viernes, 13 de noviembre de 2015

“El hombre sin talento”, de Yoshiharu Tsuge


Por Gabriel Zárate 

Gallo Nero Ediciones (España) anuncia, dentro de la Colección Gallographics y como novedad de noviembre, la publicación del manga  “El hombre sin talento”, obra del mangaka japonés Yoshiharu Tsuge (1937), autor de culto prematuramente retirado del oficio del manga.  Munou no Hiro se publicó en la revista Comic Baku y luego se recopiló en 1985 por la editorial Nihon Bungeisha. “El hombre sin talento” es un manga de 232 páginas, en blanco y negro. Novedad de noviembre.

“Publicado en Japón en 1985, El hombre sin talento es la historia de Sukezo Sukegawa, un dibujante de manga sin éxito que se improvisará vendedor de piedras y de cámaras fotográficas antiguas pero fracasará en todo sin excepción. Las ansias por solucionar su desastrosa situación económica le llevarán a fantasear con hacerse monje o con descubrir una cura para el cáncer o las hemorroides. Obra de culto, El hombre sin talento es también un fascinante viaje a través de la cambiante sociedad japonesa donde siguen abiertas las heridas de la desastrosa derrota de la Segunda Guerra Mundial y donde se respira el profundo trauma generado por su rápida conversión a una sociedad de consumo”. (Nota de Prensa).

Yoshiharu Tsuge nació en 1937 en Tokio. Personaje misterioso y escurridizo, es el artífice de una de las obras más singulares e innovadoras dentro de la industria del manga. Sus publicaciones podrían enmarcarse dentro de tres bloques distintos: uno inspirado en los viajes, otro en los sueños y el último, al que pertenece El hombre sin talento, que es autobiográfico y nostálgico. Todas sus historias son crudas y están salpicadas de tintes oníricos y surrealistas. En 1987 publica Despedida, su última obra. No volvió a dibujar. Su vida constantemente en vilo entre la pobreza y la depresión, se descompuso. Decidió quedarse al margen de la sociedad o, más bien, eligió hacerlo de una vez por todas. Emprendió varios negocios fallidos (vender cámaras, por ejemplo), pero el aburrimiento siempre terminó por vencerle. Si dejó de dibujar no fue por una razón concreta, simplemente dejó de hacerlo”. (Nota de Prensa).

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