martes, 26 de octubre de 2010

Jesús Cossio presenta “Barbarie” en “La Feria del Libro Ricardo Palma 2010” de Miraflores


Por Gabriel Zárate

Con guión y dibujos de Jesús Cossio, el álbum “Barbarie” se presentará hoy martes 26 de octubre a las 8 pm durante “La 31ª Feria del Libro Ricardo Palma”, de Miraflores, en el Auditorio “Chabuca Granda”.

El álbum cuyo subtitulo es "Cómics sobre la violencia política: Perú 1985-1990" está centrado en la violación y abuso de los derechos humanos perpetrados por el Estado y Sendero Luminoso durante el conflicto armado interno. Además lleva un Prologo de Carlos Iván Degregori, renombrado antropólogo y miembro de “La Comisión de la Verdad”.

El libro será presentado por el notable humorista gráfico Carlín. Es una nueva publicación de Ediciones Contracultura, de Benjamín Corzo.

viernes, 22 de octubre de 2010

Carlos Giménez en Lima


Por Gabriel Zárate

El más brillante historietista español, leyenda viva de gran fama mundial, Carlos Giménez (Madrid, 1941) llegó a Lima y fue el invitado estelar del “Festival Mundo Viñeta”, gracias a los buenos oficios del Centro Cultural de España.

Carlos Giménez, acompañado del historietista peruano Juan Acevedo, dictó el Taller: “Consideraciones sobre la historieta y el autor de cómics”, durante los días 20, 21, 22 de octubre, en el horario de 11am-1pm en el Goethe-Institut Lima.

El día jueves 21 de octubre a las 7:30 pm en el auditorio del C.C. de España, Carlos Giménez expuso la conferencia “Revisión del tebeo y su entorno próximo”.

El viernes 22 de octubre Carlos Giménez, durante la presentación de “Las Moscas no vuelan de noche” en la Sala Consistorial de la Municipalidad de Miraflores, fue homenajeado con la entrega del trofeo “Serrucho” por “El Club Nazca de la Historieta” del Perú, a cargo de Javier Prado, como reconocimiento a su sobresaliente trayectoria historietística de valor universal. El martes 26 estaría regresando a España.

Cesar Santiváñez presenta “Las moscas no vuelan de noche” en “La Feria del Libro Ricardo Palma 2010”




Por Gabriel Zárate

Finalista del “1º Premio Contracultura de Novela Gráfica 2010”, con guión de Cesar Santiváñez y dibujos de Carlos Lavida, el álbum “Las Moscas no vuelan de noche” será presentado este día jueves 22 a las 8 pm en el marco de “La 31ª Feria del Libro Ricardo Palma”, de Miraflores.

El moderador de la presentación será el destacado dibujante Javier Prado. El libro es publicado por Ediciones Contracultura de Benjamín Corzo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Conferencia de Jorge Lucas en la FIL 2010 de Lima (Segunda Parte)



Transcripción y edición: Gabriel Zárate

El dibujo de los detalles: El tema de los detalles va en cada uno. Yo soy de agregar muchos detalles, porque leo el guión y pienso que va a faltar y le sigo agregando cosas al cuadrito, a la página, pero hay mucho dibujante americano que simplifica y son geniales en eso, admiro esa capacidad de síntesis que tienen. Es más, a veces dibujan un fondo por página con suerte y después no hace otra cosa, luego son todos fondos blancos. Pero uno lo lee y parece que hay muchas cosas.

El envío electrónico: Los envíos ahora son todos en digital. Por suerte empecé en la época que recién se iniciaba lo digital. Fui incorporando el escáner y fue mejor para ellos también con lo que había pasado en el 2001, y todo se hizo más dinámico de esa manera. Mientras menos se manejaban con correo era mejor. El internet fue una solución mágica para todo eso, pues antes había que manejarse con fax y con un correo que no sabias si les llegaba el original o no. Yo por lo menos, envío el arte final. Aunque hay gente a la que le piden los lápices, uno tiene que escanear los lápices y a veces lo tuve que hacer. Generalmente en lápiz y tinta y después corrigen sobre la tinta.

Los contratos laborales: Con la Marvel no tenía un contrato firmado, pero tuve trabajo corrido por 5 años más o menos, los trabajos iban surgiendo y se hacían. No me aseguraban trabajo por tanta cantidad de tiempo, pero con Top Cow si tengo tres años de contrato.

Los trabajos publicados: El tiempo que le queda libre a uno, es escaso. Ahora estoy volviendo a hacer lo de Cazador. Retraso un poco lo de afuera para avanzar con Cazador, pero en realidad no hay mucho tiempo para hacer otra cosa. También doy clases, son muchas cosas juntas. En cuanto a los trabajos publicados, los reviso solo después de un tiempo y me doy cuenta por ahí que solo se va dando cierto mejoramiento o, cambio en el dibujo, que uno no se percata en el momento de la composición, hasta que ve publicaciones anteriores y cuando las observa piensas: “Huy, yo dibuje esta porquería”. Los dibujantes somos muy autocríticos.

Los dibujantes novatos: Para preparar una carpeta deben elegir sus mejores dibujos y si no tienen buenos dibujos, mejor que no se presente y que continúen dibujando. En principio si uno piensa que tiene el nivel, debe mostrarle a gente que realmente dibuja y que te diga: “Te falta dibujo”. No mostrárselo a la madre y que te diga: “Hay que lindo que dibujas”, eso no sirve de nada. Si uno piensa que tiene ese nivel, hay preparar los mejores dibujos.

