Por Gabriel Zárate
Editorial Ovni Press (Argentina) anuncia la reedición de la novela gráfica “Legión”, con guión y dibujos de Salvador Sanz, publicada originalmente el 2006 por Editorial Ivrea. Esta nueva edición mejorada, cuenta con páginas corregidas, bocetos inéditos y un exclusivo prólogo del gran Quique Alcatena. El libro de 64 páginas y a todo color, será presentado el 31 de octubre a las 6pm en The Roxy Live bar (Niceto Vega 5542. Buenos Aires) como parte del evento “Hallowen Now!". El primer libro de Salvador Sanz retorna para todos los lectores.
El Color del Apocalipsis: (Prólogo de Quique Alcatena)
“Salvador Sanz viene urdiendo fantasmagorías y pesadillas gráficas desde hace mucho tiempo. Ya en las páginas del recordado fanzine “Catzole”, sus historias inquietaban, no hacían concesiones. Salvador nos arrinconaba contra oscuros -oscurísimos- recovecos de la imaginación que la luz negra de su fantasía revelaba. Arte incómodo el de este autor, porque asomarse a los abismos no es grato. Pero quizá en el horror profundo haya una secreta catarsis. Sólo quizás.
Es difícil encontrar esa catarsis en “Legión”. No hay respiro, no hay tregua. Los cielos de una invadida Buenos Aires se nublan sin fin, literalmente. Lejos quedó el talante heroico de esa otra gran historieta que también versaba sobre una invasión desde más allá de nuestro mundo, “El Eternauta”. La historia comienza cuando un color nuevo irrumpe en nuestra realidad, un color imposible que trae a la memoria aquel que “cayó del cielo”, como en el relato de Lovecraft…. Pero una sinopsis de lo que les aguarda a los lectores en estas páginas no será jamás parte de esta introducción. Que los portentos y terrores allí agazapados los tomen desprevenidos, como me tomó a mí cuando leí “Legión” por primera vez.
Y se podría escribir mucho sobre la tenebrosa belleza que encierra lo horrible, belleza infernal que nos admira y repele al mismo tiempo. Salvador está entre esos artistas que han rasgado el velo y roto el sello. No quiero extenderme sobre la destreza de su técnica, la maestría de su dibujo: las imágenes que siguen hablan por sí solas. No quiero erigirme en exégeta objetivo de esta obra turbadora y visceral. Si de algo sirve para la crónica, que conste aquí que “Legión” es una de las mejores historietas hechas en nuestro país en los últimos tiempos.
Y así es que, desde hace ya varios años, cada vez que paso por el Museo de Ciencias Naturales en la Avenida Ángel Gallardo, y miro (como lo hago, embelesado, desde que era chico) a los buhos de piedra que flanquean una de sus entradas, recuerdo una escena imborrable de esta sublime pesadilla de Salvador. Hasta me parece verlos pintados de “ultramal”, el color que cayó del cielo… o trepó del infierno”.
Quique Alcatena
“Salvador Sanz viene urdiendo fantasmagorías y pesadillas gráficas desde hace mucho tiempo. Ya en las páginas del recordado fanzine “Catzole”, sus historias inquietaban, no hacían concesiones. Salvador nos arrinconaba contra oscuros -oscurísimos- recovecos de la imaginación que la luz negra de su fantasía revelaba. Arte incómodo el de este autor, porque asomarse a los abismos no es grato. Pero quizá en el horror profundo haya una secreta catarsis. Sólo quizás.
Es difícil encontrar esa catarsis en “Legión”. No hay respiro, no hay tregua. Los cielos de una invadida Buenos Aires se nublan sin fin, literalmente. Lejos quedó el talante heroico de esa otra gran historieta que también versaba sobre una invasión desde más allá de nuestro mundo, “El Eternauta”. La historia comienza cuando un color nuevo irrumpe en nuestra realidad, un color imposible que trae a la memoria aquel que “cayó del cielo”, como en el relato de Lovecraft…. Pero una sinopsis de lo que les aguarda a los lectores en estas páginas no será jamás parte de esta introducción. Que los portentos y terrores allí agazapados los tomen desprevenidos, como me tomó a mí cuando leí “Legión” por primera vez.
Y se podría escribir mucho sobre la tenebrosa belleza que encierra lo horrible, belleza infernal que nos admira y repele al mismo tiempo. Salvador está entre esos artistas que han rasgado el velo y roto el sello. No quiero extenderme sobre la destreza de su técnica, la maestría de su dibujo: las imágenes que siguen hablan por sí solas. No quiero erigirme en exégeta objetivo de esta obra turbadora y visceral. Si de algo sirve para la crónica, que conste aquí que “Legión” es una de las mejores historietas hechas en nuestro país en los últimos tiempos.
Y así es que, desde hace ya varios años, cada vez que paso por el Museo de Ciencias Naturales en la Avenida Ángel Gallardo, y miro (como lo hago, embelesado, desde que era chico) a los buhos de piedra que flanquean una de sus entradas, recuerdo una escena imborrable de esta sublime pesadilla de Salvador. Hasta me parece verlos pintados de “ultramal”, el color que cayó del cielo… o trepó del infierno”.
Quique Alcatena
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