Por Eneko Ruiz Jiménez
El cómic que lanzó a los superhéroes Marvel llega a su fin tras casi 54 años de publicación 645 números después. 54 años desde su primera aparición. En mayo, por primera vez desde 1961 (salvo por retrasos puntuales), no llegará a las estanterías estadounidenses un nuevo número de Los 4 Fantásticos, el cómic sin el que los superhéroes —como se conocen hoy— no existirían. El miércoles 29 el cuarteto se despidió sin fanfarria con un melancólico "para siempre" que reunía en una batalla a la mayoría de sus personajes. Un hito del mundo de la historieta que llega en un momento impredecible: a dos meses del estreno de la película del clan de superhéroes, con la que la editorial Marvel no tiene nada que ver.
La historia empezó la misma semana que se colocaron los primeros ladrillos en el muro de Berlín. El 8 de agosto de 1961 los quiosqueros de Nueva York ponían en sus rejillas un curioso número uno. La editorial Marvel Comics (cuyo logo leía en portada MC) lanzaba su primer cómic de superhéroes. Entre su concepción y publicación, el cosmonauta ruso Yuri Gagarin se había convertido en el primero en llegar al espacio. El mundo había cambiado. Los héroes eran diferentes de Batman, Superman y Linterna Verde de la competencia. No había capas, ni máscaras. Vivían en una ciudad real como Nueva York. Uno de sus miembros tenía un Chevy. El cuarteto de poderosos astronautas irradiados con rayos cósmicos era básicamente una familia mundana, con todos sus amores y desavenencias
"Es el fin definitivo a una manera de entender los superhéroes —la que a mí me gustaba— que hace tiempo acabó. La familia nuclear de los sesenta que representaban está desarticulada. El público no quiere leer esas historias", lamenta Carlos Pacheco (Cádiz, 1961), que de 2000 a 2002 fue coguionista y dibujante de la serie. Su amigo y compañero en el título, Rafael Marín, que en 1996 dedicó su tesis a la historia de Marvel, va más allá: "Ya no es una empresa de cómics, sino un rinconcito de un estudio cinematográfico. Los Cuatro Fantásticos pertenecen a Fox y eso no da beneficios". Algo similar a lo que ocurre con Spiderman, cuyos derechos pertenecen Sony. En esa ocasión, sin embargo, la vía fue la de la paz al alcanzar un acuerdo para integrarlo en la franquicia Los Vengadores.
Pero las ventas tampoco acompañaban: "Ha sido una montaña rusa creativa, imaginativa y comercial. Su popularidad ha sido inversamente proporcional a la de la Patrulla X primero y a Los Vengadores ahora. Tan solo la nostalgia sostiene una colección que hace tiempo pivota sobre sí misma", recuerda Pedro Monje, experto en Marvel de la web de cómics de referencia en España, Zona Negativa (que toma su nombre precisamente de un universo paralelo de la serie): "La baja forma en ventas es la coartada perfecta para que los mandamases la cancelen con intereses velados de perjudicar a Fox".
La familia volverá a probar suerte en la industria cinematográfica este verano de la mano de Josh Trank. Pero será una versión remozada. El concepto de familia se diluye, y el cuarteto es todavía joven. Si la película despierta la curiosidad en los nuevos espectadores, tendrán que tirar esta vez de clásicos y reediciones para conocer al cuarteto en su versión original. "No sé por qué gastan tanto dinero en mantener la franquicia para hacer algo completamente opuesto", critica Marín, que reconoce no haber visto las películas anteriores: "Carlos me mandó un mensaje mientras la veía diciéndome lo mala que era. Me duele ver que no lo han entendido".
"Los superhéroes ya existían, pero vinculados a la guerra. Cuando se acabó quedaron huérfanos", explica Pacheco. Marvel, que tenía en su catálogo tebeos femeninos y de monstruos, sentaba los mimbres entonces de lo que sería el futuro. Mr. Fantástico era el patriarca, hombre elástico y una de las mentes científicas más brillantes del planeta; su prometida, Sue Storm, era la Chica invisible; el hermano de esta, Johnny Storm, la Antorcha humana, y el amigo de toda la vida, la Cosa, un Jekyll y Mr. Hyde en un personaje, hecho de piedra y con un gran corazón. No tenían identidad secreta. Eran ricas celebridades.
En seis meses, a rebufo de este incipiente universo, apareció Hulk, que trasladaba la metáfora espacial a las bases de pruebas nucleares. Le siguieron Thor, el Hombre Hormiga, la Patrulla X, Daredevil, Spider-Man... La firma del guionista Stan Lee aparecía en todas las portadas. Se forjaba una mitología moderna. "Estamos intentando llegar a una audiencia un poco más adulta, y un grupo más sofisticado", escribía Lee, cocreador junto a Jack Kirby, en una de las primeras cartas al lector.
“Es un ERE en el mundo del cómic. Los personajes serán reubicados”, pronostica Pacheco. De momento, la Mujer invisible es la flamante Agente de SHIELD, y la Antorcha Humana se asoma en las portadas de Los Inhumanos, concepto creado originalmente para la colección de los 4F que Marvel adaptará al cine en 2019.
Pese a contar con cuatro series animadas, nunca tuvieron suerte en el audiovisual. En 1994, el icono de culto del cine de bajo presupuesto de serie B Roger Corman produjo su primer filme. No llegó a la gran pantalla. Con Marvel a las puertas de su mayor bancarrota, decidió vender los derechos de su ingente archivo de personajes a las productoras de cine. Los cómics pasarían de suponer el 90% de sus ingresos a ser cada vez menores.
Los Cuatro Fantásticos recayeron en Fox, que produjo dos filmes en 2005 y 2007. Pese al éxito, no llegaban al nivel de la competencia. Junto a X-men, Cuatro Fantásticos es hoy una de las pocas franquicias cuyos derechos todavía no han revertido a Marvel. Y entonces se hizo la guerra... El consejero delegado de Marvel, el excéntrico Isaac Perlmutter, incluso ordenó que se quitaran los carteles del equipo de las oficinas neoyorquinas.
En la compañía, al ser preguntados por EL PAÍS, se niegan a responder sobre la adaptación. La versión oficial es que es una cuestión editorial, nada relacionado con la sinergia de marca. "Es paradójico que la versión que mejor ha capturado a la familia superheroica sea su parodia, Los Increíbles", lamenta Pacheco.
"Todavía hay creatividad por aprovechar. Aunque el concepto esté pasado de moda y el lector prefiera hoy a los marginados, todos tenemos una familia con la que identificarnos", sostiene Marín: "Hace falta cambio, el relevo generacional que el conservadurismo del cómic no ha dejado". En la última viñeta, como en la primera de 1961, una llama encendía un cuatro gigante sobre el cielo neoyorquino. De momento no hay un "continuará", pero los aficionados están tranquilos. Según Monje, "volverán. Hace falta saber dónde y cuándo"
“El País”. 4 de mayo del 2015.
Una pena...todo final es triste...y mas aún cuando se trata de un comic. legendario...mucha gente quedará con las manos vacías...artistas, directores de arte y el público
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