Hay varios caminos, si uno quiere trabajar en Marvel de alguna forma, primero tratar de llegar al editor extranjero, ya sea por internet enviándole mensajes o tratando de contactarse por medio de la paginas que tienen en la red virtual o también viajar a San Diego, en julio generalmente, cuando es la Convención (La Comic-Con) o ver allí si se puede conseguir algún trabajo o buscar un encargo pequeño en una empresa mas chica, publicando aunque sea gratis o por poco dinero que paguen por pagina, pero ya con eso lograr una publicación en EEUU, eso es bueno porque nunca se sabe quien va a verlo y llamarle la atención, es un derecho de piso también o tomarlo como una inversión que vale la pena.

Antes solo quedaba ir a San Diego y rogar que alguien te viera. Son cuatro días “La Comic-Con”, la Convención de comics más grande que hay y uno puede presentar cualquier tipo de trabajo. No es tan fácil ahora, uno debe llevar una carpeta, que seleccionan primero y si les gusta te llaman para una entrevista. Antes había que hacer una fila de doscientos metros para que te atendieran y que el editor mirara toda esa carpeta. Ahora no, si algo les llama la atención te convocan para la entrevista. También es fundamental saber inglés.

George Lucas: En realidad mi segundo apellido es Lucas. En Uruguay es Jorge Luis Pereira Lucas. Como Pereira no me gusta me puse Lucas.

¿El dibujante nace o se hace?: No creo que nazca con esas habilidades, aunque puede haber algo de genética. En realidad el dibujo se da, porque uno se siente más querido o más aceptado con eso y va desarrollando esas habilidades, se va entrenando impulsado por el deseo de ser aceptado.

¿Guión o dibujo?: Con respecto a mi visión, siempre le di más importancia al dibujo. Me entro mas una historieta por el dibujo que por la historia, pues el dibujo es siempre la primera impresión, pero después cuando vas leyendo, si te atrapa, es porque todo el comic es bueno. Generalmente para mí como política, el dibujo tiene que estar atractivo para el lector, para el que lo lee, que es quien va a juzgar si le gusta o no, pero finalmente mucho depende también de la historia.

Si está bien dibujado y el argumento no te dice nada, va a quedar nada más que en unos lindos dibujitos y punto. Para mí, es un poco mitad y mitad. Tiene que haber un equilibrio entre un buen guión y un buen dibujo. Aunque a veces ha ocurrido que historietas que no están tan bien dibujadas tuvieron gran éxito, como “Sandman” de Neil Gaiman que en los 9os no estaba tan bien dibujada, pero tenía un guión muy bueno y se vendía, más por el argumento que por el dibujo. El dibujante estaba ahí como de adorno y tenia seguidores por la historia en sí.

Depende mucho de alguno de los dos factores. Si coinciden ambos, será tan bueno como el “Dark Knight” de Frank Miller o “Watchmen” de Alan Moore o lo de Alex Ross, a mí me gusta mucho su trabajo en Marvels, que comparado con lo nuevo de Alex Ross no me llama tanto la atención, el guión de Marvels iba bien con el dibujo de Alex Ross, porque es una historia vista por un fotógrafo y Alex Ross transmitía eso. Por eso es tan bueno como obra integra, como guión y dibujo. Pero siempre para mí, la historieta entra por la parte visual.

El futuro del comic: Yo lo que veo es que la historieta está pasando a ser un objeto más cultural que antes. El formato donde se desarrolla ahora, se orienta hacia el libro, hacia el álbum como es en Europa, donde el comic es un entretenimiento más elevado. Me parece que se dirige a eso. De hecho, hay muchas series de EEUU que editan los libros recopilatorios, con la saga del personaje completa. Porque es preferible tener un libro a tener revistas sueltas, donde por ahí pueden maltratarse o perderse y le queda al lector, el objeto de colección. Me parece que como la historieta perdió campo en muchos terrenos, ahora el comic está consolidándose como un objeto exclusivo, convirtiéndose en un libro de coleccionista.

A diferencia de antes, que era solo visto como un material de entretenimiento, donde lo leías y lo tirabas o si lo guardabas, venia tu madre después de un tiempo, agarraba todas esas revistas y las arrojaba. Ahora se ha convertido en otro tipo de objeto, uno de culto, de colección. Pienso también que hay cosas que solo se van a publicar en formato digital, pero no va a ser lo mismo, será algo distinto. No es igual leer un comic en papel, sin gastar nada de energía, a encender una maquina apretando un botón. No es la misma sensación, va a ser comic digital, pero no la historieta que a mí me gusta.

El personaje preferido: De Marvel no es que me guste un personaje más que otro. Me gustaba dibujar Los 4 fantásticos con ese estilo Kirby. Me gustó lo de Wolverine. No me atraen todos los X –Men. No me atraen mucho esos personajes, salvo Wolverine, que me parece interesante de dibujar y fue uno de los que más dibuje, pues hice una saga y un número de él. Los personajes de Marvel me encantan dibujarlos casi todos, como Thor, Hulk, cualquiera de ellos, prefiero siempre los clásicos.

Los X –Men no los prefiero porque no crecieron conmigo, creo que de ahí viene mi tema con los X –Men, no los leía en mi infancia demasiado o quizás cambiaron demasiado con respecto a la visión que les daba Stan Lee y Kirby. Aparecieron en los 70s con Wolverine, que John Byrne y Jim Lee le dieron un giro distinto, pero nunca me llamaron demasiado la atención.

