jueves, 26 de marzo de 2015

Entrevista a Ignacio Noé: “Gracias a Ricardo Barreiro logré publicar en Italia y hacer algunas portadas para la Fierro, así empecé a trabajar profesionalmente como historietista e ilustrador”


Por Gabriel Zarate

Entrevistamos al gran Ignacio “Nacho” Noé, aparición juvenil de la antigua revista “Fierro” quien junto a Ariel Olivetti, es el dibujante más talentoso y creativo de su generación surgido en Argentina, cuyo prestigio artístico alcanza en Francia su máximo reconocimiento mundial. Un exquisito ilustrador, consagrado maestro internacional del arte erótico y portento de la historieta, que recientemente ha publicado “Ignacio Noé: Life & Artbook”, libro editado por Editorial Dicese (Argentina) bajo la conducción de Delfina Moroni. Agradecemos a Nacho la enorme generosidad de concedernos esta entrevista para “El lector de historietas”, que compartimos con todos los lectores. 

¿Cómo surgió la vocación por dibujar? Muchos dibujantes son autodidactas, pero en tu caso fuiste muy temprano a un Taller de dibujo. ¿Cuánto te ayudo esta formación a descubrir el artista gráfico que llevas dentro? 

Empecé de muy chico, de los 8 a los 12 años, estudiando en un Taller tradicional de dibujo y pintura de mi ciudad (Escobar) y fue muy importante porque aprendí las técnicas básicas del dibujo y la pintura.  Cuando empecé el colegio secundario tuve que viajar a otra ciudad para ir a  un colegio técnico, soy Maestro Mayor de Obras,  por ello no me dieron  los horarios para continuar asistiendo al Taller y lo abandoné durante un año. Lo retomé a los catorce años, pero solo fui medio año más y luego lo deje definitivamente, con ello concluyó mi educación formal en arte. Fue muy importante esta iniciación y estimulo, por parte de mi profesor (Tomás Carboni) y de mi familia que avalaban y disfrutaban lo que yo hacía. Eso fue fundamental, el estudiar de los 8 a los 13 años, después seguí por mi cuenta.  

Me gustaba dibujar, en mi familia había cierta tendencia para lo artístico, mi madre y mi abuelo iban a la ópera de jóvenes y si bien nunca trataron de imponerme nada, hablaban de ópera, de sus autores preferidos y ello representó la introducción a lo cultural. Mi abuelo paterno era carpintero, teníamos sus herramientas de carpintería, él era un bohemio y su casa estaba al lado de la mía y su baño estaba repleto de pequeños dibujitos, eso era un detalle bastante gracioso. Estaban las herramientas y nosotros teníamos un taller donde siempre hacíamos cosas manualmente, armas al principio, después aeromodelismo, aviones planeadores para volar y había una natural afinidad en ello. Siempre digo que saqué el interés de mi padre por hacer cosas, mi viejo se daba maña para fabricar de todo en el taller y por mi madre heredé el interés cultural, que me fueron formando y yo le encuentro una salida a esos intereses en el dibujo.

Argentina es un país con una gran tradición por el comic y durante tu infancia y adolescencia viviste una época de abundantes revistas masivas. ¿Cuáles son las primeras historietas que recuerdas, aquellas que pudieron marcar influencia en tu interés por el comic, según los periodos de tu infancia y adolescencia? ¿Consumías comics de chico?

Tuve épocas de consumir comics pero no de niño. Recuerdo que de pequeño  me interesaba una enciclopedia ilustrada que teníamos en casa y me gustaban mucho los animales prehistóricos, que eran apenas algunos dibujos, no como ahora que están tan difundidos. Después de adolescente tuve una época en que leía “Patoruzito”, unas vacaciones leí muchas revistas de “Superman”. A los doce años disfrute de “Satiricon” y de un personaje “La Pochi”, de Izquierdo Brown un dibujante buenísimo que posteriormente se dedicó a la publicidad, pero luego con la Dictadura esa revista se cortó. Mi verdadero descubrimiento de la historieta fue cuando salió “Superhumor”, la revista “Humor” y sobretodo “Fierro”, donde vi los trabajos de Enrique Breccia entre otros.

