Los recomendados: “Pollo con ciruelas”, de Marjane Satrapi

Por Gabriel Zárate

“Fumar te mata, pero la vida te mata”: Marjane Satrapi

Pollo con ciruelas: Editado por L’Association (Francia) el 2003, con guión y dibujos de Marjane Satrapi, la mundialmente afamada historietista iraní autora de “Persepolis”y radicada en el país galo. Es su tercer título y ganador del Premio al Mejor Álbum del Festival de Angoulème el 2005 y editado en España por Norma Editorial el 2005.

Nasser es un célebre músico persa que interpreta magistralmente el Tar, un laúd iraní, pero que a raíz de una airada discusión con su insoportable y amargada esposa, ella en su desquiciada vehemencia, descargando su acumulado resentimiento contra su apático marido, rompe su amado instrumento de cuerdas, iniciándose el fatídico desmoronamiento anímico del doliente protagonista, que responde a su frágil personalidad y a una apesadumbrada historia sentimental, que arrastra en doliente y decaído silencio.

La narración está situada en Teherán durante 1958, durante el gobierno del Sha Reza Pahlevi. Se representa un Irán bajo el dominante influjo de la cultura occidental, muy anterior al fanatismo religioso de los dogmáticos Ayatolas. Época donde las mujeres, sin la obligatoriedad de portar el velo islámico, gozaban de amplias libertades individuales propias de una moderna sociedad laica. Como trasfondo político queda la frustrante amargura del recuerdo de la primavera democrática del 51, cuando el primer ministro Mosaddeq intentó nacionalizar el petróleo, acabando derrocado por la presión internacional de los intereses británicos y estadounidenses.

Está también presente durante el relato, la sofisticada tradición iraní en una cultura viva, con los versos de Omar Khayyam, el cotidiano consumo de opio, la mística sufí encarnada en la figura de los contemplativos derviches y la ensoñadora presencia de Azrael, el ángel de la muerte.

El cabizbajo temperamento melancólico y desganado, que se presenta como un endémico rasgo familiar, hace de la abúlica vida de Nasser un persistente sinsentido vivencial que sobrelleva como pesada carga, con pasiva toleración e indiferente desinterés por el futuro personal. Una apesadumbrada muerte en vida producto de un intenso y resignado dolor.

Para Nasser, su dulce e infinita melancolía afectiva es íntimamente sublimada y artísticamente transformada en nostálgico consuelo, generándole la elevada sensibilidad necesaria para ejecutar musicalmente una deleitante melodía de cuerdas que le prodigó ilustre fama y prestigioso reconocimiento en su país. Logró transformar su derrota romántica en una pírrica victoria armónica, cuya virtuosa ejecución le brindaba un lánguido y entristecido alivio. Polémicamente se plantea que las autenticas historias amatorias son aquellas imposibles de consumarse e idealizadas por una vivencial fantasía embriagadora.

Después de una febril e infructuosa búsqueda de Nasser por adquirir un Tar que pueda reemplazar a su insustituible instrumento, el relato se hilvana con una serie de capítulos donde día a día, hundido en una profunda depresión autodestructiva, Nasser rememora, envuelto en una visión fatídica, momentos cruciales de su pesarosa historia personal: el peculiar afecto preferente por su pequeña hija Farzaneh, el presunto desinterés de sus demás hijos por su padre, las conflictivas relaciones familiares con su hermano menor Abdi, el severo recuerdo de su inflexiva madre, un desdichado y amargo matrimonio desprovisto en absoluto de afecto, la conmovedora añoranza de la hermosa mujer que intensamente amó en su ingenua juventud.

La obra de Marjane Satrapi está notoriamente influenciada por “Maus”, de Art Spiegelman. En una entrevista la autora declaro: “La idea que yo tenía de los cómics antes de hacer el mío propio, era como la de todo el mundo; que leerlos era para adolescentes y niños. Pero cuando leí “Maus” pensé: ¡Oh, Dios mío, también puedes hacer eso!” (1)

La autora emplea un dibujo similar al de “Persepolis”, mínimo en el trazado de imágenes, casi vacío en su trasfondo, similar a desoladas estampas figurativas, pero crudamente eficaz en su apremiente fuerza, por la solida intensidad del color negro empleado en las viñetas, combinado con los rasgos naif de los personajes, que conjugados proporcionan a su estilo, un sello singularmente identificable. Aparte emplea con habilidad retrospecciones temporales y proyecciones ulteriores al relato narrado, donde se nos describe tanto el pasado de Nasser como el posterior futuro de su familia.

Pollo con ciruelas es estructuralmente una "novela gráfica". Es interesante apreciar como muy sutilmente, se sugiere una contemplación crítica sobre el violento cambio político y social en el mundo iraní a partir de la apabullante penetración imperialista occidental, la fundamentalista revolución religiosa islámica como su nefasta respuesta y la cruenta guerra con Irak, con su escalofriante millón de muertos. La violencia no es patrimonio de las culturas sino de hombres con mentalidades intolerantes: “Los conflictos actuales no suceden entre Este u Oeste, islamistas o cristianos; sólo fanáticos y gente normal.” (2)

En el sombrío desenlace de esta patética y enternecedora narración se insinúa la auténtica y concluyente motivación del trágico final de Nasser, quien fatalmente desconsolado, habría perdido en definitiva su endeble anhelo de existencia. El adorable alimento ensoñador de su frágil y mortecino espíritu, que descansaba precariamente en una sensible e ilusoria razón de amor, culmina destruido fortuitamente por el perverso azar, de un cruel y adverso destino inescrutable, donde, para Nasser, el precio de su virtuosismo artístico fue su tortuosa e irrealizable pasión de un agonizante amar, que es también otra forma de vivir muriendo.

(1) Entrevista de Tom Horgen. Star Tribune (2006)

(2) Entrevista de Inga Pietrusiska.Café Babel (2007)