Comic y política: Pienso que en América Latina no hay tanta conexión de la historieta con la política Si hay una conexión en EEUU donde el superhéroe transmite cierta imagen referida a lo que es el americano respecto a su relación con el mundo, como medio de transmisión de una ideología El superhéroe refleja la visión que tiene el americano del mundo, por ello se identifican tanto con la figura del superhéroe.

En Latinoamérica tiene más relación, el humor con la política que el comic con la política. No hubo una conexión tan fuerte con el comic, como en el caso del humor político de Mafalda que reflejaba a la época o la revista Humor con la dictadura argentina. Los contactos de la historieta con la política fueron accidentales, incluso hasta velados. La segunda parte de El Eternauta es como una versión en comic de la época de la dictadura militar.

También El Eternauta estaba muy marcado por las ideas de Oesterheld, que finalmente termino desaparecido por la dictadura y se supone ha muerto. Incluso es más marcado el tipo de ideología en la versión de Breccia, publicada en la revista Gente, que en la de Solano López. La revista Gente terminó por cancelar la publicación del Eternauta porque la gente que leía la revista decía que no entendía los dibujos, por lo que tuvieron que acelerar y comprimir una extensa historia como la del Eternauta dándole un final abrupto y lleno de texto. Pienso que también debió haber algún tema político para que se dejara de publicar.

¿Es posible un superhéroe latinoamericano?: El superhéroe es norteamericano porque es su visión del mundo. Ellos son los salvadores del mundo y el mundo a veces se les vuelve en contra, es la visión que tienen ellos a mi entender que la trasladan al comic, al cine, etc. Por eso para mí el superhéroe en América Latina no funciona, porque la visión del latinoamericano es totalmente distinta a lo que es el norteamericano. No tenemos esa percepción, es otra su ideología.

El norteamericano piensa que va salvar al mundo porque es bueno y es justiciero y por eso puede invadir en nombre del bien y la justicia (o es lo que pretenden que se crea o los que los gobiernos y poderes les hacen creer). Cuando no es esa nuestra visión, pues para nosotros, el norteamericano es un invasor que se entromete en nuestras políticas. Un superhéroe latinoamericano tendría que combatir más que a Osama Bin Laden o a los comunistas, al imperio norteamericano. Ese sería un superhéroe latinoamericano.

Al finalizar su conferencia, Jorge Lucas recibió de manos de Rashid Rabi el trofeo “Serrucho” otorgado a historietistas desatacados, por “El Club Nazca de la Historieta” del Perú.

Muchas gracias.

Grabación: Carlos Tovar

Fotografía: José “Chiqui” Vilca

sábado, 16 de octubre de 2010

Conferencia de Jorge Lucas en la FIL 2010 de Lima (Primera Parte)



Jorge Lucas, célebre dibujante de superhéroes, creador del popular personaje “Cazador”, fue invitado internacional de “La 15ª Feria Internacional del Libro de Lima” (FIL 2010) en el pasado mes de julio, donde dio la conferencia: “De El Cazador a El Capitán América”, teniendo como flamante moderador a Rashid Rabi. Compartimos la conferencia de Jorge Lucas con todos nuestros lectores.

Transcripción y edición: Gabriel Zárate

Mis referentes: Lo que yo siempre digo: Jack Kirby es el dibujante que más me gusta. Aparte estaba Alberto Breccia, que para mí, cuando lo descubrí recién en la revista Pif–Paf cuando era niño, fue algo espectacular. Yo no sabía quién era cuando salió publicado, pensé que se trataba de un dibujante americano, porque lo primero que vi de Breccia fue Sherlock Time y me impresiono tanto el dibujo y la historia.

Cuando leí quienes lo realizaban, me di cuenta que era argentinos. Luego me enteré que Alberto Breccia era uruguayo y que la historieta había salido en los 60s, que no era nada nuevo. Después con Mort Cinder también fue algo increíble. El dibujo de Alberto Breccia era simplemente magistral. Más tarde conocería también a Lucho Olivera, Cacho Mandrafina, que eran alumnos de Breccia, todos increíbles.

Cazador, como surge: El primer Cazador lo presente en un concurso de la revista Skorpio, es aquel que tiene la estrella en la frente. Después como salió mencionado pero no publicado me decidí a armar el fanzine, era una forma de publicar algo, entonces me junte con varios amigos y entre todas las historietas que había allí estaba Cazador. No estaba bien dibujado, pero bueno, tenía fuerza la historia. Igual el personaje pegaba, iba bien.

Después no pasó más nada, pues no hice un número dos del fanzine Arkham, pero si colabore en la revista. Tres historias con el dibujante Sanyú, dónde había tres historietas distintas, una dibujada por mí. Eso duró solo tres números y luego fuimos a hablar con Ariel Olivetti, que conocía a Andrés Cascioli por las portadas de Fierro, que Ariel hacía en aquella época. Le llevo una propuesta de hacer una revista con varias historietas y entre ellas iba Cazador, pero Cascioli dijo “No, hagamos una revista con un personaje solo, porque para una revista con varios personajes tengo a Fierro”, que ya estaba por cerrar, pero igual la tenía todavía. Así, el único protagonista que había en la nueva revista era Cazador.