Ignacio, tus orígenes como dibujante que incursiona en el campo profesional se remontan a un concurso de la revista “Fierro” de Andrés Cascioli, donde se buscaba nuevos autores. Luego de ser seleccionado te convertiste en ilustrador de portadas de “Fierro” y conociste a Ricardo Barreiro.  Formas parte de esa generación que apareció muy joven en un mundo editorial argentino a punto de colapsar, forjándote como dibujante es un periodo complicado.

En realidad yo no comencé con la industria en crisis, empecé con el éxito de las revistas de Ediciones de la Urraca. Cuando estaba terminando el secundario apareció la revista “Humor”, que fue un suceso editorial pues transmitía todo lo que no se decía en los diarios, sobre la dictadura que estaba terminando, los problemas con los desaparecidos  y de la incipiente democracia que se estaba por formar. Después La Urraca publica “Superhumor”, más tarde “Fierro”. “Humor” era la revista política que difundía a toda una generación de personas que uno desconocía por problemas de la censura, entonces fue todo un descubrimiento para mí, con gente dedicada a distintas cosas, era un mundo cultural nuevo que me forjó cierta iniciación política. Después La Urraca edita “Fierro”, que aparece mostrando la historieta europea de los ochentas, donde descubro a autores como Moebius, Bilal, yo estaba acostumbrado a ver Patoruzito o Superman y ese otro tipo de historieta me sorprendió mucho.

¿Qué recuerdos conservas de aquellos primeros años de iniciación, y de tiempos críticos por la crisis de las editoriales? ¿Nos podrías mencionar algunos autores que conociste y ejercieron influencia sobre tu desarrollo como dibujante?  

En el momento que vi lo que hacían Alberto Breccia, Enrique Breccia, José Muñoz, Moebius, todo ello me interesó muchísimo, pero quien me causo una mayor influencia fue Carlos Nine. Cuando vi lo de Nine era justo lo que yo quería hacer, pero no me salía y ni estaba cerca, era lo que había imaginado que sería lindo hacer, una cosa moderna pero virtuosa. Yo pintaba paisajes cercanos al impresionismo pero luego de ver sus acuarelas  empecé a hacer caras con arrugas, quería imitarle esas arrugas fantásticas que hacía. Después tuve la suerte de conocerlo en la redacción de la  “Fierro”, pero su influencia me viene de las tapas de “Humor”.

Mi iniciación es de golpe y en el comienzo de la revista “Fierro”, todavía no había crisis, y es debido a que esta revista saca un concurso para gente joven llamado "Fierro busca dos manos". Yo en ese momento estaba haciendo el servicio militar obligatorio cuando tuve la suerte de quebrarme un dedo del pie jugando al futbol, por esta razón me pusieron una bota de yeso y como no podía  hacer guardia estuve dos meses en mi casa, aquello me dio tiempo para preparar tres comics cortos con un amigo, con uno de ellos ganamos una de las menciones a la historieta integral. Luego de esto comencé a colaborar con el suplemento “Oxido” de la “Fierro”, estuve un par de años yendo a la redacción hasta que al final tuve la oportunidad de profesionalizarme.

Ricardo Barreiro es una figura clave en tu trayectoria, para empezar a dibujar historieta y publicar en Europa. ¿Qué recuerdos tienes de Barreiro como persona? ¿Cómo era trabajar con él? ¿Discutían los guiones o te los enviaba ya concluidos? Luego de “El Protector” y “Hombre Subterráneo", “El Convento Infernal” fue un trabajo percibido como polémico, pero quizá es el origen de tu faceta como dibujante de temática erótica.

Lo conocí a Ricardo Barreiro en la Redacción de la Fierro, fue fundamental cruzarme con él allí. Barreiro había visto las historietas cortas que yo publicaba en el Oxido y me ofreció hacer una prueba para LancioStory, una revista italiana para la que él trabajaba. Además yo había hecho un par de tapas para la revista pero que no terminaban de gustar en la redacción, Ricardo se las mostró directamente a Cassioli, el director de la editorial, y a él si le gustaron. Así que gracias a Ricardo Barreiro logré  publicar en Italia y hacer algunas portadas para la Fierro que era mi sueño, así empecé a trabajar profesionalmente como historietista e ilustrador.

