Por Gabriel Zárate
Dengue: Premiada
por los Fondos Concursables del MEC y publicada por Grupo
Belerofonte este 2012. El libro consta de 96 páginas con guión de Rodolfo
Santullo y dibujos de Matías
Bergara, lleva también un prólogo de Ian Watson, autor
británico de ciencia ficción y consta de diez capítulos. El álbum fue presentado
durante “Montevideo Comics
2012” siendo la historieta sensación de dicho evento.
Escalofriante relato de ciencia
ficción situado en un adverso futuro demasiado próximo, cuyo argumento central
gira en torno al contaminado planeta asolado por las fatídicas pandemias como
nefasta consecuencia del temible e irremediable cambio climático. En Montevideo (Uruguay) el panorama se transforma abruptamente, alterado por un
sofocante calor tropical, acompañado de una exorbitante y siniestra plaga de
mosquitos portadora del mortal Dengue, quienes
se apropian de los cielos de la ciudad,
propagando una catastrófica epidemia infecciosa.
Una hecatombe apocalíptica de
aterradora mortandad, con cadáveres hacinados en la urbe, es el aciago y
devastador resultado, pero la perseverante
vida de los afortunados sobrevivientes retorna paulatinamente a su cotidianidad,
adaptándose a las nuevas e inhumanas circunstancias, aprendiendo a coexistir con
la letal calamidad que los asola. Viven encerrados en sus albergadoras casas
con depuradores de aire, salen siempre cubiertos por trajes protectores, incluso la fanática
pasión por el popular futbol continua fervorosamente, pero con los estadios
encapsulados, siempre con un estremecedor cielo nublado por los temibles mosquitos,
los muertos en las calles y el riesgo
constante de una aterradora picadura fatal.
El sargento Pronzini, protagonista e hilo conductor de la trama, es un policía
cuajado y honesto, con un pragmático sentido común basado en la concreta experiencia
de años en el servicio. Responde al arquetípico modelo del cínico escéptico que
esconde, con un barniz de caustica ironía,
al integro individuo de inquebrantables principios sobre lo justo. Su perseverante
obsesión con las oscuras razones del crimen de un científico entomólogo, que
trabajaba en un Instituto que investiga el Dengue, nos sumerge en la misteriosa
y sombría aventura de la historieta: Una inmoral
confabulación de predominantes grupos de poder económico.
La narración consigue con ello una idónea
fusión de géneros: La ciencia ficción con el detectivesco relato policial, pero
la enigmática historia está más cercana a la novela negra americana,
denunciando las endémicas miserias de la sociedad capitalista: Valeria Bonilla, la sugestiva periodista
arribista y calculadora, de avasallador carácter es comparada con Bárbara Stanwyck, la femme fatal del film noir, respondiendo a la acertada combinación temática. Los
sucesos se complican con la aparición de monstruosos mutantes de pesadilla: Si
una víctima es picada por tercera vez surge una horrible variante del virus que
lo convierte en un repulsivo hombre mosquito, pero ellos solo ansían poder
convivir en paz con los humanos.
En “Dengue” se plasman entramados tópicos de represión de la verdad
científica por temor al pánico colectivo, el sensacionalismo amarillo de la mediática
prensa televisiva, la demagógica mentira institucionalizada como un eficaz mecanismo
de control gubernamental, un estado con asesina tendencia fascista para
solucionar criminalmente los incómodos conflictos, el infaltable oportunismo
materialista de la masiva producción industrial que percibe el angurriento provecho
económico y la ávida ganancia en medio de la funesta desgracia colectiva.
Matías Bergara, el joven
prodigio de la historieta uruguaya demuestra una camaleónica versatilidad de
estilo, respecto a su obra ya publicada, con un trazado lineal muy fino,
sencillo pero efectivo, con un uso peculiar del color en variadas tonalidades
cromáticas, alternando matices intensos y claros, destacando también la
gestualidad de los personajes, cuya expresión connota un ligero toque de refinado
humor, pero en lo visual impresiona su virtuosa solvencia en el ritmo
secuencial de la composición gráfica, coronado todo ello con una edición de
excelente calidad.
A pesar de su constante humor mordaz
y lacerante, de distención para la recurrente y dramática incertidumbre, la cansada mirada del sargento Pronzini
está cargada de amarga y resignada decepción, convencido en la praxis que el auténtico
camino correcto nunca resulta viable, que en nuestro mundo los poderosos y el
dinero siempre terminaran imponiéndose descomunalmente y contra su supremacía es
imposible luchar. Pronzini en su tenaz indagación criminalística afronta
un desigual combate, perseverando de acuerdo a sus insobornables principios de intentar
descubrir siempre la recóndita verdad aunque sea improbable poder darla a
conocer.
Quizá la fabula de la historia responda
a una percepción fatalista sobre la hegemónica sociedad post industrial, donde
el arrollador desarrollo del capitalismo se convierte en una suerte de aprisionador
callejón sin salida, impulsando desmesuradamente
el híper consumismo e industrialismo, en una obtusa humanidad que ha iniciado
la nefasta destrucción de su hábitat natural, generando un siniestro circuito devastador
que ya no tiene alternativas posibles de factible solución. Pareciera que el distopico
futuro por fin nos ha alcanzado y solo resta contemplarlo en repulsivo y
abdicante silencio.
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