Lo que hicimos fue reunirnos entre Ariel, Claudio Ramírez y yo para ver que hacíamos con el personaje. Como nos gustaba mucho Simón Bisley, nos agarramos del él, lo homenajeamos si se quiere llamar así. De allí salió Cazador y en vez de hacerlo norteamericano, lo hicimos argentino y muy mal hablado. Por suerte Andrés Cascioli, aceptó hacer revista a pesar de su contenido bastante zafado.

Cazador, ¿quién es?: De superhéroe no tiene nada, más bien es todo lo contrario. Cuando me dicen antihéroe, tampoco, más bien es un anti superhéroe. Porque lo que menos quiere en su vida es ayudar gente o salvar al mundo, no pretende eso. Costó un poco que lo entendieran, porque el público estaba acostumbrado a cierto esquema de comic y eso fue lo que consiguió Cazador: romper con el esquema de un tipo enmascarado que salva al mundo.

En realidad ya estaba enmascarado y era enmascarado porque ni él sabía porque era así, no tiene una doble personalidad, ni oculta su identidad por algo como el superhéroe americano. Lo desarrollamos de esa manera, tuvimos varios problemas de censura o de censura encubierta, pero es un personaje definido por mí como anti superhéroe, es la definición que más le cabe. Ni siquiera está en ningún molde que se pueda ubicar.

Es un personaje raro, difícil de catalogar. Al no pretender salvar el mundo o transmitir un ejemplo, ni hablar bien, no pertenece a la cultura a la que estamos habituados. Es algo totalmente distinto de cualquier otro personaje. Incluso hoy en día no hay ese personaje que pueda asumir esa falta de respeto con el personaje-modelo original. Siempre el personaje de comic trata de transmitir hasta bondad o si es un villano busca ser el más malo.

Acá el Cazador era el villano y era también el héroe, eso fue lo extraño y peculiar, y lo que aún muchos no entienden, por suerte la gente común lo acepta y es la que más la entiende, ya que se parece bastante a la gente de la calle, por eso llega tanto a ese público, que ya no quiere estereotipos y por eso se identifica con él. Siempre hay que resaltar que la libertad que tiene al no moverse como un paradigma del bien.

Cazador, los antecedentes de “La edad Oscura”: A partir de la salida del “Dark Knight” de Frank Miller fue como una reinterpretación del superhéroe. El sueño se había perdido, del superhéroe idealizado, que era rebueno. En un momento la cabeza del norteamericano le hizo click y “Dark Knight” represento eso, sumado a Alan Moore con los “Watchmen”, que al ser inglés tenía una visión distinta del superhéroe. No tenía esa visión idealizada.

Fue como una revolución, la de los 90s, como volver a empezar. De hecho, muchos personajes antiguos empezaron de vuelta, como Superman con “El hombre de acero” y Batman con “Año Uno” de Frank Miller. Fue toda una gran movida. Incluyendo “Crisis en Tierras Infinitas”, comenzar de vuelta, renovando los personajes, haciéndolos más reales, pero igual siguieron transmitiendo esos valores de ser súper bueno y súper honrado.

Uno que vive en Latinoamericana sabe que no es tan así. En nuestros países el género pega hasta cierta edad, después se transforma en un objeto de culto, me parece, porque uno sabe que lo que se cuenta es mentira, que nada es blanco y negro sino con distintos matices de grises, la lucha del bien contra el mal no siempre es tan clara, como bien sabemos los latinos.

Cazador, el contexto argentino: Para mí era una propuesta nueva. Había gente que no leía historietas y se acerco a ella por Cazador. La mayoría de lectores de Cazador no eran un público consumidor de historietas ni de superhéroes. No era tan fácil acceder al material extranjero, pues había poca publicación. Los lectores generalmente, estaban informados sobre el comic de EEUU o de Europa. Pero el que comparaba Cazador, era más gente del pueblo, que se enganchaba no por ser un superhéroe, sino porque se daban cuenta que era todo lo contrario y transmitía algo distinto, que se parecía mucho al pueblo, y eso era lo que atraía.

Dibujando en la Marvel: Termine Cazador de La Urraca, que concluyo en el Nº 66, luego de más de seis años publicándose. Después trabajé en El Dié, un comic sobre Maradona, que era una continuación de Cazador. Ariel que ya estaba trabajando para la Marvel me aviso: “Si quieres hacer una prueba, están buscando alguien que haga una onda tipo Moebius”. Bueno, nunca había hecho Moebius, pero es uno de mis dibujantes favoritos, siempre me gustó mucho. Agarre los libros de Moebius y de Juan Giménez, que es un derivado de Moebius a mi entender.

Ocurrió que el gran artista que estaba dibujando la miniserie había tenido algunos problemas que luego me enteré, la estaba haciendo en ese estilo. A mí me gusta variar los estilos. Hice una prueba con una página y entre varios dibujantes me seleccionaron y lo pude hacer. Ahí ingrese a Marvel, lo que me ayudo bastante en poder hacer un montón de cosas y aparte es también un mundo totalmente distinto.

De Argentina a EEUU: Yo venía de un medio autodidacta, independiente y hacia lo que yo quería. Para un artista es complicado pasar de algo totalmente libre a un medio donde te demandan, porque te mandan el guion, que ya no es tuyo y tienes que respetar lo que dice el guionista y el editor que es el que corrige. Es un trabajo muy bien pagado y lo tienes que hacer, y tiene muchas ventajas, aparte del respeto al artista que tienen, es nos guste o no, otra cultura.