Ricardo era un tipo muy generoso, muy extrovertido, muy locuaz. En cuanto a los guiones discutimos un poco el primer guión: “El Protector”, tirábamos dos o tres ideas juntos pero el tenia un universo muy definido al que yo trataba de darle forma. Luego si yo hacia algún cambio lo aceptaba sin problema. Era fácil trabajar con él, en el sentido de que, como buen guionista, el desarrollo de las historietas siempre era claro y contundente.

¿Te entregaba el proyecto y tú podías hacer cambios?

Sí, yo podía hacer pequeños cambios y no había problemas, ni yo le cambiaba todo lo que hacía, ni él era muy puntilloso en los cambios realizados. Barreiro me daba libertad y yo nunca tuve el interés, como dibujante, de cambiar lo que me está poniendo el guionista sino de intentar mostrarlo lo mejor posible. 

En ese momento eras un muchacho, bastante joven, trabajando con un guionista de nivel internacional…

Si. Tenía 22 años cuando me profesionalicé, antes de ello pintaba letreros y carteles en Escobar. Cuando empiezo a publicar para Italia, abandono todo ello y me dedico de pleno a la historieta y a mover por distinta editoriales mis ilustraciones. 

Te has convertido en un referente internacional del cómic erótico  ¿Siempre has tenido fascinación por el erotismo? ¿Fue, por lo contrario, una adaptación a la exigencia del mercado en un periodo falto de oportunidades en Argentina? ¿Cómo surge tu inclinación por esta temática?  

Fueron las dos cosas, me interesa el tema y me tope con la crisis de los ´90 de las revistas de comics en Europa.  La historia es así, Después de publicar “El Protector”, yo realizo un viaje a Europa. Cuando llego a Italia voy al Festival Lucca, evento organizado por el dueño de “Comic Art”, este me confirma  que la historieta que enviamos, “Hombre Subterráneo”, fue aceptada en su revista. Luego recorro distintas editoriales en Roma y conozco al editor  Coniglio que me ofrece de inmediato hacer un comic de erotismo suave con Barreiro para su revista Blue. Vuelvo a Argentina, empezamos a hacer la historieta para “Comic Art” mientras hacemos unas páginas de prueba de la otra para “Blue”. Se publica “Hombre Subterráneo” y a la revista de “Blue” les enviamos las primeras páginas. Durante un largo tiempo enviamos faxes que nunca respondieron, hasta que nos enteramos que Coniglio había fundido.

Cuando funde “Blue” también comienzan a quebrar muchas revistas. A inicios de los noventas cierran todas las revistas que eran famosas en los ochentas, como “Cimoc”, “Zona 84”, la misma “Comic Art” se reduce muchísimo. Después de dos años les enviamos un fax diciéndole que íbamos a disponer del material pero no sabíamos dónde colocarlo. Al poco tiempo aparece la revista “Kiss Comix”, publicada por la editorial de la revista "El Vivora" una de las pocas que habían sobrevivido en España, y les ofrecemos la historieta. Esta les gusta pero nos piden si podíamos hacer un erotismo más fuerte, entonces hacemos escenas mucho mas explicitas y la transformamos en "El convento infernal".

¿Cómo fue pasar a trabajar para la revista Genios, una publicación argentina de temática infantil, donde contribuiste con la adaptación gráfica de obras clásicas?

Fue una experiencia extraordinaria. Ilustrar clásicos es el sueño de todo ilustrador. Llegué a ese trabajo a través de Ariel Olivetti, él me avisó que  la revista “Genios” tenía el proyecto de editar los Grandes clásicos ilustrados. Me presenté en la editorial e hice dos ilustraciones de prueba, me aceptaron y luego de eso colaboré en quince títulos. La verdad fue una realización mía porque yo tenía el ejemplo de Carlos Nine, que hacia tapas de “Humor” y las de “Humi” como dibujante infantil. Fue un proyecto ideal para los ilustradores además al sacar los libros con tapa dura, los lectores todavía los conservan en sus bibliotecas.

