“Yo aprendí a leer a los tres años para disfrutar de las caricaturas. Amo las tiras cómicas, las caricaturas de los domingos” (Ray Bradbury)
Por
Gabriel Zárate
Extremadamente difícil el permanecer
sosegado ante la penosa noticia de la muerte del
genial Ray Bradbury, más aún para aquellos lectores que volvimos nuestros,
muchos de sus hermosos libros. Nacido en 1920 (Illinois), su familia se mudó a Los Ángeles, durante la turbulencia de La Gran Depresión. Sin estudios universitarios por carencias
económicas, vendedor de periódicos en su juventud, fue un lector compulsivo de
bibliotecas públicas y escritor autodidacta, que se forjó a sí mismo. En los años
cuarentas empezó a publicar cuentos a tiempo completo, teniendo previamente a Flash Gordon y Buck Rogers, personajes de historieta de ciencia ficción como modélica
influencia.
Su consagración creativa llegaría en
los años 50s, con notables libros de deleitante belleza lírica, estremecedor
espanto y sensible melancolía como “Crónicas marcianas” (1950), “El Hombre Ilustrado”
(1951), “Fahrenheit 451” (1953), “Las doradas manzanas del sol” (1953), “El vino del estío” (1957). Ray Bradbury publicó aproximadamente 27 novelas y 600 cuentos y de
todos los autores de ciencia ficción del siglo XX, fue el más literario y el
mejor escritor.
Tras un derrame cerebral, en 1999, que
lo término postrando en una silla de ruedas, continuó escribiendo con ayuda de
su hija Alexandra, quien
tecleaba sus textos, hasta muy avanzados
los ochentas. El 2005 declaró: “Escribiré hasta que Dios me dé con un
bate en la cabeza”. Su último libro de relatos fue “Ahora y siempre” del 2009. Este 5 de junio Ray Bradbury murió a los 91 años en Los
Ángeles (California). Su partida
fue sentida especialmente por la comunidad
historietística, donde era un indiscutido icono que cosecho infinidad de
devotos lectores y la admiración de todos los que leímos al excepcional narrador
contemporáneo. Pensamos que sería inmortal un vital hombre que amo tanto la
vida, pero la muerte es también parte de la vida misma. Ray Bradbury, descansa en paz.
Recomendamos
leer: “Decálogo de un amante de la vida”
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