de Betty Page y de Dita Von Teese, pero soy español y Chiqui es de las pocas muestras de erotismo nacional que hay lindas y con talento. Por ello Chiqui Martí me pareció muy interesante como personaje.
Tuve la suerte de escribir su biografía en el 2005, muy cautivado porque me gusta el tema del vedetismo, del exhibicionismo, del arte erótico, del striptease, etc. También como forma de expresión de cultura popular y me hice muy amigo de ella. Me parece un gran personaje, una gran persona y surgió la idea de convertirla un poco a la manera retorcida, de reconvertir un icono pop real en un icono pop de la historieta. Parece muy divertido coger el personaje de Chiqui Martí y transformarla, como en EEUU que ya se habían hecho historietas de Pamela Anderson, pues tomar la imagen de Chiqui Martí y convertirla en una especie de Barbarella.
Volviendo a la biografía, surgió como un encargo y fue muy cómodo para mí escribir la semblanza de ella. No te hablo a niveles que es una persona que va contra las convenciones conservadoras de la sociedad, ¡no!, para nada. Me interesaba porque era una mujer luchadora, una mujer con un show erótico esplendido. Sigue siendo la mejor stripper que yo haya visto nunca. Ni Betty Page ni Dita Von Teese. Si ella fuera estadounidense seria la número uno, sin discusión, porque es una atleta esplendida. Me fascinaba lo que ella hacía.
De hecho ella es muy conservadora como persona. Cree en el matrimonio, cree en la familia, no tiene nada de subversiva, más allá de lo que pueda conllevar de subversión su propio arte. Pero es por puro erotismo, que me pareció muy atractivo el personaje y luego cuando hablé con ella, había vivido tantas cosas que era increíble poder asistir a eso, poder asistir en primera fila a su vida, para luego transcribirlo.
Su libro ("Chiqui Martí: Piel de ángel") es probablemente lo más parecido a lo que yo escriba nunca en clave decimonónica. Ahora que está de retorno, la literatura decimonónica y de repente escribir como Víctor Hugo o como Charles Dickens, se ha puesto de moda. Más aún con el Nobel a MVLL que él es muy decimonónico. Él realmente se identifica mucho con esa literatura del escritor total que escribe un fresco de una sociedad concreta y donde se encuentra todo detalle de esa sociedad metido allí dentro. Yo huyo de ese tipo de literatura, no me siento identificado con la literatura decimonónica, al menos como autor, nunca me ha gustado la literatura realista.
De hecho cuando más cómodo me sentí dentro de esa etiqueta y cuando me di cuenta que podía hacer una especie de folletín decimonónico, con una historia de aventura, amor, pasión, muerte, fue con la vida de Chiqui Martí, pues su vida contiene todo eso. Resultó al final un libro de 500 páginas, que ni yo me hubiera imaginado que pudiera dar para tanto.
Tú álbum sobre la vida de la pelirroja bailarina Chiqui Martí, recién editada por Glenat, está dibujada por el artista peruano César Carpio (y coloreada por Diego Rondón) ¿Cómo conociste la obra de César Carpio y decidiste arriesgarte a trabajar con un joven y muy talentoso dibujante peruano, pero desconocido en el medio gráfico europeo?
Bueno, tampoco recuerdo muy bien los detalles, pero supongo que básicamente me atrajo mucho el dibujo de César. Hay un momento, por deformación profesional, en que reconoces rápidamente al dibujante con un lenguaje visual que va entender todo el mundo, que puede triunfar en cualquier sitio, en EEUU, en Europa, en cualquier mercado y César creo que hoy por hoy, que yo conozca, es el dibujante más brillante a nivel de dibujo comercial, en el buen sentido de la palabra comercial, que existe.
Me parece un dibujante que impresiona tanto en Europa como en EEUU. Es un dibujante que todo el mundo puede entender porque tiene una tradición casi de ameri-manga. Esta muy influido por EEUU, por autores americanos y japoneses. Entonces cuando lo vi me quede deslumbrado. Yo había escrito esté guión y estábamos buscando dibujante en ese momento. En seguida conecte con él, me pareció, que hablábamos el mismo lenguaje, además incluso que teníamos intereses comunes, que nos gustaban cosas parecidas. Y me pareció buena idea presentarlo en la Editorial Glenat en España como una opción para dibujar ese proyecto.
