El Diario: A modo de titular, sobre la caricatura del profeta en lágrimas que imaginó la pluma de Renald Luzier (“Luz”), un titular reza en letras negras: "Todo está perdonado". Difundida desde ayer en la prensa internacional, la controvertida portada no ha sido mostrada por los medios de referencia del mundo árabe, así como por ciertas cabeceras asiáticas y africanas.
En Francia, el Consejo Francés del Culto Musulmán ha emitido un comunicado invitando a "mantener la calma", así como a evitar reacciones "emotivas o incongruentes" en aras del "respeto a la libertad de expresión". "Nuestro Mahoma sólo es un buen hombrecillo que llora", precisó emocionado el dibujante ante cerca de medio centenar de cámaras que atestaban la sede del diario "Libération", cuya redacción acoge desde el jueves al equipo del semanario.
"Un dibujo para mirar el mundo con distancia" porque "Charlie", recordó Renald Luzier, "consiste precisamente en eso, en tomar distancia". En un hombre que llora. "Y sí yo soy 'Charlie', yo soy judío, yo soy musulmán y también soy ateo", reivindicó.
Antes, Luzier había tomado la palabra para recordar que, en su opinión, un dibujante se sirve del lápiz porque es más torpe con la palabra. Pero no era verdad. Con voz entrecortada y en un discurso trufado de lucidez, consternación y, claro, humor, el autor de la portada del “Charlie Hebdo de los supervivientes" avisó que los dibujos, las caricaturas, no son más que una forma de "relatar un mundo complicado, absurdo". "Pensamos que dibujar nos protegería de la ineptitud, pero no fue así", prosiguió en un silencio apenas roto por el disparador de los fotógrafos.
Renald Luzier se salvó de integrar la lista de víctimas mortales de la matanza en el semanario porque se levantó de la cama media hora más tarde de lo acostumbrado. El día de la tragedia era su cumpleaños. Fueron treinta minutos decisivos que impidieron que Luzier estuviera en la sala de redacción del Charlie Hebdo para el momento en el que tres encapuchados entraron con fusiles a matar todo lo que se les atravesara. De hecho Luz fue uno de los primeros testigos en reportar telefónicamente los gritos y los disparos que se escucharon desde afuera, según la agencia AFP.
Junto a Luz, armado de una sonrisa, el redactor jefe Gérard Biard certificó "el futuro de Charlie Hebdo". Según detalló Biard, el número especial, el 1.178 del semanario, se mantendrá al menos dos semanas en los quioscos, estará disponible en 25 países y, además de en francés, contará con traducciones en inglés, español, árabe, italiano y turco. Los beneficios generados por el primer millón de ejemplares serán íntegramente destinados al semanario, que tampoco abonará los costes de distribución después de que el sector decidiese ofrecer sus servicios de forma gratuita.
"No sabemos cómo, pero 'Charlie' seguirá existiendo -aseguró Biart- sin interrupción, empezando a partir de mañana". De rostro afable y reacio a tomar el micrófono, Patrick Pelloux asentía, tomaba la mano de Renald Luzier. Éste cambió de pronto el semblante, amagó una sonrisa y, en alusión al número especial que mañana tomará las calles, prometió que, en cualquier caso, "vamos a reír". "Este drama ha servido para que volvamos a manifestarnos, hacía mucho tiempo que no salíamos a la calle", reflexionó Luz, antes de exhortar a mantener vivo el espíritu de "Charlie", a transformarlo en periódicos, en letra impresa. Y a fin de cuentas, a transformarlo en papel.
"Volvamos a los quioscos, porque si podemos mantenerlos con vida, si podemos conservar el papel, si logramos dar vida a las ideas y los dibujos, en Francia y en todos los rincones del mundo, entonces habremos ganado", culminó. Cuando dejó de hablar, sobre la mesa no solo lloraba la caricatura de Mahoma. Entretanto, la prensa aplaudía. (El Diario).
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