Por Gabriel Zárate
As de Pique: Publicada en la revista Skorpio de Editorial Record entre 1977 y 1979 con guión de Ricardo Barreiro y dibujos de Juan Giménez, acaba de ser rescatado este inolvidable clásico setentero argentino por DOLMEN de España el reciente 2009.
As de Pique: Publicada en la revista Skorpio de Editorial Record entre 1977 y 1979 con guión de Ricardo Barreiro y dibujos de Juan Giménez, acaba de ser rescatado este inolvidable clásico setentero argentino por DOLMEN de España el reciente 2009.
Historieta bélica donde un colosal bombardero americano de gran envergadura, un B17 bautizado como As de Pique cuya base aérea de operaciones está situada en Inglaterra, será el pretexto que nos narre las diversas tribulaciones que deben afrontar un grupo de jóvenes pilotos en sus arriesgadas misiones aéreas, durante la segunda guerra mundial en el frente occidental, luchando contra los ejércitos alemanes del Tercer Reich.
Heredera de la tradición humanista de Héctor Germán Oesterheld, la historia renuncia explícitamente a cualquier enfoque unilateral de una visión maniquea de los grupos enfrentados en el conflicto militar y nos expone que el autentico “Mal” no es “el otro” al que se combate fieramente, sino es la desalmada guerra en sí misma, donde los hombres se encuentran atrapados sin otra alternativa que obedecer órdenes superiores, arriesgando sus vidas y matándose mutuamente: “La guerra es por definición de Ernie Pike-Oesterheld, la aventura que no tiene sentido. Porque no hay un Mal enfrente (el enemigo) sino que el Mal es la guerra misma, un error.”(1).
El piloto John Reed deambulando sobre las ruinas de Hamburgo reflexiona escuchando los ruegos de un padre que clama por desesperado auxilio para rescatar a su niña sepultada entre los escombros: “En qué clase de bestia me he convertido”. Son sus sensibles escrúpulos los que humanizan al aviador derribado y esa es la verdadera lucha singular del individuo contra una irracional guerra que acaba bestializando a los hombres: “La única victoria posible en esta batalla entonces es la interior, la que cada hombre libra dentro de sí mismo cuando entran en contradicción dos códigos: el deber y la lógica abstracta de la guerra contra el deber y la ética concreta de los sentimientos” (2)
Desde el primer capítulo queda claramente señalada la declaración de principios y la línea ideológica de los autores: “En la guerra suelen triunfar algunas naciones, pero los hombres siempre pierden”. Los reclutados son ciudadanos comunes, gente sencilla y modesta, que añoran con su pasada y domestica vida civil: la familia que extrañan, la novia que dejaron, la esposa y los hijos que temen no volver a ver, son sus reiteradas y angustiantes preocupaciones cotidianas de seres cuyo anhelo es sobrevivir.
La historieta nos describe los dolorosos dramas personales y humanos que viven los hombres durante un conflicto bélico de dimensiones infernales: La obsesión suicida por la venganza de un piloto alemán que responde a una intensa tragedia familiar. Una inglesa que recorre bares buscando aviadores ebrios pues tiene dos niños sin padre que debe alimentar. Un oficial herido y desangrándose cuyo esfuerzo está centrado en conducir su nave a la base británica para salvar a sus compañeros. Un heroico teniente alemán que lucha desesperadamente por la defensa de Dresde. Un prisionero que huye de un campo de concentración con la esperanza de alcanzar la frontera de la neutral de Suiza y que la pesadilla culmine. El constante sacrifico estéril de vidas que no alteran para nada el rumbo del conflicto armado.
Siempre perseguido por los cazas de la Luftwaffe, el bombardero As de Pique es una autentica fortaleza voladora que tiene una pavorosa razón de ser, que no es el desafío del bizarro y audaz duelo en combate sino la temible y aterradora destrucción de la demoledora carga explosiva que lleva consigo. Quizá por ello el B17 simboliza una trama narrativa que se centra en el absurdo sinsentido de la guerra. Una guerra que además se orientó salvajemente contra la indefensa población ciudadana, sin piedad alguna por los dos bandos: el inclemente bombardeo de urbes como Londres o la arrasadora demolición de la inerme Dresde. Es una descarnada época marcada por el fin de la quimérica ilusión de la modernidad que nos muestra su lado más siniestro: el sueño del avance tecnológico puesto al demoniaco servicio de la destrucción masiva: “La experiencia del siglo XX ha hecho muy problemáticas las afirmaciones de que el progreso se basa en la ciencia y la tecnología…pues depende en alto grado de un progreso moral paralelo en el hombre” (3).
En las historias abundan las descripciones pormenorizadas sobre los distintos aviones de combate y la diversa maquinaria militar, demostrando los profundos conocimientos sobre la aviación de la época referida, producto de un intenso trabajo de investigación y documentación histórica exhaustiva y detallada, todo magníficamente graficado con la maestría de Juan Giménez.