Tributo a Kirby: Cuando empecé trabajando para Marvel, me preguntaron qué artista me gustaba y lo primero que respondí fue Jack Kirby y John Buscema. Toda la onda Marvel de fines de los 60s a los 70s. Estaba haciendo “X Force” y me llamaron para una miniserie, que era un tributo a “Los cuatro Fantásticos” de los 70s de Kirby. Hice el primer número junto con otros dibujantes (Bruce Timm entre otros grandes) y como vieron que imitaba más o menos bien a Kirby, se dieron cuenta que me gustaba. Hay dibujantes que prefieren un estilo y ellos ya te marcan, como si hicieran un estudio de mercado. Entonces cuando me piden hacer Kirby, yo voy contento y hago Kirby, pero saben que puedo variar a otro estilo también.

La admiración por Kirby: En un inicio asociaba a Kirby con el Batman de Bob Kane que se parece un poco en el estilo. Después me fue gustando Los cuatro Fantásticos de Kirby. Me encantaban las historias, el dibujo me parecía muy llamativo. A partir de ahí empecé a ver que más había de Kirby y era un dibujante que siempre lo identificaba entre todas las publicaciones que venían, como The Demon de Kirby, que me pareció espectacular y lo empecé a seguir. Son 16 capítulos los originales en inglés y por suerte los tengo completos en mi colección, y otras ediciones sobre The Demon también, de puro fan!

Es un dibujante que siempre me llamo la atención, más allá de no ser clásico. Más bien hoy en día puede llegar a ser moderno. Lo que transmite es la dureza en los superhéroes y a la vez su dinamismo. Para mí, modifico un montón de cosas con respecto al comic de superhéroes. Evidentemente hay un antes y un después de Kirby, en los personajes en movimiento, los enfoques, el estilo que marca una época.

Como trabajar para la Marvel: Ellos te mandan el guión en ingles. Es importante dominar el idioma o en su defecto si tienes problemas, llamar a un traductor para que se encargue del guión, pero algún conocimiento de ingles debes de tener. Cuando empiezas y te mandan el guión, te piden un tiempo determinado, que generalmente es de un mes. Cuando trabajaba en Marvel cumplía exactamente el mes de trabajo, tenía solo cuatro semanas para concluir ese comic.

Lo que ocurre es que no siempre es tan fácil de realizarlo, pues a veces demanda más fondos y con el tiempo percibí que tenía que llamar a un dibujante ayudante, para darme una mano, porque si no, no llegaba. La calidad que ellos pretenden no la puede hacer tan fácil un solo dibujante, salvo que simplifique o te den más tiempo para la entrega. Yo llamaba a alguien que me hiciera los fondos porque si no, era imposible cumplir los plazos (schedule).

Grabación: Carlos Tovar

Fotografía: José “Chiqui” Vilca

viernes, 8 de octubre de 2010

Los recomendados: “Imperator”, de Eduardo Mazzitelli y Enrique Alcatena



Por Gabriel Zárate

Imperator: Publicado originalmente por Eura (Italia) el 2005, con guión de Eduardo Mazzitelli y dibujos de Enrique Alcatena, la obra forma parte de la extensa colaboración de la célebre dupla argentina para el mercado italiano. Editado el 2010 por primera vez en nuestro idioma por Ediciones Contracultura de Benjamín Corzo y con la distribución exclusiva en la Argentina de Historietas Argentinas de Javier Doeyo.

La historieta al autodenominarse Péplum, recoge variados tópicos peculiares de este masivo género fílmico de “serie B” y se esboza como un folletinesco relato aventurero, ambientado en la antigüedad greco-romana. Es una libre y singular recreación pseudo-histórica, exenta de fidedigna veracidad, de la omnipotente Roma Imperial, desbordada de una abrumadora fantasía real-maravillosa, donde coexisten en pastoril armonía y mundano conflicto, el universo humano y el de los imponentes dioses, junto a variadas criaturas mitológicas con espontanea y desenvuelta naturalidad.

Niceas, hijo ilegitimo del déspota emperador romano, es un formidable luchador, audazmente valiente pero confundidamente perdido. Su crédula e ingenua mirada acentúa la fatal percepción de ser un letal prisionero de su incognito designio, sellado por la turbia incertidumbre, que el osado protagonista no consigue vislumbrar ni discernir. Desconcertado solo se deja llevar por un oscuro plan preconcebido que ha sellado su suerte, pero velado para su perplejo entendimiento, ignorando absolutamente su misterioso devenir.

Gran parte de los temerarios sucesos son un arriesgado y extraviado periplo en insólitas tierras remotas y extrañas, donde lo que está en indescifrable juego es la problemática identidad de Niceas, el joven héroe redentor, que azarosamente guiado por el enigmático destino, deberá sobrevivir a las feroces y cuantiosas pruebas de su arriesgado trayecto, para culminar concluyentemente descubriéndose a sí mismo y forjando su propia leyenda.

Tras un largo y deambulante itinerario, confrontando acechantes peligros, recorre fortuitamente la civilización clásica mediterránea, siendo un confuso y denodado testigo de su omnipresente gloria y de los añejos vestigios de su pasado esplendor. Presencia el fatal ocaso de Alejandría, las desoladas ruinas de Cartago, la grandeza y miseria de una Roma de inexorable y despiadada crueldad.

Un desdichado amor imposible, un travieso fauno bufonesco y un adolescente bárbaro que reivindica la sangre paterna, acompañaran a Niceas en su bizarro camino. El fatídico desenlace culminara en un inevitable enfrentamiento nefasto entre el deplorable padre y el intrépido hijo, redituando la consabida y legendaria maldición trágica. Será la excepcional intervención divina, la que decisivamente determine el aciago desencadenamiento de la infausta historia, con una pírrica victoria final.