Justo para “Genios” tuviste un proyecto con Carlos Trillo, “Julián King”. Una cosa que me sorprende es que el binomio Trillo – Noé  por alguna razón no haya logrado consolidarse, cuando tu estilo de dibujo era ideal para el tipo de historietas que Carlos Trillo imaginaba. ¿A que puede haberse debido? Un genial guionista como Trillo, contigo de dibujante, hubiera producido comics notables.

Si es cierto, para mí fue un honor trabajar con él,  por desgracia las cosas se dieron de tal manera que no pudimos hacer un segundo trabajo juntos. En Genios me propusieron preparar una historieta con Trillo, quien colaboraba mucho para la revista. Trillo creo Julián King como una historieta de dos viñetas por hoja, pensamos que era una buena idea hacerla con grandes ilustraciones a color pero luego resulto un formato raro y no se publico en Europa como habíamos planeado. Luego busqué otro rumbo y más tarde surgió trabajar con Jean-David Morvan. Cuando pensé en volver a trabajar con Trillo,  para preparar un proyecto y presentarlo en alguna editorial francesa, Carlos falleció.

Ediciones La Cúpula y su revista “Kiss Comix” son los espacios que encontrarse en España para poder publicar. Las mencionó por la repercusión que tienen para los lectores hispanoamericanos, incluso en la nueva colección “Kiss Comix” el segundo volumen fue tuyo: “El afinador de Pianos”. ¿Los comics aparecidos eran exclusivos de Ediciones La Cúpula? ¿Eran trabajos  realizados originalmente para otras editoras pero adquiridos para ser editados en España? ¿Coméntanos sobre tu paso por “Kiss Comix”  y que representó el cierre, para los dibujantes y sus posibilidades de trabajo, de la última revista masiva española?

El material mío era para Kiss Comix en su versión española y francesa. Luego, la Editorial que funcionaba como agente,  la vendía en otras revistas de  Italia, Alemania, Holanda, y más tarde aparecieron como libros en Italia, Francia y EEUU. Las historias estaban pensadas en capítulos para ser publicadas en la revista pero con una extensión estándar de la historia completa para poder armar un  libro. Trabajar para KISS fue un placer pues tenía libertad y tiempo para hacer lo que quisiera, además las historietas gustaban al público y era una revista viva, real, los lectores compraban la revista porque les parecían divertidas las historias y disfrutaban los dibujos.

¿Qué opinas del cierre de “Kiss Comix”, lo que ello significa para los historietistas?

Es una lástima, cuando se cierran posibilidades para dibujantes es algo muy triste, a esta altura empiezo a notar que es parte del ciclo de vida normal de las revistas, es difícil que una revista esté eternamente vendiendo lo mismo. Me gustaría que surgieran otros lugares para poder publicar, mostrar cómics, trabajar de historietista. Entiendo que estamos en una época complicada donde internet cambia las reglas de juego continuamente, es el inicio de algo nuevo, así que pensar las revistas como las pensábamos hace 30 años es imposible, ello seguramente no va a ocurrir más.   

¿Concluyes que estamos viviendo el fin de la cultura de masas impresa?

No sé si el fin, pero un cambio radical seguro. Realmente no lo sé, pero que es un cambio brutal es evidente. Creo que todo el mundo editorial está viendo como reposicionarse con relación a internet. Es un cambio impresionante el que produjo, sobre todo yo que empecé a dibujar antes de internet, luego de su explosión veo todo un mundo nuevo, distinto. El cierre de las revistas es anterior a internet. Yo viví dos crisis, la de inicios de los noventas como te había contado, donde no había internet, y el gusto de la gente cambio y la del 2008 cuando también se sintió una crisis grande en Europa y continuamente los medios gráficos están viendo la forma de adaptarse. A veces uno piensa en las revistas de historietas como si fuera la década del cincuenta y eso no existe más ni va a volver a existir, eso seguro.

