sábado, 1 de junio de 2013

Entrevista a Alejandro Jodorowsky, culminado el rodaje de “La Danza de la Realidad”


"Yo tengo fe en el ser humano" 

Por Jesús Zotano  

Escritor, director teatral, director de cine, guionista de cine, actor, mimo, marionetista, compositor de bandas sonoras, escultor, pintor y escenógrafo, dibujante, instructor de tarot, psicoterapeuta y psicomago. Todo esto y mucho más es el chileno Alejandro Jodorowsky, un artista de los que siempre ve la botella medio llena. "No nos queda más salida que el optimismo", sostiene. Tan positivo es su pensamiento que incluso considera la crisis un mal necesario para construir un mundo mejor. Razón no le falta. 

Acaba de participar en un taller para ayudar a superar barreras y cuyo fin asegura que es encontrar la felicidad. ¿También la merecen los banqueros y los políticos corruptos? 

Creo que el banquero y el político corruptos son como marionetas. Yo tengo fe en el ser humano. Al comienzo de este taller explico qué es un ser humano. Lo primero que hay que saber es qué somos y establecer que el ego es una máscara que nos ponemos. Cada uno de nosotros lleva una cárcel. El ego es corrupto, pero se puede sanar. El banquero y el político corruptos están destruyendo el planeta y la raza humana, así que en el fondo se están destruyendo a ellos mismos. 

Usted pretende que superemos barreras como la inseguridad y el miedo: las armas preferidas de economistas y empresarios...

No puedes cambiar el mundo. Eso de lo que habla es el peso del mundo enfermo, que no lo puedes cambiar. Pero puedes ayudar a cambiarlo, de forma muy pequeñita, una semilla que podría dar un gran árbol. Y ayudas a cambiarlo cambiándote tú mismo: convirtiéndote en un ser humano. Y eso se puede expandir. En este taller de dos horas no le voy a procurar la felicidad a nadie, sería un charlatán si así lo creyera, pero sí puedo establecer los principios del cambio interior. La realización interior es importante. Pero no es un asunto personal, porque somos un ser colectivo.

¿Mantiene la idea de que la crisis es un paso necesario para un mundo mejor? 

Sí. La comparo con un gusano que se retuerce para que nazca la mariposa. Es bueno entrar en crisis. Antes de que llegara éramos unos ingenuos.

Ingenuos y felices...

Creíamos en la política, en la religión, en la economía, en la moral, en todo. Y no éramos felices, éramos esclavos. Ahora nos hemos dado cuenta de que éramos esclavos y nos hemos dado cuenta de nuestra impotencia. Y ahora sabemos que el dinero no existe, que es una ilusión. Sabemos que las crisis son provocadas y falsas, que el sistema las provoca para que los países se endeuden y pidan préstamos. Eso lo sabemos. Y es bueno porque somos más conscientes. Qué maravilla que ya sabemos los escándalos del Vaticano... Por eso es bueno una crisis.

Dice que el dinero no existe y a la vez sostiene que tener dinero en el bolsillo otorga cierta fuerza moral para conseguir otras cosas.

Claro. Porque el dinero es como dios. Si lo usas bien, es la bondad, es dios. Si lo usas mal es el diablo. El dinero es eso: una energía. No es nada, es papel, pero es la energía que está moviendo el mundo. 

¿Cómo mantiene la fe en la naturaleza humana? 

Me obligo a tenerla. Creo en el inconsciente colectivo. Creo que somos una unidad. Así que si las cosas van mal y tú vas mal, el mal que tienes y la falta de fe que tienes se agrega al mundo. Lo único que nos queda ahora es el optimismo. La fe en el ser humano. Lo que sintamos en positivo va al inconsciente colectivo. El miedo, por el contrario, provoca catástrofes. Así lo creo. 

Tiene previsto estrenar su nueva película, La danza de la realidad, en el Festival de Cannes. ¿Podría resumir su argumento?

La acabo de terminar y esta semana la voy a mostrar a un grupo reducido de 40 personas por primera vez. Es una experiencia psicomágica para mí, porque es la historia de mi familia, y para el espectador. 

¿Le ha costado bailar con esa realidad autobiográfica? 

Me ha cambiado la vida. Ya no sé ni quién soy. Reconstruí mi casa, que se quemó, tal y como la recordaba. Apareció de nuevo. Y eso es un shock psicológico enorme: reconstruir lo que se destruyó en tu pasado. En una experiencia muy interesante.

Le cito: "El cine de entretenimiento no te mata, como lo hace el tabaco, te vuelve idiota"

Claro: entras al cine idiota y sales idiota. En el cine actual ves cómo se derrumban las casas y sabes que son efectos especiales. Y no te emocionan. Se acabó la emoción. Sólo te logra sorprender, eso es todo. Pero de qué sirve. Gastaron 400 millones de dólares en hacer Avatar. La vi y ya la he olvidado. 

¿Qué impresiones tiene del nuevo Papa Francisco? 

Le daré mi opinión cuando pasen unos cinco años. Ahora tengo muy buena opinión: se llama Francisco, como San Francisco de Asís, y besa los pies de los pobres. Está bien que bese los pies de los pobres, pero yo empezaré a creer cuando reparta su dinero entre ellos. El beso en los pies es una pequeña humillación o un pequeño gesto de amor, pero si detrás viene un cheque sería genial

La Nueva España. 9 de abril del 2013.

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