Eruditamente documentado en la reconstrucción del universo clásico, Enrique Alcatena desarrolla un notable y exquisito trabajo de delicada filigrana visual, en la refinada y minuciosa compostura gráfica de los ínfimos detalles, plasmados en las entramadas texturas de imponentes y devastadas ciudades. Imprimiendo el deleitante espectáculo de épicos rostros broncíneos de corporeidad escultórica, colosales y turbadoras ilustraciones de monumentales estatuas aterradoras. Configuración de un inusual universo plenamente vivo y refinadamente modelado bajo la perceptible influencia y maestría del gran Lucho Olivera.

Sorprende gratamente la temeraria reelaboración de una trama argumental tan manida como la del Péplum cinematográfico, pero con un talento narrativo y un virtuosismo gráfico inusual. Revisitar los trillados tópicos de la anquilosada tradición es otra forma de ser innovadoramente moderno. Eduardo Mazzitelli y Enrique Alcatena lo consiguen satisfactoriamente en Imperator, renovando y recreando un obsoleto e infravalorado sub-género casi olvidado y legándonos una estremecedora aventura heroica de imborrable y permanente recuerdo para sus afortunados lectores.

martes, 5 de octubre de 2010

El Carlín del hortelano


Por Gabriel Zárate

El Carlín del hortelano: Editado por el Grupo La Republica, es una recopilación de 344 dibujos de humor político del célebre y notable caricaturista Carlos Tovar (Carlín). Los trabajos fueron publicados originalmente en el diario La Republica entre los años 2007 al 2010 y el texto lleva un prologo de Augusto Álvarez Rodrich: “Carlín, el poder (y las ganas) de joder”. Es el decimo libro de la prolífica y valiosa obra del autor.

Carlín es el mayor humorista gráfico nacional en actividad y su libro se convierte en lectura imprescindible. Para todo aquel que disfrute con el creativo e ingenioso humor gráfico de implacable agudeza de Carlín, es un deber el adquirirlo.

viernes, 1 de octubre de 2010

“La Edad de Plata fue de Oro” (Cuarta Parte)


Por Enrique Alcatena

Fue en la otra serie que realizó, también junto a Lee, que esto quedó prodigiosamente plasmado. Nos referimos a Dr. Strange, un mago que no se enfrentaba a villanos coloridamente disfrazados, sino a entidades sobrenaturales y terrores nigrománticos. Alguna vez escribimos:

Pronto la serie devendrá en aventuras totalmente alejadas de los clichés, que se desarrollarán en dimensiones no-euclidianas y surreales universos paralelos. [...] En vez de recurrir al vocabulario típico del género sobrenatural (brumas, esqueletos, sombras, árboles secos y retorcidos, castillos sombríos), Ditko opta por un lenguaje basado en lo geométrico y cuasi-abstracto, en un austero diseño a veces minimalista y jamás barroco[. No] busca atraer la atención del lector sobre su capacidad como dibujante o la indiscutible originalidad de su concepción. Ambas están, para él, al servicio de la historia, válidas sólo si contribuyen al movimiento de la narración. Lo que Ditko hace es historieta pura. [...]

No es de extrañar que Dr. Strange se volviera uno de los iconos de la cultura hippie y el flower power: el carácter iniciático de sus andanzas, el tono surrealista y alucinatorio de las historias, sintonizaban plenamente con una generación que se embarcaba en la odisea psicodélica del LSD. Jefferson Airplane dio un concierto en San Francisco al que llamaron ‘Tributo a Dr. Strange’, Pink Floyd lo incluyó entre las imágenes de la cubierta de A Saucerful of Secrets, del ‘68; Tom Wolfe lo menciona en su libro sobre el novelista y profeta del LSD Ken Kesey, The Electric Kool-Aid Acid Test, y Marc Bolan de T-Rex lo menciona en Mambo Sun; el mismo Kesey, autor de One Flew Over the Cuckoo’s Nest, se confesaba fan del personaje... Y pensar que Ditko, un señor conservador de mediana edad, era el creador de este símbolo pop, no deja de causar gracia. (Alcatena, 2010: 6- 7)

Mientras tanto, se estaba gestando una de las evoluciones estilísticas más asombrosas en la historia del cómic. Ya cerca de los cincuenta, cuando la mayoría de los artistas se encuentran más o menos confortables en el grado de competencia que han conseguido, Kirby se reinventó a sí mismo. Aspectos de su trazo que siempre habían estado allí de manera latente, de pronto estallaron en un hiperbólico despliegue de monumentalidad y fuerza arrolladora, frente al cual nadie podía permanecer indiferente.

Una reinterpretación de la anatomía humana que descartaba olímpicamente cualquier guiño al academicismo; el uso del escorzo llevado al límite; una fantasía aparentemente inagotable puesta al servicio del diseño de tecnología, escenarios y personajes de talla mítica... Es por todo eso que se suele incluir a Kirby entre los grandes dibujantes de historietas de todos los tiempos, y no sólo entre los que se dedicaron al género de superhéroes.

Marvel estaba en camino de consagrarse como el titán de la industria. Lamentablemente, los dos artistas cuya obra había cimentado esa grandeza se alejaron de la editorial. Diferencias de opinión respecto al tratamiento de los personajes, y puntos de vista políticos y existenciales irreconciliables, fueron las razones de la ruptura entre Ditko y Lee. El resentimiento fue lo que alejó a Kirby: sentía que se le negaba el crédito que consideraba su derecho, y que según él, acaparaba desvergonzadamente el más extrovertido y mediático Lee.