“Helldorado”, saga de tres tomos con guión del gran Jean-David Morvan, ambientada durante la conquista de América, fue publicado por Casterman entre los años 2006-2009, y es uno de tus trabajos más talentosos, pero poco conocido por el público hispano a falta de una edición en español, lo que nos lleva a pensar en la paradoja de publicar reiteradamente para el prestigioso mercado francés y lo poco que se te ha traducido a nuestro idioma. ¿A qué razones puede deberse que triunfes en Francia, pero que los editores hispanos no se animen a publicar obras como “Helldorado”?

No sé, habría que preguntarle a los editores, seguramente es por la crisis del mercado. A mí me encantaría que “Helldorado” esté publicado en español, pero el editor no arriesga o realmente no existe el mercado. Quizá la gente no lo compré en el número suficiente como para que se justifique publicarlo, creo que esa es la mejor respuesta. Por suerte hace un mes la edición integral de “Helldorado” ha aparecido en italiano publicada por Mondadori.

Dentro de la línea erótica de tu producción artística ¿hay algún trabajo o libro que te parezca mejor logrado y que recomendarías a los lectores para conocer tu obra? En una entrevista mencionaste  tu libro “Exposición”, el cual lo considerabas entre lo más relevante. ¿Cuáles son sus principales meritos artísticos, que te han producido satisfacción como autor?

“Exposición” me gusta mucho, sobretodo el argumento, porque la idea está hecha a partir del protagonista Gil Spam, un ilustrador de los cincuentas imaginado por mí que  a través de su nombre recuerdo a modo de homenaje al gran Gil Elvgren (1914-1980), el ilustrador de pinups norteamericano de esa época. Me encanta este artista y el  erotismo suave de los pinups de los cincuentas. La idea general de la historieta es que todo ese erotismo delicado, que sugerían las ilustraciones de la época, en realidad surgía de experiencia mucho más sórdida del artista, la distancia entre esta experiencia y la ilustración final crean un  contraste  gracioso. Me agrada ese guión y realmente es uno de mis cómics preferidos, es el que más me gusta dentro de mi obra erótica.

Cuéntanos sobre tu faceta didáctica, ¿cuándo empezaste a enseñar? Algunos historietistas ven, en un inicio, la enseñanza como un medio de sumar ingresos, pero luego le toman el gusto. ¿Es tu caso?

Empecé a dar clases hace 25 años en mi Taller de Escobar, como otra fuente de ingresos, pero ese no era el único motivo para hacerlo. Enseñar me gusta  por muchos cosas, por un lado está la parte económica pero por otro siempre estuve interesado en la teoría de la pintura, me gusta estudiar sobre ello y dar clases es un estimulo mas para hacerlo, además  disfruto adaptar esos conocimientos y mi experiencia en la profesión para dar clases y que los conocimientos y sobre todo la puesta en práctica de ellos sea clara y comprensible. Como soy en cierta medida autodidacta siempre pienso como explicaría esos conocimientos a mi mismo cuando era más chico.

Empecé a dar clases cuando volví de mi primer viaje a Europa, extrañamente el haber visto originales de los hitos de la pintura de todos los tiempos funciono en mi como si me hubiera recibido de algo. Me gusta mucho, organizar un buen espacio para enseñar, estudiar y dar clases, me cierra por todos lados…

¿En qué espacios has dado clases?

Como te decía hace un tiempo largo tengo mi escuela  en Escobar, además de eso actualmente estoy a cargo de taller de técnicas en la Escuela  Ola en Capital, pero también he dado un par de charlas en el Museo de Bellas Artes de Bahía Blanca, dos talleres en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo en Mendoza, un taller en la Alianza Francesa de La Plata y en la Escuela Argentina de Historieta en Buenos Aires. He dado dos seminarios cortos para la editorial Ediba de Bahía Blanca y  dos talleres en la casa de la cultura de Comodoro Rivadavia.

¿Cómo llegaste  a “La Ola” (Escuela de Artes Integradas) de Marcelo Dupleich? 

Fue a través de un amigo en común que es Ariel Olivetti. Lo conocí a Marcelo Dupleich en una cena  y  me propuso dar clases en su escuela cosa que me interesó mucho pues la escuela de Marcelo está muy bien organizada y dan clases excelentes profesionales en cada uno de los talleres.