A los mandamases, a los directores editoriales les encantó, así que no hubo problemas, simplemente tuvo que hacer un par de páginas de prueba y enseguida lo ficharon. En ese sentido no había ningún interés especial porque el autor del proyecto fuera peruano, colombiano o australiano. La nacionalidad no tiene nada que ver, era la calidad de su dibujo lo que los impresionó mucho, además por su humildad personal y por su capacidad de entrega. Sabía que iba a disfrutar durante el proceso de realización del álbum y así fue, era muy divertido trabajar con él.
Es un tipo absolutamente entregado a su trabajo y el fruto ahí está, se nota que es un gran dibujante. El resultado de “Chiqui Bang Bang” me parece espectacular a nivel visual y Diego (Rondón) pues igual. Era el artista con el que trabajaba habitualmente César y enseguida les encantó el color también a los editores y no hubo ningún inconveniente. Para mí ha sido genial trabajar con César y me encantaría seguir trabajando con él.
Hernán, sobre tu próxima novela gráfica de 250 páginas, ambientada en el Perú y basada en un cercano hecho real, ya difundida por la prensa limeña: “Plagio”. Coméntanos la atroz historia detrás de la ficción. ¿Cómo surgió la idea de llevarla al comic? y ¿cómo van los detalles finales del trabajo, ya casi concluido, con Joan Marín? ¿Para cuándo saldría editada?
La idea es que aparezca en este próximo salón del comic de Barcelona, creo que a finales de abril, si Joan puede conseguir terminar toda la realización visual, todo el dibujo en este período. Es probablemente la obra más ambiciosa a nivel de comic que hemos encarado, básicamente porque la historia de este secuestro era muy interesante.
No solo era la crónica de un secuestro real, que al ser la victima una persona muy cercana a mí, podía conocer de primera mano todos los mínimos detalles de ese terrible secuestro de tres días, sino que además, era muy enriquecedor poder acceder a las declaraciones de los secuestradores, una vez capturados, y de la gente que vivió en carne propia ese secuestro, que me son allegados, es familia política mía. Así que en ese sentido era una oportunidad de describir, paso a paso, todo lo que se vivió, en una situación tan terrible como que te secuestren durante varios días y tu vida peligre, en manos de unos individuos desconocidos.
Al mismo tiempo, se presentaba como un motivo musical fabuloso para retratar también el caos de una ciudad, que se está haciendo así misma continuamente, como es Lima. Me parecía una excusa estupenda para describir el modo de vida de una ciudad latinoamericana en plena ebullición, como México D.F. o estas grandes urbes donde uno se puede jugar la vida en cuestión de segundos. Entonces un poco aprovechamos esta crónica, tan viva y tan física de un secuestro y con tanta información de primera mano, para también trasladar ese mundo latinoamericano que no es habitual percibir en ninguna obra de comic.
Es una novela gráfica que tiene 250 páginas, que es bastante. Tiene una extensión muy considerable para lo que suele ser una obra de comic y nos ha llevado buen tiempo y a Joan le está costando mucho esfuerzo, hasta el punto de que gestioné, un poquito con la ayuda de Chiqui (José Vilca), que Joan, como dibujante, pudiera venir a Lima desde España, invitado por el Centro Cultural Español para dar unos Talleres y para que él pudiera conocer exactamente los lugares donde ocurrió todo, porque era muy complicado para un dibujante español, que no hubiese visitado Lima, captar realmente la atmosfera y el ambiente que había que trasladar a la imagen de esta historia.
Entonces conseguimos que Joan viniera y pudiera hacer sus fotos de los sitios reales donde transcurrió todo el secuestro y en ese sentido estoy muy contento. Ahora mismo ya estoy retocando los diálogos, los textos finales en base al propio dibujo, porque ya está dibujada más de la mitad de la novela gráfica y lo que me está costando es intentar encontrar el punto medio de lenguaje, de peruanismos, para que el propio público español pueda entender el texto, pero me gustaría sacrificar lo mínimo posible de modismos y de manera de expresarse peruana, porque creo que es muy bonito también poder captar esa especie de musicalidad y de intención y de expresividad que tiene el español peruano.
Creo que es la obra más ambiciosa de comic que he abordado y las páginas que está entregando Joan son impresionantes. Llevo un año con el proyecto, y aunque tardara cinco más, merecería la pena porque Joan está dando todo. En ese sentido va a ser una obra que impacte mucho y va a dar una visión, creo lo más real posible, de una realidad que es muy poco conocida en España.
Grabación y fotografía: José “Chiqui” Vilca.
Grabación y fotografía: José “Chiqui” Vilca.
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