Stan Lee ha tenido mala prensa, y se suele minimizar su aporte en la obra que produjo con Kirby y Ditko, para muchos las verdaderas fuentes inspiradoras detrás de Fantastic Four, Thor o Spiderman. Pero basta ver lo que estos artistas realizaron en obras posteriores, en las que se hicieron cargo tanto del guión como del dibujo, y la ausencia de Lee se hace notar. El maniqueísmo dogmático de Ditko y el exabrupto desaforado de Kirby como escritores demuestran cuán fundamental y distintivo era el toque que Lee había contribuido.

El fin de los ‘60 trajo aparejado cierto agotamiento creativo y desorientación: no quedaría otra opción que explorar nuevos caminos. Lo que no se percibía del todo aún era que si bien había indicios de que el boom de los superhéroes estaba llegando a su fin, los otros géneros, tan populares en otras épocas, desde el western al romántico, desde el de “animales parlantes” al horror, no daban señales de vitalidad, y continuarían en una espiral descendente. Para bien o para mal, y a pesar de la pérdida de vigor, los superhéroes continuarían dominando el firmamento del cómic, un firmamento, eso sí, que se iría estrechando cada vez más.

El género ganaría lectores más leales y devotos, lectores que permanecerían fieles a sus adalides aún en la adultez en muchos casos, pero cuyo número nunca sería tan ingente como el de las huestes de niños, y hasta preadolescentes, que habían sido sus naturales destinatarios. Decir esto no descalifica para nada al género: al contrario, la pérdida del público infantil, o por lo menos el descuido del que ha sido objeto, explican la larga agonía de la historieta de superhéroes.

Hasta hoy, Marvel y DC siguen subsistiendo gracias a los conceptos y personajes gestados en la Edad de Plata. No es que haya sido malo todo lo que vino después: ahí tenemos al Dark Knight de Frank Miller (en nuestra opinión, un poco sobrevalorado), y Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons... Pero, en su gran mayoría, se trata de material derivativo.

Esto es comprensible. Los editores, guionistas y dibujantes de hoy en día se criaron leyendo los cómics de la Edad de Plata y aquellos, más deslucidos, que vinieron después. Alguna vez fueron fans, y en cierta medida buscan recrear el placer que experimentaron de niños al leerlos, y se limitan a jugar con los juguetes que les fueron legados. Schwartz, Lee, Weisinger, Kirby, Infantino, Ditko, todos ellos fogueados profesionales y no fanboys glorificados, siguieron sus instintos, porque estaban fabricando sus propios juguetes; los modelos de la Edad de Oro eran demasiado primitivos y toscos como para que les sirvieran a la hora de salir al ruedo.

Habrá que esperar una nueva generación que revolucione el género como lo hicieron aquellos hombres; pero si nos atenemos a lo cantado por Hesíodo siete siglos y 1.955 años antes de Showcase # 4, cada era es peor que la anterior, así que no nos hagamos demasiadas ilusiones. Sin embargo, la historia del cómic parecería desmentir al venerable griego pues, digámoslo de una vez, la Edad de Plata le gana por varios cuerpos a la de Oro; quizás nos llevemos una sorpresa.

Bibliografía citada:

ALCATENA, Enrique: “Carmine Infantino. Belleza americana”, en Sacapuntas nº 5. ADA (Asociación de Dibujantes de Argentina), marzo 2007.

ALCATENA, Enrique: “El Dr. Strange de Steve Ditko”, en Sacapuntas nº 21. ADA (Asociación de Dibujantes de Argentina), abril 2010.

“La Edad de Plata fue de Oro” (Tercera Parte)


Por Enrique Alcatena

Y el despliegue de ingenio y fantasía continuó aparentemente imparable con una plétora de personajes. Adam Strange, una space opera escrita por el veterano Gardner Fox e ilustrada por ese maestro del diseño, la composición y la línea que era Carmine Infantino; Metal Men, de Kanigher y el tándem Ross Andru-Mike Esposito; Metamorpho, de Bob Haney y Ramona Fradon, una de las pocas mujeres que trabajó en este medio fundamentalmente machista... La lista es larga, pero es interesante destacar un título en particular, porque introdujo una inesperada nota discordante, y que revela, de manera inequívoca, que los tiempos estaban cambiando, como cantaba Bob Dylan por aquellos mismos años. El soleado optimismo de fines de los ‘50 estaba poco a poco dando paso a una nueva era de compromiso y transformación: el movimiento por los derechos civiles, la tensión ante la escalada de la Guerra Fría, y la concientización política y social de la juventud eran algunos de sus signos.

El asesinato de Kennedy puso fin a la edad de la inocencia, y el conflicto armado en el sudeste asiático prometía dividir a la nación, pues ya no todos los estadounidenses estaban convencidos de que Dios y la razón estaban de su lado. La contracultura avanzaba, la protesta ganaba los ánimos, los Beatles traían desparpajo y color para contrarrestar los grises nubarrones que se cerraban sobre un mundo expectante. Quizás porque todo eso estaba en el aire, la Doom Patrol no transmitía esa reconfortante complacencia que campeaba en los títulos de DC Comics. Editada por Murray Boltinoff, escrita por Arnold Drake y dibujada por Bruno Premiani (artista de origen italiano, pero que vivió y falleció en nuestro país), la Doom Patrol estaba integrada por fenómenos rechazados por la sociedad, a la que sin embargo se dedicaron a defender de las amenazas más extravagantes y turbadoras.