Ahora estas pasando a otro plano de lo didáctico, de forma masiva con tu próximo libro “Composiciones de Ilustraciones” próximamente a ser publicado por “Editorial Dicese”, sello editor conducido por Delfina Moroni. Este libro forma parte de una colección instructiva, ¿cómo te animaste a componerlo?

El libro lo tengo dividido en dos capítulos en el primero defino que es una imagen y en el segundo muestro a la  ilustración como una imagen condicionada por un texto, lo referente a la definición de imagen lo vengo desarrollando desde hace tiempo, se podría decir que al libro lo empecé hace casi 20 años, cuando organicé una charla sobre los elementos de la ilustración para la Facultad de Artes de Mendoza. Cuando me lo propusieron no dude un segundo ya estaba lanzado a escribirlo.

Estoy muy entusiasmado con este libro, estudiar sobre estos temas me encanta y poder exponer esto es un sueño realizado para mí. Agradezco a Editorial Dicese el interés en publicar este tipo de libros y esta oportunidad en particular. 

“Suave, tibia y perfumada”, uno de tus más recientes trabajos para Francia (Glenat), proyectada para tres tomos, marca un giro en tu trayectoria, por ser el inicio de tu faceta como guionista fuera de la temática erótica. ¿Cómo se da este giro de convertirte en autor integral de novela gráfica? ¿Era algo pendiente por desarrollar?  ¿Tienes nuevos proyectos con guiones tuyos en un mediano plazo?

Si, era algo pendiente por desarrollar en tanto que guionista  y es también  un giro en cuanto al estilo. Estuve trabajando mucho tiempo digitalmente y con “Suave, tibia y perfumada” abandono esto para hacerlo en acuarela. En cuanto al guión hacia un tiempo lo venía desarrollando hasta que finalmente lo aceptaron en Glenat. Es una historia de amor que ocurre en 1872 entre Londres y América (primero en la Patagonia, luego en Paraguay para terminar en los suburbios de Buenos Aires). Es mi primera historia larga de ficción donde sin embargo aparecen algunos elementos eróticos.

¿Las influencias temáticas provienen de lecturas, del cine, del comic?

La verdad es que no las encuentro pero deben existir. Siempre me ha gustado el siglo XIX, hace mucho tiempo había preparado un comic de estilo steampunk. Por otra parte en todos mis comics son protagonizados por mujeres heroínas y esta es uno más en ese sentido.

¿Hay más proyectos?

¡Hay proyectos en historieta!, hay uno con Jean-David Morvan para Editions Paquet (Francia) sobre una historia de espías en los años sesentas, donde aparecen aviones de la época. Las conversaciones están avanzadas y creo que falta poco para dedicarme de lleno a este proyecto. Hay otras cosas pero recién las empezamos a preparar. 

En diciembre del año pasado inauguraste la muestra “Ignacio Noé: Historietas y pinturas”. Es conocido el interés que tienes por la pintura, incluso has llegado a dictar un Taller  ¿Fue tu temprana faceta de ilustrador la que te orientó a acercarte al lienzo? ¿Lo percibes como una evolución natural? ¿Cuáles son los límites entre la ilustración y la pintura?

En realidad yo empecé en un Taller de pintura y me pensaba como un pintor, luego como un pintor que hacia ilustraciones y luego un ilustrador que hacia historietas. Actualmente me pienso como un historietista que hace historietas. La pintura siempre estuvo presente desde que empecé a dibujar pero realmente no la desarrollé adecuadamente. En esta exposición pude mostrar obras de diferentes épocas, actualmente estoy pintando cuadros y mi idea es darle más tiempo a la pintura  y tratar de entrar en el mercado del arte.

¿Hubo muestras anteriores?

Participe del Salón Nacional de Dibujo en el 2008 y antes en el Salón Nacional de Arte Sacro. También  hice una exposición de ilustraciones a modo de retrospectiva en el espacio de historieta del Centro Cultural Recoleta. Espero que haya futuras exposiciones, actualmente estoy trabajando en 27 ilustraciones estilo pinup que se venderán en un portfolio en Francia, me gustaría hacer una exposición con ellas en algún momento.