La ironía final de la narración es que la última aventura se produce a poco de concluir el catastrófico conflicto, con una bella y poética imagen de despedida, del As de Pique invicto, sobrevolando el mar sin ser derribado, enfilando rumbo al horizonte, lo que constata la idea de la guerra como la mayor irracionalidad de la humanidad, donde el alto precio de la victoria siempre lo pagan los hombres con sus vidas.
Los nostálgicos lectores se deleitaran con este relato sobre un género como el de guerra que ya se volvía obsoleto para su tiempo, pero que el talento de sus autores consiguió arrancarle su último aliento, marcando el primer trabajo destacado en la trayectoria de Juan Giménez y Ricardo Barreiro. Dúo que se reencontraría posteriormente en otros grandes comics como Ciudad o War III.
(1), (2) Juan Sasturain. El domicilio de la aventura. Colihue.1995.
(3) Francis Fukuyama. El fin de la historia y el último hombre. Planeta.1992.
(3) Francis Fukuyama. El fin de la historia y el último hombre. Planeta.1992.
Ofrecemos el prologo del propio Juan Giménez exclusivo para esta edición:
Prologo de Juan Giménez :Habían pasado un par de años desde que me reincorporara como dibujante de historietas, haciendo historias cortas, unitarias, después de 12 años dedicados a otras experiencias en el campo de la publicidad. Por lo tanto, podríamos decir que empezaba de nuevo, que estaba, nunca mejor dicho, sin saberlo, calentando motores, para un inminente despegue. Llegó por correo, como era habitual, entre otros, un guión titulado Amapola Negra firmado por un tal Ricardo Barreiro. En un principio pensé que había alguna confusión porque Amapola Negra era un título muy conocido, de una mis historietas preferidas como lector y fan incondicional del género bélico especialmente en el tema relacionado con la aviación en la Segunda Guerra Mundial (serie aquélla escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Solano López). Pero no había ninguna confusión. El guión, al parecer, trataba de emular, al menos en su idea básica, esa historia editada 20 años antes en la revista Hora Cero. Desde un principio, me di cuenta la dificultad que tendría al aceptar un proyecto como éste, especialmente por la gran cantidad de documentación que necesitaría dado que el centro de atención al igual que la antigua serie, era un bombardero, una fortaleza volante B-17 que tendría que dibujar desde todos los ángulos. Además, como es lógico, había que plasmar la ambientación de los años 40, cosa que en estos días sería bastante más fácil por la ventaja que nos da Internet donde encontramos una cantidad de información, imposible de acceder en los años 70 (aparte de contar, en la actualidad, con abundante bibliografía que trata en profundidad estos temas). La tentación superó los inconvenientes y acepté la propuesta. Podría salir adelante usando mi colección de maquetas y algunos elementales libros que al poco tiempo pude ampliar. También tuvimos en cuenta con Ricardo otro inconveniente: el tema bélico estaba fuera de moda, casi olvidado por el público en general, por lo que temíamos el rechazo que podría generar esta historia, con la guerra como fondo, por más antibelicista que intentamos que fuera. Pero afortunadamente ya en el tercer capítulo la respuesta de los lectores fue tan positiva que todas nuestras dudas se esfumaron. Casi no podíamos créelo. Nunca supe quién decidió ponerle a la serie As de Pique, cosa que estuvo bien, dado que al leer los primeros guiones definitivos, esta historia poco tuvo que ver con la anterior Amapola Negra a excepción de ser protagonizada por una B-17 y su tripulación. En lo personal As de Pique significo mi primer trabajo importante, ya que era desde el punto de vista profesional la posibilidad de que se viera mi trabajo con una continuidad periódica, y además, entre las series más destacadas de aquella época. En junio de 1977 salió publicado Había una vez un cañón, fue el primer capítulo de los 23 que siguieron hasta su finalización en el año 1979.
Juan Giménez
No he leido la historieta , pero esta nota invita a transitar por un género venido a menos. La guerra es una infamia humana donde todos pierden. pero muchos adelantos tecnológicos como la aviación y la cohetería avanzaron forzadamente en las guerras mundiales. ojalá vengaa Lima esta historieta
ResponderEliminarH Costa
Creo que AS de Pique fue lo primero que vi de Juan Gimenez, tenia algunos capitulos que fueron publicados en la revista Scorpio ( o era Escorpio?), recuerdo algunos capitulos, como el bombardeo a Dresde (Dresden), el piloto aleman albino y el capitulo final...
ResponderEliminarAh, y claro, olvide decir que era muy buena historieta.
ResponderEliminarHola Fer: La revista en que se publico As de Pique era Skorpio de Editorial Record entre 1977 y 1979. Es el primer trabajo importante en la larga carrera de Juan Giménez. Fue quizá la última gran historieta bélica que recreaba el tópico de la segunda guerra mundial.
ResponderEliminarLa mejor historieta bélica que he leido.
ResponderEliminarYo tuve oportunidad de Leer Factor Limite de Gimenez-Barreiro y q fue lo primero en leer de ellos alla por el 85 u 86.... lastima q no se encuentre facilmente en el internet
ResponderEliminarSlds