Muy lejos estaban de conformar el ideal superheroico encarnado en Green Lantern o Flash, y tal vez por eso DC no supo muy bien qué hacer con ellos. A medida que nos adentramos en la década del ‘60, es un tanto patético y risible comprobar cómo la compañía trataba de mantenerse a tono con la “nueva ola” y fallaba consistentemente. Mucho tuvo que ver en esto, paradójicamente, el éxito descomunal que tuvo la serie televisiva de Batman, que benefició a la empresa por un lado, pero por otro, erigió al disparate kitsch como fórmula dominante. El público infantil no se hizo demasiado problema, pero no se tuvo en cuenta a una nueva franja de lectores, aquellos que estaban entrando a la adolescencia pero se resistían a abandonar a los personajes que habían deleitado su niñez. Sentían que no los estaban tomando en serio y optaron por pasarse al bando del que había sido un competidor menor de la DC, pero que amenazaba con disputarle la corona cuando menos se lo esperase.

Marvel Comics empezó muy modestamente; comparada con el emporio de DC, era una compañía de segunda (o tercera, o cuarta) línea, con un futuro más que incierto. Se decía que su dueño, Martin Goodman, no se decidía a cerrarla de una vez por todas porque no quería dejar sin empleo a su editor, un sobrino de su esposa, Stanley Leiber, más conocido por su seudónimo, Stan Lee. Si bien muchos le negarían la calidad de “visionario talentoso” a Schwartz, muchos más aún se lo negarían a Lee, y preferirían calificarlo de “oportunista afortunado”.

Como no podía pagar escritores, el mismo Lee era el guionista del puñado de títulos que publicaba, y que versaban sobre monstruos, alienígenas y vaqueros. Eso sí, Lee contaba con dos dibujantes de excepción, Jack Kirby y Steve Ditko, pero tan idiosincrásicos que sus estilos no se amoldaban a la línea prístina y realista de DC en boga por entonces, y que establecía la norma de lo que se consideraba “buen dibujo”. Pero muy pronto DC sentiría lo mismo que deben haber experimentado en la discográfica británica Decca, aquella que se dio el lujo de rechazar a cierto cuarteto de Liverpool al que no le veía futuro.

Cuenta la leyenda que, ante el éxito de la Justice League, Goodman le sugirió a Lee que creara un grupo de superhéroes. Lee llamó a Kirby, que algo sabía del asunto: al fin y al cabo, había sido el creador del Capitán América, y a la hora de narrar gráficamente una historia de acción, pocos podían comparársele. Así fue que, en noviembre de 1961, apareció el primer número de Fantastic Four, y nada volvería a ser como antes. Es cierto que al principio no era aquella verdadera obra maestra del género en la que se convertiría en pocos años, pero también es innegable que ya se distinguía del resto.

Los cuatro astronautas que a causa de una exposición a los “rayos cósmicos” adquieren extraños poderes no se dedicarían tanto a frustrar robos de banco y perseguir criminales como a explorar lo desconocido, y en el proceso defender a la humanidad de las amenazas más extremas y extraordinarias. No sólo eso: a diferencia de los muchas veces unidimensionales y esquemáticos personajes de DC Comics, los Cuatro Fantásticos no eran de cartón pintado, sino individuos creíbles, con rasgos de personalidad distintivos y complejos, por supuesto, dentro de los parámetros usuales del medio y del género. Kirby aportaba su visceralidad gráfica, su desbordante fuerza expresiva y su pasión incontenible; Lee, el humor, la frescura y cierto entrañable descaro.

La colaboración entre estos dos hombres tan diferentes, pero que tan bien se complementaban, no se detuvo en Fantastic Four, sino que siguió adelante con Hulk, Avengers, Iron Man, Thor (su otra obra magna, junto a Los Cuatro Fantásticos), X-Men, Nick Fury Agent of Shield, y la resurrección de Captain America, como si Marvel tratara de acortar, con la velocidad de una locomotora, la ventaja que le llevaba DC. Y luego, con Steve Ditko (al que Lee admiraba aún más que a Kirby), llegó Spiderman, que marcó un antes y un después en la forma de contar aventuras de superhéroes. Nada de anodino o trillado había en este paladín tan poco convencional, que en la “vida real” era un atribulado adolescente que atravesaba las cuitas propias de su edad y vivía con su tía viuda: los lectores fueron incapaces de hacer otra cosa que empatizar inmediatamente con él.

Cuando se ponía la máscara, las inseguridades quedaban atrás, y el Hombre Araña se revelaba como un verborrágico bromista que no se tomaba demasiado en serio. El talento de Lee para los diálogos chispeantes, el melodrama y la caracterización dotaban a este título de un atractivo inédito, pero era el dibujo de Ditko el que realizaba el sortilegio (como quedó demostrado cuando, luego de su partida de Marvel, tomó la posta el eficaz pero pedestre John Romita). Naturalista y caricaturesco a la vez, bordeando el expresionismo más inquietante, el dibujo de Ditko nada tenía que ver con el sobrio y sofisticado clasicismo de la DC, y de una manera aún más sutil y sui generis que la de Kirby. En muchos sentidos, Ditko era un artista más complejo, con una imaginación más extraña, que la del autor de Los Cuatro Fantásticos.