El 2014 concluyó  con la presentación de “Ignacio Noé: Life & Artbook”, publicado por Editorial Dicese (Argentina). ¿Puedes comentarnos como asumiste el reto de publicar un texto autobiográfico con Editorial Dicese, dentro de la colección Life & Artbook?  ¿Qué importancia y valía le otorgas a este libro en el marco de tu variada producción artística? ¿Lo percibes con la importancia de ser un esperado reencuentro con los lectores argentinos y tu primer libro integral editado en Argentina?

El libro iba a ser un reportaje a cargo de Delfina Moroni la directora de la editorial, hicimos un primer encuentro y luego me envió la desgravación, cuando la leí quede sorprendido, mis respuestas eran tan confusas e inconsistentes que era imposible entenderlas. Me sentí obligado a tomarme el tiempo necesario para pensar y anotar mis contestaciones. Cuando comencé con este trabajo  inmediatamente me di cuenta que lo mejor era escribir directamente mi desarrollo profesional como una autobiografía.

Entiendo que esto fue un acierto, porque al empezar a recordar cómo fueron mis comienzos surgió todo un relato de mi relación con el acto de dibujar, con los momentos que yo viví como importantes pintando o con las ideas que me fueron acompañando al pensar sobre el arte. Me topé así con una narración más íntima e interesante que la mera descripción de los lugares donde fui publicando. Esto transformó este libro en una empresa mucho más profunda de lo que creí en un principio. También me topé con el acto de escribir, algo fascinante y exigente, y que superó largamente mis capacidades. Estoy realmente feliz con este librito y su contenido. Le dedique mucho tiempo y concentración, lo siento una obra mía, y me alegra muchísimo que haya salido finalmente a la venta. 

Nacho, estas considerado un maestro del comic erótico a nivel mundial. ¿Cuáles son las condiciones innatas que debe tener un dibujante para poder plasmar la sugerente sensualidad femenina y convertirla en el lubrico objeto sexual que alimenta las impúdicas fantasías de los lectores? ¿El dibujante también debe proyectar sus propias obsesiones lascivas sobre el tema? Ingenuamente uno podría imaginar a las chicas más guapas de Buenos Aires desfilando por el Taller de Nacho Noé y posando vestidas solo con una sonrisa. ¿De dónde surge la carnal imagen de la mujer que retratas con maestría en  los comics? ¿Son los recuerdos de bellas mujeres que conociste a lo largo de tu vida y quedaron aferradas a tu memoria?

Yo creo que con lograr dibujar un cuerpo aproximadamente femenino alcanza para convertirlo en un lubrico objeto sexual que alimente las fantasías, los lectores de comics eróticos somos creativos y ponemos mucho de nosotros mismos.

Para crear cualquier comic proyectamos nuestras obsesiones, para un comic erótico también. A mí me obsesiona el deseo de la mujer; más o menos la mayoría de las mujeres desean a los hombres, eso es un misterio y un milagro. Todos mis comics tratan de abordar este tema: La mujer que desea. Toda la pornografía muestra en su brutal manera este reiterado tópico, y creo que es la diferencia de una perversión sana y una enferma. No importa lo que se le ponga delante a una mujer, un hombre lindo o uno peludo, dos hombres, otra mujer o un perro, ella siempre desea y ver el surgimiento y la confirmación del deseo erótico es el prodigio. La costumbre puede llevarnos a olvidarlo pero sin el deseo de la mujer nada sería posible.

El desfile por mi taller de mujeres  solo vestidas con una sonrisa  es una imagen hermosa pero no es verdadera. Los personajes femeninos de mis comics surgen de mi febril imaginación y de mi estoica realidad. Soy un pornógrafo casto.

1 comentario:

  1. Esta entrevista demuestra, como muchas otras, una situación básica en Argentina, si queres que publiquen tu material hay dos caminos. Tener amigos/conocidos en el medio (decir industria, hoy, es un chiste) que te abran todas las puertas que de otra forma estarían completamente cerradas; o crearte tu propia editorial y autopublicarte y morir en el intento de que alguien lea tu trabajo.

    Saludos

    J.

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