viernes, 18 de junio de 2010

Entrevista a Benjamín Corzo (Primera Parte)


Por Gabriel Zárate

Entrevista a Benjamín Corzo, importador de libros y comics, dueño de la especializada “Librería Contracultura”, solitario y exitoso editor peruano de historietas con el sello “Ediciones Contracultura”, empecinado entusiasta de un altruista anhelo: desarrollar una industria nacional de historietas. Le hicimos algunas preguntas sobre su trayectoria y sus logros. Las que siguen son sus respuestas.

Benjamín, descríbenos tus inicios en la actividad laboral de librero e importador.

Me inicio formalmente como librero el año de 1987. Previamente yo había estudiado Derecho en San Marcos y trabajaba en una Notaría. Ya estaba casado y tenía una niña. Me consideraban y pagaban bien pero definitivamente el derecho no es lo mío. Ahorre durante esos años y en 1987 me independicé coincidiendo el inicio de mis actividades como librero con uno de los tantos paquetazos de la época. Era el primer gobierno de Alan, un verdadero desastre, que tuvo el efecto positivo de golpearnos tanto que veo difícil que los que pasamos eso podamos caernos en algún momento. Recuerdo de esa época una venta importante que hice al BCR que me pagaron en efectivo, bajamos a la bóveda y me dieron unas torres de billetes muy voluminosas que había que apresurarse en invertir por que la plata perdía valor día a día. En ese año me asocie a La Cámara Peruana del Libro dando inicio formal a mi actividad librera, la misma que ejercía esporádicamente desde 1985, por lo menos.

El origen de la Librería Contracultura y la opción por las historietas como una de tus principales especialidades de difusión comercial: ¿Cómo se gesta?

Mi ligazón al libro y las historietas fue desde muy niño. Aprendí a leer pronto y muy rápido, sin haber seguido nunca un método de lectura veloz. Tengo dos hermanos mayores que me llevan casi diez años y de quienes devoraba sus libros e historietas. Cuando eso me quedo chico intercambiaba en el barrio mis comics y libros y luego salía a comprar al centro de Lima. Como la plata escaseaba en casa me especialicé en libros usados y en el caso de los comics los alquilaba en los mercados donde siempre habían espacios en los que por una módica suma los leías sentados en unas bancas junto a otros niños. Tengo un muy grato recuerdo de mi papá que siempre me alentó a la lectura aunque él solo leía su biblia y libros religiosos pero en mi caso me conseguía lo que le pedía y siempre me preguntaba sobre lo que leía y me escuchaba con atención.

Creo que eso me marcó porque desde que me dedique a los libros siempre he trabajado con los temas que me gustan, fui el primero en traer al Perú libros de Rock que se vendieron muy bien sobretodo en los supermercados, asimismo libros de Cine que me permitió conocer a la mayoría de cinéfilos peruanos y libros de historietas que hoy me brindan la satisfacción de estar inmerso en la formación de un movimiento de la historieta peruana como uno de sus protagonistas. Inicialmente fui un distribuidor mayorista y de venta puerta a puerta pero a comienzos de este siglo consideré necesario tener mi propia boca de salida, mi librería, y pensando en el nombre recordé que siempre he tenido problemas en Aduanas con mis importaciones por que califican a lo que traigo como "libros no culturales" y me imponen el pago del IGV. El nombre de Contracultura se debe a que vendo libros que el estado peruano considera "no culturales" y por oposición no vendo libros que el estado si considera "culturales" como de autoayuda, esotéricos, etc. y que, por supuesto, sí están exonerados del IGV .

Eres el representante en el Perú de las publicaciones del editor argentino Javier Doeyo ¿Cómo se produce este vínculo con Doeyo?

A Javier lo conocí a fines de los noventa y desde el primer momento simpatizamos, más por su generosidad sin duda porque somos opuestos en casi todo. El es extrovertido, entrador, un porteño típico. Un loco que camina por las paredes pero con el que compartimos el amor por las historietas y la decisión de hacer un trabajo serio y profesional. Yo he aprendido mucho de él porque su generosidad lo lleva a transmitirme sus experiencias que me sirven de mucho a mí ahora que estoy organizando mi proyecto editorial. El es un amigo que me ha ayudado muchísimo con sus contactos en la Argentina, tanto editoriales como con autores a los que invitamos para las Ferias de libros.

¿Cuáles son las principales dificultades con que se enfrenta un editor de historietas en el Perú para desarrollar su labor editorial?

Son muchas pero el contexto yo lo veo favorable. El Perú está creciendo, aunque desigual pero está creciendo, y eso permite la gran posibilidad de crear un mercado para la historieta peruana y mundial. De otro lado contamos con un movimiento historietístico en crecimiento. Tal vez la principal limitación está en la falta de profesionalización de los guionistas y dibujantes pero eso es comprensible porque aquí no hay una industria de la historieta. Esa industria hay que crearla y creo que poco a poco esa tarea se está cumpliendo. De la mano tienen que ir las otras variables que además de las duplas guionistas-dibujantes son crear espacios de ventas de las historietas peruanas así como su promoción y consumo. En el Perú faltan librerías pero también comiquerías o espacios de comics dentro de las librerías. Pero, repito, creo que las condiciones favorables permitirán superar esas dificultades.

Con el sello de Ediciones Contracultura conseguiste publicar un libro de humor gráfico de un artista con el prestigio internacional de Langer. Nárranos la historia secreta detrás de esta importante edición.

Mis primeras ediciones datan de fines de los 90. Conocí a Jesús Cossio y le propuse editar un libro contra el sistema educativo peruano. El, junto a dos de sus amigos, me presentó "Entre cuadernos y barrotes" que publiqué junto a "Graffitti en Lima" Me fue muy bien pero no continúe esa labor por que se produjo un cambio en mi vida que alteró todos mis planes. A comienzos de este siglo fundo mi librería y allí nuevamente se presenta la necesidad de continuar mi proyecto editorial. Cuando le estaba dando vueltas a eso conozco a Langer cuando vino a Lima para un evento que coordino otro gran amigo, Oscar Malca, me gustó mucho su trabajo, converse con él y quedo flotando la idea de publicar su serie clase media que me parece sensacional. Como viajo todos los años a Buenos Aires para la feria del Libro lo visitaba y conversábamos.

Cuando decido refundar la editorial con el sello Contracultura siempre tuve claro que mi objetivo era convertirme en la Ediciones De la Flor del Perú, es decir una editorial especializada en la historieta peruana, pero tenía que salir con bulla, con fuegos artificiales, con cobertura periodística, y lamentablemente eso no me garantizaba ninguno de los autores peruanos que conocía, por eso se me ocurrió hablar con Langer que publica en Somos cuya lectoría llega al millón de peruanos. Además de admirar el trabajo de Langer y de ser su amigo el publicarlo me garantizaba el prestigio y la cobertura periodística que necesitaba. El libro salió lindísimo, tiene la carátula que más me gusta de todo lo publicado hasta hoy y él, que vino de Buenos Aires a presentar el libro, se portó maravillosamente prodigándose en entrevistas y encuentros con todos los aficionados a la historieta.

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