"Tardi
et la Grande Guerre", exhibición en el 41º Festival Internacional de la
Bande Dessinée Angoulême 2014
EFE: Jacques Tardi, obsesionado por la Primera Guerra Mundial desde su
infancia, revive el horror de las trincheras en una obra conmovedora por su
realismo y su virtuosismo. Una importante exposición en el Festival
Internacional de la Historieta de Angulema (suroeste de Francia) "Tardi y
la Gran Guerra", presenta esta obra clave de la historieta contemporánea y
lanza simbólicamente las conmemoraciones del centenario de la Primera Guerra
Mundial (1914-1918). Sin embargo, a Tardi no le agradan esas celebraciones.
"Yo me mantengo apartado. Espero los discursos, pero temo que eso no haga
más que aumentar mi hosquedad", sostiene el indomable dibujante, de 67
años, que en enero de 2013 se negó a ser condecorado por el gobierno francés
La exposición, que presenta láminas,
dibujos, ilustraciones, croquis y tapas de libros, se apoya en las dos
principales historietas de Tardi consagradas a la Primera Guerra Mundial,
"Putain de guerre!" (Puta guerra), publicada en dos volúmenes en 2008
y 2009 por Casterman y "C'était la guerre des tranchées" (Fue la
guerra de trincheras) (1993). Otra parte destaca su imponente trabajo de
ilustrador sobre la Gran Guerra. La pregunta que se hacen todos es, "¿cómo
resistieron los peludos (militares de la Primera Guerra Mundial en
argot)?" "Inventaron la convicción patriótica, el sacrificio
libremente aceptado... ¡Es un monstruoso engaño!", exclama Tardi.
"Habían preparado a la gente, como a la artillería, mucho antes de 1914,
ya fueran los maestros o los curas. Mi indignación se debe sobre todo a la
manipulación de esos jóvenes destinados a la muerte. Buenos muchachos, que
partieron con una flor en el fusil, en pantalón rojo, disfrazados de blancos...
¡Rápidamente comprendieron que les habían mentido!", dice.
Tardi nació el 30 de agosto de 1946
y pasó su infancia en Alemania ocupada, donde su padre, voluntario en 1937 y
luego prisionero de guerra, era militar. En sus libros, Tardi pone el énfasis
en los detalles y la verdad histórica. "Leo dos o tres libros para llegar
a cuatro líneas de texto..." También trabaja con el historiador y
coleccionista Jean-Pierre Verney. "Me trae objetos, armas... Cuando dibujo
un cañón, me presta el manual de utilizacion", explica.
Actualmente está concentrado en el
segundo tomo de "Yo René Tardi, prisionero de guerra, Stalag II B"
(Casterman), basado en los cuadernillos de su padre. Ya llegó al regreso del
prisionero. "Fui a Pomerania a ver todos los lugares. Mi padre da muchos
detalles. En el fin del libro hablaré quizás de la desilusión, de la cólera de
los que pasaron su juventud tras las alambradas de espino", afirma.
"Cuando escucho actualmente a manifestantes que gritan 'trabajo, familia,
patria' hacer afirmaciones antisemitas, eso me preocupa. Son las recetas que
funcionan, es como si hubieran reclutado a milicianos. Lo mismo sucedió
entonces en Alemania. En cierta forma, Hitler no tuvo más que inclinarse, todo
estaba preparado...", concluye.
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